16. Buena chica

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-¿Quieres quedarte a dormir?- Dice de repente. Mi corazón explota en ese momento. ¿Dormir? ¿Juntas? Oh dios mío. Mis manos tiemblan como un flan y a duras penas consigo que no se me caiga el plato de las manos. Se me resbala un poco y ella lo agarra con una mano.

-S-Si.- Digo nerviosa.- Si quiero.

Acabamos de colocar los platos y me fijo en que Alessa ha encendido las bombillas de la luz cuando no me he dado cuenta. Fuera está muy oscuro.

-¿Qué voy a usar de pijama?

-Tengo una camiseta muy cómoda, te va a quedar enorme pero es muy suave ya lo veras.

Se acerca al armario empotrado y saca un par de camisetas. Una blanca para mí y una negra desgastada con un par de cuernos de diablo y un tridente blanco para ella.

Me da un pequeño beso en la frente y sale de la habitación. Rápidamente me cambio y me cepillo los dientes con el cepillo que me ha dado Alessa.

Respiro su aroma, huele a menta y un poquito a vainilla. Su camiseta me queda como un pequeño vestido, y el cuello, completamente cedido, deja uno de mis hombros al descubierto. No importa cuántas veces lo suba, vuelve a caer.

Tocan la puerta dos veces.

-¿Si?- Digo nerviosa. Ella abre la puerta y me sonríe.- Estas preciosa. Esa camiseta te queda genial.

-Gracias, es muy cómoda. A ti también te queda genial.- ¿Genial? Le queda tan bien que me ha robado el aliento. La camiseta negra le queda un poco larga pero lo justo como para que no se le vea nada. Tiene el cuello en forma de V y un escote que muestra un poco de sus pechos. A demás abraza sus curvas perfectamente.

-Tienes mantas aquí y si quieres puedes abrir la ventana. El tragaluz tiene pequeños agujeros para que pase el aire pero no el agua.

-Vale, me suele gustar abrirla un poco.

Dejamos la ventana un poco abierta y yo noto como me sonrojo un poco. Ella se acerca a mi y me sienta en la cama.

-Túmbate, voy a arroparte.- Dice. Extrañada y nerviosa, dejo que me coloque bien las mantas. Se sienta en el borde de la cama y me da un tierno beso en los labios.

- Buenas noches.

-Buenas noches.- Digo y le devuelvo el beso. Noto como sonríe contra mis labios. Se incorpora un poco y me mira con ternura. Me acaricia el pelo y deposita un beso en mi frente.

-Que descanses.- Dice abriendo la puerta y apagando la luz.

- ¿A-a dónde vas?- Digo extrañada.

-Tengo que hacer papeles y comprobar informes. También revisar como van los proyectos y encargarme de los problemas y... Bueno, muchas cosas. No quiero molestarte cuando venga así que dormiré en el sofá.

-¿En el sofá? Pero esta es tu cama. Tu deberías usarla, no yo.

-Tú eres la invitada. A demás ya he dormido antes en el sofá y es muy cómodo.

-Espera, ¿mañana hay clase verdad?

-Si ¿por qué?- Frunce el ceño.

- ¿No te tendrías que acostarte pronto?

- Muchos días voy a clase sin haber dormido nada.

-¿Nada?

-Nada.

-¿Por qué?

-Mucho trabajo supongo, pero no te preocupes ya estoy acostumbrada. Tu descansa.- Se queda en silencio antes de cerrar del todo la puerta.- Tenerte aquí... Es... Muy importante para mí y... Bueno. Me das fuerzas para seguir adelante. Que descanses.- Oigo como cierra la puerta.

¡Ámame como yo te amo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora