Capítulo 36."No puedo decirlo"

84 7 0
                                    

La habitación estaba oscura, pero como siempre ahí estaba la Luna tratando de alumbrar.

—Quisiera ver tu rostro —murmura Jorge.

—Sé que está demasiado dañado, te espantaras —dijo Tini en respuesta.

Jorge trató de ignorar el hecho de que su chica desconocida estaba dañada, tanto física y emocionalmente. Aún tenía sus brazos alrededor de ella, tratando de darle el mensaje que él estaba ahí.

—Cuando era pequeña, mi madre estaba conmigo cuando mi… padre se iba a cualquier lugar —comenzó Tini, cerrando sus ojos—. Ella jugaba conmigo y… decía quererme. Era una niña y siempre creí que en verdad me quería, pero solo cuando él no estaba. Cuando él estaba no me prestaba atención, siempre me encerraba en el armario o me alejaba. Por suerte siempre tuve una muñeca desgastada conmigo, pero siempre quería a mi madre conmigo y ella simplemente me hacía a un lado por estar con él.

»—Mientras estaba en el armario podía escuchar sus risas, siempre reían o… —la castaña, negó con la cabeza—. Siempre cubría mis oídos tratando de ahogar sus risas o sonidos, habían momentos en los que llegue a odiarlos. Pero, las cosas cambiaron durante una semana…

»—Mis… padres comenzaron a pelear un Lunes por la mañana, ese día mi padre salió de casa furioso y mi madre lloró cuando él salió por esa puerta. Desconocía la razón de su pelea, pero fue un día feliz para mí, porque madre jugó conmigo toda una tarde. Los siguientes días fue lo mismo, peleaban y siempre terminaba en que él salía toda la tarde y mi madre jugaba conmigo —Tini jugó con sus dedos—. Fui feliz, pero entonces llegó el sábado.

Tini cerró sus ojos y en ese instante el recuerdo que estuvo encerrado por años, salió a luz.

—Ella jugaba conmigo y de pronto él llegó. Mi madre me llevó al armario y me dijo que escribiera una carta para ella, pero aún no sabía escribir bien así que dibuje lo primero que llegó a mi mente. Después de algunos minutos escuché varias cosas quebrarse…—acercó su cuerpo al de Jorge en busca de protección—. Salí del armario y… presencie algo que deseo olvidar —ella sollozó—, mi madre estaba frente mi padre y él le disparó. Vi como mi madre cayó al suelo y él y alguien más se rieron, salí de ahí y lloré sola en el armario.

—Tini… —Jorge no sabía qué decir, únicamente la estrecho en su abrazo.

—Aún no termino —dice ella, sorbiendose la nariz—. Salí de ahí después de haberme quedado dormida, pensé que había sido una pesadilla. No fue así. Al llegar a la sala encontré una mancha de sangre en el suelo, miré la sangre pensando que era pintura. Estaba asustada así que salí corriendo fuera de allí ensucie mis pies del líquido rojo, no me preocupó en absoluto. Llegué a la calle y vi a mi padre viniendo hacia a mí, no corrí. Me llevó de nuevo a casa y jamás pensé que ahí iniciaba mi infierno.

Jorge estaba en shock por la historia de Tini, él había leído su diario, pero no había nada sobre la historia que Tini acababa de contarle. Sus dudas habían sido resueltas, pero él deseaba que todo lo sucedido no hubiese ocurrido. Sabía porque Tini era como era.

—¿Él te golpea?

—Si —respondió—. Vaya, pensé que tendrías un ataque o algo —dice sonando sorprendida de la reacción de Jorge.

—Bueno, estoy sin palabras —dijo Jorge—. Siempre encuentras la forma de robarme las palabras.

Ella elevó su rostro buscando su mirada, ahora él conocía todo de ella. Tini estaba un poco más tranquila, podría decirse que ahora no tendría que guardarse algo tan doloroso.

—¿No deberías robarme tú las palabras?

—Es cierto… —dice Jorge, fingiendo estar pensativo—, pero lo haré a mi manera.

Y la besó.

[...]

—Pensé que me dejarías en paz —gruñó Will.

—Yo sólo cumplo con las órdenes, además yo no quiero que ellos no estén más juntos —dijo ella, riendo.

—¡Deje a Sasha! ¡Perdí a mis amigos! ¿No crees que es momento de que me dejen en paz? —dice Will, acercándose a ella amenazador.

—Cuidado… —advirtió ella—. Si me haces daño, quizá lo sufra Sasha.

—No te metas con ella —masculla Will.

—¿Qué sucede aquí? —otra voz se unió a ellos.

—Nuestro querido Will, no quiere cooperar.

—Callate, Tina. Le he preguntado a él.

Will estaba encerrado entre dos personas que lo forzaban a hacer cosas que no quería, pero quería proteger a Sasha y sólo de esa manera lo lograría.

—Nada, Jhon. No sucede nada.

[...]

Jorge llevó a la castaña a la cama en brazos, haciendo que el brillo en los ojos de la castaña se encendiera. Había mil maneras de darle significado a ese brillo, pero esta vez Jorge sabía que tipo de brillo era.

—¿Algo que quieras decir? —pregunta Tini, al verle en sus ojos una batalla interna.

—No sé cómo decirlo —responde—. No puedo decirlo.

—¿Por qué?

—Porque me prometí que nunca sentiría tal cosa. Y mucho menos decirlo.

My Hope | JORTINI |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora