Como nadie publicaba mi poesía, convencí a Jack Kearnie, el dueño de Squeeze, un pequeño club en medio de un centro comercial, que comenzara una noche de aficionados. De esta forma, al menos podía exponer un poco mi escritura. Todos los lunes, me paraba incomodo y vulnerable detrás del micrófono en el pequeño escenario y recitaba un puñado de poemas y trozos de prosa para un escaso público. Todos los extraños personajes que solían asistir me decían que mi poesía apestaba, pero que tenía buena voz y que debería formar una banda. Yo los mandaba al diablo. Pero dentro de mí sabía que de todas formas a nadie le gusta la poesía y que su consejo era correcto, aunque sólo fuera porque nadie que hubiera entrevistado o escuchado escribía canciones con un poco de inteligencia. Siempre había soñado con hacer música porque era una parte muy importante de mi vida, pero hasta ese momento nunca había tenido la confianza ni la fe en mis habilidades para perseguir ese sueño seriamente. Todo lo que necesitaba era unas cuantas almas osadas que me acompañaran al infierno. The Kitchen Club era el epicentro del creciente ambiente industrial subterráneo de South Beach y un escondite regular mío desde que abrió ese año, ubicado dentro de un oscuro hotel poblado por prostitutas, drogadictos y vagos. Había una alberca en la parte trasera con agua sucia por ser usada como una combinación de bañera y lavadora por alcohólicos que habían orinado y defecado en sus pantalones. Solía ir al hotel el viernes por la noche, rentar un cuarto y terminar sintiéndome miserable al terminar el fin de semana, vomitando en la bañera por haber ingerido demasiadas drogas y demasiados desarmadores. Un viernes llegué al club con un amigo de la clase de teatro, Brian Tutunick. Yo iba adornado con una gabardina azul de marinero que llevaba pintado 'Jesús salva' en la espalda, medias a rayas y botas de soldado. En ese momento creía que me veía bien, pero ahora que lo recuerdo me veía como un idiota. (¿'Jesus salva'?) Cuando entramos, notamos a un tipo rubio recargado contra un pilar con un corte de pelo a la Flock of Seagulls sobre su rostro. Estaba fumando un cigarrillo y riendo. Pensé que se reía de mí, pero cuando pasé a su lado ni siquiera volvió la cabeza. Tan sólo observaba el espacio, riendo como un desquiciado. Mientras la versión de Laibach de Life is Life salía del sistema de sonido, noté a una chica de cabello negro y senos grandes (los cuales, cuando pertenecían a una chica gótica como ella, llamábamos bizcochos de Drácula). Gritando por encima de la música, le expliqué que tenía un cuarto y traté de convencerla de subir conmigo. Pero por nonagésimo novena vez ese verano, fui rechazado por que ella había venido con pareja, la cual resultó ser el chico risueño. Ella me llevó hasta su pilar, y yo le pregunté de que se reía. Su respuesta llegó en la forma de un tratado sobre las maneras adecuadas de cometer suicidio, el cual incluía detalles esenciales como el ángulo exacto en que debes sostener el arma y que tipo de munición usar. Todo el tiempo tenía una extraña manera de reírse de todo lo que decía. Tan sólo comenzaba a reír, y dentro de la risa repetía lo mismo que acababa de decir hace un momento, una palabra como 'calibre doce' o 'corteza cerebral', para que ambos, tú y él, supieran que era tan gracioso. Su nombre era Stephen, pero, explicó en el discurso siguiente, si alguien lo llamaba Steve, se molestaba. Si alguien escribía su nombre con 'v' en vez de 'ph', también se molestaba. El tema de los nombres no cambió hasta que Stigmata de Ministry comenzó a tocar y los góticos y pseudopunks dejaron de bailar y comenzaron el slam. Gran parte de la conmoción fue causada por un tipo afeminado parecido a Crispin Glover con cabello morado, una minifalda y un leotardo de piel de leopardo. Eventualmente se convertiría en nuestro segundo bajista. Completamente ajeno a la actividad a su alrededor, Stephen me dijo que si me gustaba Ministry, debería escuchar a Big Black. A continuación se sumergió en un análisis detallado de la técnica del guitarrista Steve Albini, las técnicas que usaba y los tonos que producía, seguido de una disertación sobre los métodos de producción de Albini y el contenido lírico de su álbum Songs About Fucking. No tuve sexo esa noche, lo cual me molestó, aunque no era nada nuevo. Pero intercambié números telefónicos con Stephen. Él me llamó la semana siguiente y me dijo que quería hacerme un cassette de Songs About Fucking y traerme algo más en lo que él creía que yo estaría sumamente interesado. No quiso decirme que era. Tan sólo quería venir y dármelo. En vez de Big Black, me trajo una cinta de una banda llamada Rapeman, y pasó dos horas hablando sobre las raíces de ambas bandas, balanceándose hacia atrás y hacia delante autísticamente todo el tiempo. Después supe que había tenido un problema de hiperactividad de niño, el cual sus padres trataron con Ritalin. Ahora que ya no estaba bajo tratamiento, a menudo se transformaba en un borrón balbuceante que mareaba a quien lo veía. Su sorpresa misteriosa era una lata oxidada de sardinas condimentadas que había caducado en Junio de 1986. Nunca me dio una explicación para ello, y nunca llegué a una por mi cuenta tampoco. Tal vez pensó que iba a actuar como Andy Warhol y pintar un cuadro con ella. Comenzamos a pasar mucho tiempo juntos, yendo a mis lecturas de poesía y a conciertos de malas bandas de South Florida que en ese entonces pensaba que eran medio decentes. Una noche después de un concierto, regresamos a mi casa y revisamos unos poemas que yo quería convertir en canciones y algunas otras cosas que había escrito. Tenía la esperanza de que él tocara algún instrumento ya que parecía saber todo lo que había que saber sobre todo lo que fuera eléctrico, mecánico o farmacéutico. Así que le pregunté. La respuesta apareció en forma de un interminable monólogo sobre como su hermano era un músico de jazz y tocaba una gran variedad de teclados, instrumentos de viento y de percusión. Eventualmente confesó,
"puedo tocar la batería, je, je, je, la batería, je, je, batería, je, je, más o menos, je, je, más o menos, je." Pero mi visión no incluía batería. Quería formar una banda de rock que usara una caja de ritmos, lo cual parecía algo novedoso en ese entonces ya que sólo las bandas industriales, dance o hip-hop usaban cajas de ritmos. "Tan sólo compra un teclado y formaremos una banda," le dije. Stephen no formó parte de la primera encarnación del grupo. Ni tampoco la siguiente persona que encontré que me gustó. Estaba en una tienda de discos en Coral Square Mall comprando cintas de Judas Priest y Mission U.K. como regalos de cumpleaños para mi primo Chad. Un empleado bien bronceado que parecía un esqueleto exótico de medio este con un afro más grande que el de Brian May caminó hacia mí y trató de venderme álbumes de Love and Rockets. Su gafete lo identificaba como Jeordie White. Una de sus compañeras, una chica llamada Lynn, había dado sexo oral a la mayoría de la población de South Florida, excluyéndome a mí pero incluyendo a Jeordie (aunque él lo niega hasta el día de hoy). Casi un año después, Jeordie y yo formaríamos una banda llamada Mrs. Scabtree e interpretaríamos una canción sobre el legado de Lynn al ambiente musical. Se llamaba Herpes. Jeordie la cantaba vestido como Diana Ross y yo tocaba la batería usando una cacerola como asiento. Jeordie después tocaría en mi banda como Twiggy Ramirez. Pero por ahora, Jeordie era tan sólo un fenómeno amistoso con una playera de Bauhaus tratando de encontrar alguien que lo comprendiera. La siguiente vez que me encontré con Jeordie en el centro comercial, tocaba el bajo con una banda de Death Metal llamada Amboog-A-Lard. Así que ni siquiera me molesté en tratar de persuadirlo de que renunciara. Tan sólo le pregunté si me podía recomendar a un buen bajista, pero él insistió en que no había ninguno en South Florida. Y tenía razón. Terminé hablando con Brian Tutunick, mi amigo de la clase de teatro, para que tocara el bajo con nosotros. Desde el principio sabía que esto estaba mal porque él había estado hablando de formar su propia banda por algún tiempo, y no tenía intención alguna de incluirme. Él debió haber pensado que me hacía un favor al unirse a Marilyn Manson and the Spooky Kids como parte de la sección rítmica en vez de ser el líder que quería ser, pero no fue un gran favor porque era un pésimo bajista, un peluquero gordo, intento de vegetariano y devoto de Boy George, lo cual lo colocaba en la parte más baja del medidor de agresividad. Tan sólo bastaron dos shows para que lo corriéramos. Terminó formando Collapsing Lungs, una mala banda de metal con canciones como Who Put a Hole in My Rubber? Ellos pensaban que eran el regalo de Dios para South Florida, especialmente después de que firmaron un contrato con Atlantic Records. Pero yo los maldije. Ahora son el regalo de Dios para la fila de desempleados, aunque no puedo tomar todo el crédito por su caída. El ser malos músicos y sus canciones industriales sobre salvar a las tortugas tampoco ayudaron a su carrera mucho. Encontré la siguiente pieza de la banda en una fiesta. Un tonto intoxicado, cara de pay, con grasoso cabello castaño y largos brazos simiescos desparramado en el sofá junto a mí, fingiendo ser gay y hablando sobre las cortinas. Se presentó como Scott Putesky. Parecía conocer mucha información técnica sobre como hacer música y, aún mejor, tenía una grabadora de cassettes de cuatro tracks. Yo tenía un concepto pero no conocimiento musical, y me impresionó fácilmente. Scott era el primer 'músico' con el cual había tenido contacto, así que le pedí unirse a la banda y mas tarde lo rebauticé como Daisy Berkowitz. Inmediatamente probó ser un idiota cuando lo llamé el día después de la fiesta y su ruda madre me dijo con voz nasal,
"Lo siento, Scott no está aquí. Está en la cárcel." Pensé que estaba bromeando, pero resultó que había sido arrestado por conducir ebrio en el camino a casa. Scott había estado en muchas bandas locales de rock y new wave, y casi todos con quienes había trabajado querían matarlo porque era muy pretencioso y se había convencido a sí mismo de que era mucho más talentoso de lo que era en realidad. Algunas personas hablan mejor de lo que tocan, pero Scott no era bueno en ninguna de las dos cosas. Siempre sabía exactamente que hacer para molestar a la gente. Solía decir a las chicas,
"Te ves grandiosa de la cintura para abajo," y pensaba que era un cumplido. Yo habría actuado usando mi nombre real, pero necesitaba una identidad secreta para poder escribir sobre mi música en 25th Parallel. Así que cuidadosamente escogí un pseudónimo, un sobrenombre con una aureola mágica como hocus-pocus o abracadabra. Las palabras Marilyn Manson parecían un símbolo apto para la América moderna, y desde el momento en que lo escribí por primera vez supe que eso era lo que quería ser. Todos los hipócritas en mi vida desde Ms. Price hasta Mary Beth Kroger me habían ayudado a darme cuenta de que todos tienen un lado bueno y uno malo, y que ninguno puede existir sin el otro. Recuerdo haber leído Paradise Lost en preparatoria y haber sido golpeado por el hecho de que después de que Satanás y sus ángeles compañeros se rebelaron contra el Cielo, Dios reaccionó a esa ofensa creando al hombre para poder tener una criatura menos poderosa que lo acompañara. En otras palabras, al menos en la opinión de John Milton, la existencia del hombre no sólo es resultado de la benevolencia de Dios sino también de la maldad de Satanás. Como animal bípedo, el hombre por naturaleza (llámenlo instinto o pecado original) gravita hacia su lado malo, lo cual puede ser una de las razones por las que la gente siempre me pregunta sobre la parte más oscura de mi nombre pero nunca sobre Marilyn Monroe. Aunque permanece como un símbolo de belleza y glamour, Marilyn Monroe tenía un lado malo al igual que Charles Manson tenía un lado bueno e inteligente. El balance entre bien y mal, y las elecciones que hacemos entre ambos, son probablemente los aspectos más importantes que forman nuestra personalidad y la humanidad. Podría explicar más, pero todo está en Internet (intenten con el grupo noticioso alt.life's-only-worth-living-if-you-can-post-it-online-later). Todo lo que agregaré es que el primer artículo sobre Marilyn Manson fue escrito por Brian Warner. Y el malinterpretó completamente lo que yo intentaba hacer. En ese entonces, Charles Manson había sido resucitado en los noticieros. En la preparatoria había comprado su álbum Lie, en el cual cantaba extrañas y casi cómicas canciones como Garbage Dump y Mechanical Man, la cual incorporé a uno de mis propios poemas, My Monkey.
"I had a little monkey/ I sent him to the country and I fed him on gingerbread/ along came a choo-choo, knocked my monkey coo-coo/ and now my monkey's dead/ at least he looks that way, but then again don't we all?/ what I make is what I am, I can't be forever." Mechanical Man fue el comienzo de mi identificación con Manson. Él era un filósofo dotado, intelectualmente más poderoso que aquellos quienes lo condenaron. Pero al mismo tiempo, su inteligencia (tal vez aún más que las acciones que hizo a otros efectuar por él) lo hizo parecer excéntrico y loco, porque los extremos, ya sea malo o bueno, no encajan en la definición que tiene la sociedad de normalidad. Aunque Mechanical Man era una canción de cuna en la superficie, también era una metáfora para el Sida, la última manifestación del viejo hábito del hombre de destruirse a si mismo usando su propia ignorancia, ya sea a través de la ciencia, la religión, el sexo o las drogas. Después de que convertimos cuatro o cinco de mis poemas e ideas en canciones, sentimos que estábamos listos para que South Florida viera nuestros feos rostros, los cuales cubrimos estratégicamente con maquillaje. Desafortunadamente Stephen aún no había comprado su teclado, así que encontramos a un nerd cara de acné llamado Perry para que llenara el hueco. Otro problema era que entre las muchas neurosis que la escuela cristiana me había implantado se encontraba escalofriante pánico escénico. En cuarto grado, el maestro de drama me escogió para representar a Jesús en una obra escolar. Para la escena de la crucifixión, quería que usara un taparrabo. Olvidando la crueldad de la que son capaces los niños, tomé una gastada toalla de mi padre y la usé sin ropa interior. Después de morir en la cruz, caminé hacia atrás del escenario, donde varios chicos mayores me arrancaron la toalla, comenzaron a darme latigazos con ella, y me persiguieron por toda la sala. Era la clásica pesadilla preadolescente cobrando vida: corriendo desnudo por un pasillo frente a todas las chicas que te gustan y todos los chicos que te odian. Extrañamente, superé mi miedo de exponerme en el escenario, pero nunca superé mi resentimiento contra Jesús por haberme traumado. Nuestro primer show fue en Churchill's Hideaway en Miami. Veinte personas asistieron, aunque ahora que somos famosos al menos veintiuna dicen haber estado ahí. Brian el peluquero gordo (rebautizado de acuerdo a nuestra combinación de estrella-asesino serial como Olivia Newton Bundy) tocó el bajo; Perry el cara de acné (quien se rebautizó a sí mismo como Zsa Zsa Speck) tocó los teclados; y Scott el fascista dueño de la grabadora de cuatro tracks (Daisy Berkowitz) tocó la guitarra. Usamos la caja de ritmos Yamaha RX-8 de Scott (la cual, como Scott, nos dejaría un día, aunque de la caja de ritmos nunca más se volvió a oír). Siendo demasiado literal, usé una playera de Marilyn Monroe, pero le añadí una swástica al estilo Manson sobre la frente. Pequeñas gotas de sangre traspasaron la playera, manchando el ojo izquierdo de Marilyn, resultado de haberme hecho remover recientemente un lunar potencialmente canceroso de debajo de mi pezón en el mismo punto en que Jesús fue herido por la lanza. Aunque el doctor me advirtió que no tocara el área alrededor de la incisión, tan pronto como regresé a casa me estiré la piel tan fuerte como pude.
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Larga y Dura Huida del Infierno
Teen FictionDe los escenarios a la cárcel, de los estudios de grabación a las salas de urgencias de los hospitales, del pozo de la desesperación a los primeros puestos de las listas musicales. Larga y Dura Huida del Infierno es la crónica del descenso de Manson...