Capítulo 10. "Me preocupe por ti"

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A la mañana siguiente para Jorge levantarse fue algo menos aburrido, pues vez su despertador fue Sasha.

El transcurso del día estuvo algo de ansioso por ver a la castaña, pero nunca la vio. Fue raro, ellos coincidían en un curso y ella no se había presentado. La espero al final del día, quizá sólo no quiso asistir al curso y si llegó pero no la vio. Sin embargo, no la vio, cosa que significaba que no había llegado al instituto.

[...]

Los días transcurrieron, y ella nunca apareció. Él la esperaba, pero nunca llegó. Fue el último en salir del instituto, guardaba la esperanza de que apareciera. Incluso sus amigos lo notaron raro, su aspecto era malo.

Era fin de semana y apenas pudo prestarle atención a Sasha o a su familia, estaba un poco angustiado por la castaña. O como ahora quería llamarla “Mi chica desconocida".

—Y entonces el unicornio me dijo que llegáramos al mundo de arco iris.

Jorge se giró con el ceño fruncido—: ¿Qué...?

Sasha comenzó a reírse de su reacción.

—Sabía que no me escuchabas —dijo riendo aún —¿En... En qué piensas? —le preguntó.

—Es complicado.

—Dime.

—Sasha, no quiero hablar de ella...

—¡¿Es una chica?! —gritó emocionada— Dime que sucede.

—Sasha, por favor —Jorge estaba algo cansado, no quería pensar.

—Esta bien —dijo con voz derrotada—¿Quieres ir a caminar?

Él asintió de mala gana, pero la idea de despejar su mente caminando era una buena opción. Así que no se negó.

Caminaron sin rumbo, el silencio era cómodo para ambos. Sasha quería darle el espacio que quería, le dejaría pensar. Llegaron a una heladería, sin esperar una respuesta de Jorge entró.

—¿De Chocolate, cierto? —preguntó Sasha.

—Supongo —asintió de mala gana.

Jorge seguía pensando en la castaña y en qué pudo haberle sucedido, pero cada vez que se preocupaba por ella le parecía estúpido. La conocía hace unos días, ni siquiera habían pasado tiempo juntos lo suficiente para que él se preocupará. Trató de ignorar sus preocupaciones, pues le parecía tonto aún más ignorarlas, pero no le importó.

Sasha llegó a la mesa con dos helados, uno de fresa y otro de chocolate. Le entregó el helado de chocolate a Jorge con una sonrisa, quería contagiar su alegría con él. Suspiró cuando Jorge hizo una mueca, realmente tenía problemas internos.

—Dime —le dijo Sasha—, ¿Quién es?

—Sasha...

—Sasha, nada —le riñó—, tienes que decirme.

—Es algo tonto —resopló.

—Me gusta escuchar algo tonto.

—Lo que sucede es...—se quedó a media frase ¿Qué sucedía? Ni él sabía—. No lo sé.

—Claro que sabes —lo presionó Sasha.

—No, Sasha, no lo sé —llevó un poco de helado a su boca.

No se habló más del tema, pues Sasha dejó de presionarlo. Sabía que con el tiempo Jorge iba a ser abierto con sus sentimientos.

[...]

—Oye amigo, parece que estás en la luna —dijo Tom.

—¿Estas bien, Jorge? —preguntó Will.

—Si, estoy algo cansado —mintió, y sus amigos no indagaron más.

Esperanzado miraba la puerta del instituto, odiaba ese pinchazo de preocupación que sentía en el pecho. Su cabeza le había dado vueltas sobre por qué se sentía de esa manera, pero no encontró ninguna respuesta.

—Vamos —le dice Will, golpeando su hombro.

Reaccionó segundos después, no quería moverse. Pero tenía que hacerlo.

—¡¿Pero qué hizo con su cabello?! —escuchó él gritó del director.

—¿No es obvio? —se giró, le pareció estúpido como la sonrisa se le había formado inmediatamente.

Ahí estaba ella.

—Señorita Stoessel, esto no es parte del reglamento —el director le dio una mirada severa.

—Si es parte del mío —desafió la castaña, alzando un poco su barbilla.

Jorge se escondió, escuchando como se atacaban entre ellos mismos, pero sin ningún insulto. Se sorprendió que hubiese una discusión sin algún tipo de grosería.

—Hablaremos luego, ahora puede irse a clases —el director suspiró con pesadez.

—Gracias, Richard —le dijo la castaña.

—Soy el director Reeves —la corrigió.

—Como sea —escuchó que respondió.

Los pasos de la castaña se escucharon cerca de él, en el momento en el que vio su silueta, no dudó en tomarla del brazo.

La castaña emitió un pequeño grito, pero la mano de Jorge cubrió su boca impidiendo a que sonará más fuerte. La miró unos segundos, estaba esperando a que lo reconociera y no lo golpeara o gritará cuando le quitará la mano de su boca.

—Personas normales te dicen “Hola" —le dijo, cuando retiro su mano.

—No me importa eso —le contestó— ¿En dónde has estado?

—Creo haberte dicho que yo te buscaba...

—¿Por qué no llegaste a clase? —la interrumpió.

—No te lo diré.

—¿Y por qué pintaste tu cabello? —le señaló.

Las puntas de su cabello estaban de un color morado, y se le miraban bien.

—¿Y a ti qué te importa?

—Me importa y demasiado.

—¿De qué hablas? —preguntó la castaña con confusión, no entendía nada.

—Yo...Yo... —aclaró su garganta—. Yo me preocupe por ti.

My Hope | JORTINI |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora