40. ¡Sorpresa!

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-¡Sí! ¡Lo sabia! ¡Eres un genio!- Grita y me besa en medio del pasillo lleno de gente. Oigo como a más de uno se le caen los libros de las manos. Todos me vitorean y le dan el dinero a Alessa, ella rápidamente me lleva al coche.

-Hey, ¿a dónde vais?- Pregunta Vero.

-A celebrarlo con vuestro dinero.- Dice Alessa antes de arrancar el coche.- Dile a tu madre que no te espere despierta.- Me dice a mí. Dios como amo a esta chica.


Horas después

-Un hotel...- Digo mirando todos los lujos del hotel más caro de la ciudad. El enorme baño, el champan y el vino que nos hemos tomado, la gran lámpara de araña, las paredes empapeladas... La cama en la que estamos...- ¿Cuánto te ha costado una noche?- Le acaricio el pecho y rodeo una de sus piernas con la mía.

-Tu felicidad.- Dice acariciándome la punta de la nariz.- Suficiente para mí.- Dice besándome.

Sonrió. Esto... es como si no fuera real.

-Así que... Dentro de poco es tu cumpleaños, ¿eh? ¿Cuándo ibas a decírmelo, pequeña revoltosa?- Me hace cosquillas con la mano que tiene en mi cintura, obligándome a moverme. Acabo debajo de ella, con sus manos a ambos lados de mi cara.

-Iba a decírtelo...- Digo acariciando el mechón de su pelo que le cae por los hombros e intentando ocultar mi sonrisa.

-Aja...- Dice ella acercándose a mi.- Si, claro.- Dice haciéndome cosquillas de nuevo. Me besa con ganas, explorando mi boca.

-¿Otra vez?- Digo mirándola de reojo y levantando una ceja.- Eres insaciable.- Digo agarrándola del cuello y trayéndola hacia mí.- Y eso me encanta.

Revolvemos toda la cama (otra vez) y le enredo el pelo con mis manos como me gusta hacer.

-Tengo una gran sorpresa para ti por tu cumpleaños.- Me dice en la oreja.

-¿Qu...? ¡Aaah!- Gimo cuando entra en mi de nuevo. Quiero preguntarle, pero se me olvida por completo y centro toda mi atención en Alessa y en lo que me está haciendo sentir.


Días después

Noto algo que baja por mi cuello, pasa entre mis pechos y se desliza por mi estomago. Abro un poco los ojos para encontrarme con unos color plata en mi estomago.

-Buenos días.- Le digo sonriendo, ella se levanta un poco y avanza entre mis piernas, hasta que esta sobre mí. Desnuda y hermosa como una diosa. Clava sus ojos en los míos, son tan intensos que me dejan sin aliento.

-Buenos días.

No es la primera vez que Alessa se queda a dormir en mi casa... Estando mi madre. Nos hemos vuelto un poco atrevidas últimamente. Miro el reloj.

-Es más tarde que de costumbre.

-Sí, tu madre hoy no te ha despertado cuando ha ido a desayunar. Qué raro...- Dice frunciendo el ceño. No es raro, hoy es un día especial. No lo habrá... Olvidado. ¿Verdad?- De todas formas puedo oler el café, y es lo último que hace así que vendrá pronto.

Se levanta y se viste en un abrir y cerrar de ojos. Se limpia los dientes junto a mí y abre la ventana.

-Aun no me acostumbro a que salgas por la ventana... Es tan... No sé. De película.- Digo sonriendo.- ¿Te veré hoy?

-Por supuesto.- Dice besándome.- Yo te llamo.

-Vale.- Digo y veo como salta y desaparece. Es increíble que ningún vecino la haya visto todavía... No quiero ni pensar en la que se armaría.

¡Ámame como yo te amo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora