Capítulo 7. "Eso no es gratis para mí"

113 10 1
                                    

»¿A qué se refería? «preguntó en sus pensamientos.

No había dejado en pensar lo que había dicho la castaña, y también le preocupó que el ambiente dentro del auto era incómodo. Por lo menos para él, quería crear una conversación pero se retractaba cuando abría su boca.

—Piensas demasiado —le dijo la castaña, giró un nanosegundo su cabeza.

—¿Yo?

—No, claro que no —su tono era sarcástico—. Claro que tú, estúpido.

Se rió— No pienso demasiado —le contestó con una sonrisa en el rostro.

—Como sea —la castaña chasqueo su lengua.

Jorge carraspeo un poco, llamando su atención— ¿Me dirás como te llamas?

—Algún día.

El auto se detuvo bruscamente, haciendo gritar a la castaña. Jorge la miró incrédulo, esto era el colmo para él.

—Casi nos matas —dijo la castaña— ¡¿Acaso no sabes manejar?! ¡Eres muy estúpido!

—Estoy siendo amable contigo y ni siquiera me saludas, o me dejas de insultar y...¿No me dirás tu nombre? —su ceño estaba funcido— es muy desconsiderado de tu parte.

—No te he pedido tu amabilidad —le contestó la castaña—, Y no te lo diré. Y tampoco me preocupa si piensas que soy desconsiderada.

—Perfecto —masculla saliendo del auto, estaba enojado.

La castaña se quedó en el auto con los brazos cruzados, no pensaba en ceder a los berrinches de Jorge. No estaba de humor, y no quería que éste arruinará más su día.

—Imbécil —dice resoplando.

Segundos después él entra al auto cerrando la puerta del conductor fuertemente, sus labios apretados en una línea. Encendió de nuevo el auto, haciendo camino hacía donde había planeado ir, no se iba a quedar de brazos cruzados.

—¿A dónde vamos?—la castaña interrumpió el incómodo silencio.

—Ya casi llegamos —le dijo casi en un resoplido.

La castaña suspiró y se acomodó en el asiento, mientras miraba el paisaje por la ventana. Se sentía un poco exhausta por los acontecimientos, incluso deseaba dormirse en ese auto que provenía del ‘idiota de al lado’ según ella. Sus brazos le dolían, su mejilla también, no sabía de dónde acumulaba la fuerza como para fingir no sentir nada.

Jorge miró por tercera vez a la castaña, había cerrado sus ojos y temía que se había quedado dormida en el auto. Sería un gran problema, no sabría si sería buena idea despertarla, menos ahora que se veía tan relajada.

—¿Es muy lejos el lugar a dónde me llevas o eres tú el que conduce como anciana? —se sintió aliviado de escucharla, incluso sonrió al notar que quería ofenderle. De nuevo.

—Llegamos...—le informó abriendo la puerta del auto.

Jorge pensó que sería buena idea llevarla al parque en donde alguna vez, se divirtió mucho con su familia. Además a estás horas, casi no habían personas, solo escuchaba el sonido de algunos pájaros. La castaña se posiciono cerca de él, observando el lugar con asombro.

—Es un lugar muy bonito —comentó ella caminando al árbol que más llamaba la atención.

Las hojas del árbol eran de color lila, era realmente hermoso, ese árbol siempre ha llamado la atención de todos. Y ahora la castaña lo miraba fascinada.

—¿A qué nadie te ha llevado a lugares así? —habló Jorge, con superioridad.

—Si, lo han hecho —le respondió la castaña.

Su ceño se frunció, había bajado su egocentrismo. En tan solo segundos, Jorge comenzaba a pensar que esa era su especialidad. Ella se sentó cerca del árbol, mirándolo con una ceja alzada.

—¿Qué? —pregunta—¿Pensaste que tú ibas a ser el único en llevarme a lugares hermoso? —ella resopló— típico de chicos como tú.

—¿Cómo, chicos como yo? —le preguntó el sentándose frente a ella.

—Olvidalo —le respondió, desviando su mirada.

—Dime —insistió.

—Los demás chicos—incluyendote— siempre utilizan a las chicas para subir más su ego —le dijo— incluso lo suben al sentirse alabados por los demás chicos por acostarte con alguien, solo por diversión.

—Yo no...

—¿No utilizas a esa chica por diversión? —le interrumpió la castaña.

—¿Beth? —Jorge río.

—Demostraste que la utilizas —la castaña se cruzó de brazos— Los chicos son unos imbéciles.

—¿Y qué hay con las chicas? —contraatacó Jorge.

—¿Qué con nosotras?

—Siempre andan de zorras...—se interrumpió, cuando la castaña lo miró mal— bueno, siempre están detrás de los hombre por sexo. Incluso se visten de una manera provocativa ¿como quieres que reaccionemos ante eso?

—Algunas no...—le dijo la castaña.

Jorge sonrió al verla dudando, era , de algún modo tierna.

—¿Por qué sonríes tanto? —inquirió ella.

—Sonreír es gratis —le respondió.

—Eso no es gratis para mí —la castaña lo dijo casi en susurró.

My Hope | JORTINI |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora