¡Ámame como yo te amo!

17. Inesperado

-Te quiero.- Digo en un susurro a la vez que abrazo su cuerpo. Noto como respira.

-Yo también te quiero Sara. Te amo tanto... Me haces muy feliz.- Noto como me besa en la frente y poco a poco me voy quedando dormida. Quería contestarle pero rápidamente me quedo inconsciente.

Al día siguiente

Abro poco a poco los ojos, me siento como una persona nueva. Noto una mano en mi cintura y mi cabeza sube y baja lentamente con la respiración de Alessa. Mi cabeza descansa en su pecho izquierdo, tengo una mano en su estomago y los pies enrollados en su pierna izquierda. Inclino la cabeza hacia arriba para poder verla mejor.

Tiene el pelo completamente alborotado. Ayer se lo alborote tantas veces... Sonrió al recordarlo. Realmente adoro enredar las manos en ese precioso y suave pelo negro. Tiene unas pequeñas ojeras que apenas se notan en su blanca piel. Respira pausadamente, yo suspiro al admirarla. Acomodo mi cabeza de nuevo en su pecho y cierro los ojos.

Siento como alguien me acaricia la cintura, dibujando pequeños círculos en mi piel.

-Hmmm...- Muevo el hombro un poco mientas vuelvo a acomodar la cabeza en su cuerpo. Alguien ríe un poco. Acaricia mi mejilla mientras la otra deja de hacer movimientos circulares.

-Despierta –Susurra lentamente cerca de mi oído. Noto como me coloca el pelo detrás de la oreja y me besa la frente y la punta de la nariz.- Sara – Vuelve a decir acariciando esta vez mis labios con los suyos.- Vamos pequeña, despierta.

Vuelve a acariciar mis labios mientras habla y yo aprovecho para morderle un poco el labio inferior. Noto como sonríe.

-Buenos días.- Dice sonriéndome.

-Buenos días.- Le contesto sin perder de vista sus labios, me acerco un poco y ella sonríe notando lo que quiero. Pone una mano detrás de mi oreja para acercarme y me besa. Me acerco a ella, subiendo un poco. Pongo la mano en su hombro mientras nuestras lenguas se conocen, ella lame mi labio y yo clavo las uñas en su hombro. Gime y una música empieza a sonar. Sorprendida, me alejo un poco de ella.

-Maldita sea.- Dice mientras se estira y apaga el despertador.- ¿Dejaran de interrumpirnos?- Se incorpora y yo le doy un pequeño beso.

-No lo creo.- Me levanto pero ella me atrapa con la manta y caemos a la cama entre risas. Se levanta y coge algo de ropa.

-Voy a ducharme arriba, tu usa este baño.- Asiento aun en la cama. Oigo como sube, una sonrisa tonta decora mi cara y me tiro a la cama con las manos estiradas. Inhalo, respirado su olor.

No tardo en ducharme y me siento especial al utilizar su mismo champú y su mismo gel. Entonces me doy cuenta, ¿Qué voy a ponerme? Me acerco a su armario y me pongo su ropa interior ya que la mía esta... Bueno. No la puedo usar. Hoy es un día frio así que cojo una falda negra y una camiseta de tirantes gris. También cojo unas botas de combate grises y subo las escaleras. Está cocinando algo, cuando nota que me acerco se gira. Parpadea varias veces.

-¿Tenemos que ir a clase obligatoriamente?- Dice y casi parece una súplica. Observa de arriba abajo, tomándose su tiempo en mi falda.

-Tengo un examen.

-Maldigo todos los exámenes de este mundo.

Ella tiene el pelo húmedo y viste unos vaqueros rotos, una camiseta gris y una camisa negra. Sonrió.

-Vamos a juego.- Digo, ella sonríe al darse cuenta.

-Me gusta cómo te queda.

-¿Eh?