26. Silvia

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-Hay algo que deberías saber.- Mark mira al suelo y se pasa la mano por el pelo, nervioso.

-¿El qué?

-Silvia.- Dice levantando la vista.

-¿La cabeza de la tercera familia?

-SI, ella. Desde que montamos todo esto esta am... Bueno, está detrás de Alessa.

-¿Qué?- Digo casi gritando.

-Pero ella la ignora siempre y la ha rechazado varias veces, solo creí que deberías saberlo.

-Gracias, Mark.- Digo levantándome.- ¿Puedes llevarme con Alessa?- El sonríe.

-Claro, sígueme.- El pasillo es enorme. No sé que será, ¿quizás un edificio abandonado? Pero no lo parece, está muy bien cuidado y tratado. Hay algunas plantas pero ningún cuadro. Hay pocas cosas, pero pensándolo bien tiene sentido. Si hubiera un ataque y habría que evacuar así sería mucho más rápido.

Mark abre una puerta y me muestra a Alessa y a la chica hablando.

-Pero bueno, ¿Qué haces levantada?- Me dice la chica cuando me ve.

-Está bien, tiene que comer así que puede quedarse levantada un poco más.- Alessa me sienta y me pone el manjar enfrente. Ahora sí que tengo hambre así que como mientras Alessa me observa.

-Guau que apetito.- Dice la chica. La puerta de la cocina se vuelve a abrir y Mark tose un poco. Entra una diosa, una mujer rubia. Alta pero no más que Alessa, con unas piernas interminables y unas curvas de pecado. Sus pechos sobresalen de su escote y son... son... grandes, muy grandes. Miro hacia abajo, no se acercan a los suyos.

-Alessa.- Dice y le agarra del brazo que se hunde entre sus gigantes pechos. Siento una oleada de calor, ¿Qué se supone que está haciendo?

-Hola a ti también, Silvia.- Dice Mark mirándome fijamente. ¿Silvia? ¿Esta es Silvia? ¡Mierda! Tendrá los pechos más grandes de la historia pero no va a llevarse a mi Alessa.

Ella la ignora y mira hacia el techo mientras suspira.

-¿Qué quieres Silvia?

-Oh, vamos te he dicho muchas veces que puedes llamarme Silvi.- Dice moviendo su cuerpo sugerentemente. Muerdo y trago con fuerza.- Claro que también puedes llamarme...- Se pone de puntillas y le susurra al oído. No aguanto más, es hora de marcar mi territorio. Cojo un poco de tortitas con helado y me acerco a Alessa con la cara más inocente que tengo.

-Di aaa...- Alessa abre la boca pero creo que es por el asombro. Le meto la cuchara en la boca, Silvia bufa.

-A Alessa le gusta con nutella, novata.- Dice mientras se acerca aun más a ella y juega con su pelo.

¿Novata? ¡¿Novata?! ¿Qué demonios haces con su pelo? ¡Zorra, zorra, zorra! Mi monstruo interior empieza a gritarle cosas indecentes que me gustaría gritarle ahora mismo. Pero Alessa juega a mi favor.

-¿Me das más?- Dice mientras me mira con ojos divertidos, de un tirón se aleja de Silvia y se sienta en una silla y a mí en su regazo. Puedo ver el pelo perfectamente planchado de Silvia encresparse por su furia, Alessa coge la cuchara y tras llenarla me la da a la boca. ¡Toma beso indirecto doña curvas!

Ella no se inmuta, pero cuando Alessa se acerca y pone sus labios sobre los míos su cara se contrae. Ella gira la cabeza y sale del lugar contoneándose.

-Vale, eso ha sido asqueroso pero os lo perdono por la cara de Silvia.- Dice la chica.

-Dios ha sido genial, creía que se le iban a salir los ojos de tanto abrirlos.- Dice Mark.

¡Ámame como yo te amo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora