31. Oponente

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No puedo evitar que unas pocas lagrimas caigan sobre la hoja del cuchillo y cuando me doy cuenta de lo que está debajo escrito me desmorono completamente. Te amo, pequeña.

Casi media hora después salgo de la casa con los ojos completamente irritados de tanto llorar. Puedo oler su esencia en la ropa que le he cogido y eso me ayuda a estar más determinada. Voy a sacarla de ahí.

Arranco el motor y me dirijo hacia las coordenadas. Cuando me estoy acercando al centro me encuentro con un barranco y desde el puedo ver unas instalaciones enormes que de no haberme fijado no habría notado. Se camuflan perfectamente con los arboles. No parece que haya nadie pero prefiero esperar para observar.


A la noche

He ocultado el coche y he encontrado un camino para bajar a las instalaciones. También me he dado cuenta de que meten a niños pequeños hay dentro, solo pasan unas horas hasta que viene otro coche con otro menor. No parece que ninguno tenga más de cinco años. Se me revuelven las tripas, los que los traen tienen más o menos mi edad y no parecen soldados. ¿Los estarán amenazando? No puedo saberlo.

Veo cámaras en los arboles y vuelvo a darle vueltas a mi gran problema. ¿Cómo se supone que voy a entrar? Media hora después me doy cuenta de que voy a necesitar un milagro para que no me pillen, si no son las cámaras será el guardia que está detrás de la puerta, lo he visto cada vez que traían a un niño nuevo. De repente como si algún dios me hubiera escuchado todas las luces se apagan. ¿Un apagón? Perfecto.

Cuando todo se apaga, el guardia sale y se queda mirando la vaya donde supongo que estará su mini fabrica de electricidad. Sin pensármelo corro y consigo agarrar la puerta antes de que se cierre del todo. Me deslizo dentro. Las luces blancas me ciegan por un momento, hasta que recuerdo donde estoy. Si la luz a vuelto el guardia lo hará también. Avanzo por el pasillo impoluto. Puedo girar a la derecha o a la izquierda, cuando oigo la puerta detrás de mí abrirse giro a la derecha sin pensarlo dos veces.

Llego a otro enorme pasillo, oigo los pasos del guardia. El corazón me late a mil por hora así que corro por el pasillo hasta la puerta. Descubro que es una especie de vestuario, casi vomito cuando veo a una chica de mi edad tirado en el suelo y una cuchilla en su mano. Tiene la ropa blanca pero manchada en el estomago, donde está su muñeca ensangrentada. Se ha suicidado. Respiro agitadamente y oigo pasos.

-¿Dónde ha ido?- Oigo decir a una mujer.

-Todo a la derecha.

¡Viene hacia aquí! ¡Viene hacia aquí! En un acto desesperado le quito la ropa blanca y me la pongo, le pongo a ella la ropa que yo traía y agarro la cuchilla de su mano.

-Inesperado.- Dice la mujer desde la puerta, me tenso al verla.- No esperaba que te lo tomaras en serio.

Parece que aprueba de alguna manera la idea de que yo lo haya matado. Casi parece... feliz. Noto una arcada. Estoy tan aterrada y despistada que no recuerdo el teléfono que mantengo contra mi estomago hasta que se me cae.

Camina hacia mí y me toca el hombro, un dolor me traspasa por todo el cuerpo haciéndome abrir la boca de dolor pero sin dejarme gritar. Noto como si millones de agujas se clavaran cada vez más profundo en cada célula de mi cuerpo. Quita su mano y caigo al suelo, tiene algo en la mano pero no distingo el que.

-No debiste haberlo hecho.- Dice pisando y rompiendo el teléfono.- Ahora vas al piso inferior.

Sin decirme nada más me levanta y me agarra del pelo, me saca de la habitación mientras me estira del pelo. Lucho contra el ataque de pánico que se apodera de mí. Me han cogido, no hay nadie que sepa que estoy aquí, Ana, Joshua y Mark creerán que he sido yo quien ha entregado a Alessa y si a alguien se le ocurre buscar ADN en la ropa de la chica muerta encontraran el de Alessa y el mío. ¡Joder, no he podido cagarla más!

La científica me mete en el ascensor donde las baldosas son aun mas frías contra mis pies desnudos. Me pone una pulsera que aprieta. La activa y una luz azul se enciende, noto un pinchazo en la muñeca, cuando se introduce en mí la luz se vuelve verde. Miro los botones del ascensor. Hay diez pisos, si hay tres en la superficie los restantes siete están bajo tierra. Nos bajamos en el sexto empezando desde arriba y nada más bajar la luz vuelve a desaparecer. Como si estuvieran acostumbrados, todos continúan con su trabajo ignorando el apagón.

La científica me pone frente a un hombre que está hablando con otros científicos y le habla en otro idioma. Los ojos del hombre se iluminan y las personas con las que hablaba se alejan rápidamente al verme.

-Interesante... Podría tener posibilidades.

El hombre se gira y la científica me pone una mano en el hombro, noto como varios puntos fríos se colocan en mi espalda. Soldados, me apuntan con sus armas para que no ataque al hombre que tengo delante. Supongo que la científica me está dando un mensaje de "ni lo intentes". Bajamos otros dos niveles.

-Ahora eres BZ15. – Dice el hombre.- Prepárate, sales en un par de horas.

Me empujan dentro de una celda cuadrada, los cristales son completamente transparentes pero gruesos. Me fijo en que la sala entera está llena de celdas transparentes con chicos y chicas de diferentes edades. Todos parecen haber visto demasiado. Me miran fijamente, algunos con atención, otros con pánico. Miro frenéticamente pero no veo a Alessa.

-¿Qué...?- Me callo cuando una descarga aun mayor atraviesa mi cuerpo. Esta vez dura un minuto entero. Cuando caigo veo como la pulsera esta azul, es decir, que me han inyectado algo.

-Sin preguntas.- Dice la mujer antes de cerrar la puerta, al mismo tiempo que mis ojos se cierran.

Un fuerte golpe me saca de la inconsciencia. Un soldado apunta con la culata de su arma hacia mi cara.

-¿Quieres otro?

Niego con la cabeza rápidamente.

-Pues levanta zorra.

Me levanto torpemente. El soldado me clava su arma en la espalda y me obliga a caminar. Me lleva a la novena planta, casi la última. De nuevo miro a todas partes pero no la veo. Un pequeño ataque de pánico me recorre. ¿Y si no está aquí? ¿Y si la tienen en otro edificio? Me he precipitado al venir aquí, sola y sin experiencia. ¿Qué pensaba que podía hacer?

Me empuja dentro de otro recinto cerrado. El suelo está lleno de arena y hay cámaras en cada esquina superior de la habitación. Hay una chica más mayor que yo en el otro extremo, se levanta cuando me ve llegar. Su postura es extraña...

Mira la sangre de mi camiseta y me grita como si fuera un animal. Retrocedo instintivamente, algo me empuja y caigo de bruces en el suelo, llenándome la boca de arena. La otra chica camino de un lado a otro sin dejar de mirarme, su respiración está alterada y sus ojos desorbitados.

-Lo estaremos valorando desde ahí.- Dice el hombre señalando un punto exacto por el que se ve el pasillo. Las paredes de este lugar son también transparentes.- Ahora, luchad.

¿Qué? ¿Luchar? Cuando se cierra la puerta la otra chica corre hacia mí, antes de que me haya levantado me pisa la cabeza tres veces, después me deja levantarme y me da una patada en el pecho, me golpea contra la pared y me da tres puñetazos seguidos y duros como el acero. Mi cabeza da vueltas y mis rodillas tiemblan. Caigo al suelo de rodillas, siento que mi cabeza va a explotar y toda mi cara esta dolorida. Noto como algo cálido se desliza por mi nariz y noto un sabor metálico en la boca.

Levanto la vista para ver como ella salta y agarra una cámara, la arranca y destroza en un momento, saca una lente de cristal y la muerde con los dientes para partirla. Escupe la mitad del pedazo, esta ensangrentado y por la comisura de su boca se desliza sangre brillante. Ella no parece inmutarse y corre hacia mí con el cristal en alto y gritando. Levanto los brazos para protegerme la cara y les grito a mis pies que se muevan, pero ni siquiera se mueven solo tiemblan. Siento como mi corazón está a punto de explotar.

Oigo y noto como el cristal detrás de mí se rompe y otro grito mil vecesmás amenazador y animal llena el silencio. La chica frente a mi palidece y sucara se convierte en una mueca de puro terror. Suelta en cristal y se tira alsuelo sujetándose la cabeza, muerta de miedo y convulsionándose.

Todo ocurre enuna décima de segundo.

¡Ámame como yo te amo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora