Capítulo 8. "Serás MI chica desconocida"

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Pasaron segundos de incómodo silencio, pero Jorge decidió interrumpirlo.

—¿Por qué usas siempre esa chaqueta? —le preguntó.

Ella le había preguntado el porqué sonreía, ahora era su turno. Su chaqueta le daba curiosidad, en las pocas veces que la había visto con esa chaqueta. También con ropa muy poco femeninas, cosa que no quiso mencionar para no ser golpeado.

—Me gusta mi chaqueta —le respondió—. ¿Por qué querías llenarme de pintura?

La castaña tenía la cierta curiosidad, del porqué esa broma tan terrible. Mentalmente se burlaba de ellos, porque no saben como crear la broma perfecta. Principiantes.

—Bueno... Es una tradición —fue su respuesta— ¿Por qué te gusta cerrar los ojos mientras estás bajo un árbol?

—Es muy relajante, deberías intentarlo —le recomendó—. ¿Por qué me trajiste aquí?

—Quiero conocerte —murmuró Jorge, dejó de sentir la tensión. Se encontraba haciendo lo que la castaña le recomendó, era relajante.— ¿Por qué no me dices tu nombre?

—No se lo doy a extraños —le respondió.

—Me llamo Jorge Blanco y quiero ser tu amigo —abrió sus ojos, mirando su rostro— ¿Qué tal?

—Terrible —se limitó a contestar.

—¿No me dirás tu nombre? —preguntó escéptico.

—Te dije que no —contestó exasperada.

—Bien —embozo una sonrisa ladeada—, Serás MI chica desconocida —hizo resaltar el “MI”.

—No soy tu... Nada —se puso de pie— ¿Quieres mi nombre? Tienes que ganártelo.

—Dime qué tengo que hacer y lo haré —se puso de pie quedando muy cerca de la castaña.

—Primero, alejate—lo empujó ella—Segundo, veré si eres el idiota que yo creo. Tercero, te mantendrás al margen, no me hables en el instituto. Yo te hablaré —le dio una mirada seria—. Si llegó a tener problemas con esa chica, prometo que no lamentaré dejar de hablarte.

[…]

El camino al instituto fue un poco más tranquilo y menos tenso, habían puesto música y la castaña cantaba murmurando. A Jorge no le importó lo más mínimo, así que cantó a todo pulmón queriendo hacer reír a la castaña. Sin embargo, sólo logro un brillo en sus ojos que no logró distinguir.

—Nos vemos —le dijo él, bajando el volumen de la música.

—Yo te veo mañana —le guiño un ojo, y comenzó a alejarse del auto.

Los cursos ya habían terminado, así que ella tomó una dirección diferente. Dejando una estúpida sonrisa en el rostro de Jorge, de algún modo le caía bien. Esperaba por lo menos llegar a ser su amigo, porque llegar a eso con ella sería algo... Increíble. Ella podía hacer que él sonriera, de manera sincera, cosa que nadie había logrado. Así que, si ella lo hizo sonreír, él quería devolverle el favor.

—¡Jorge! —su sonrisa se borró en un instante.

—Mierda...—susurró.

Beth tenía sus manos hechas en puños, sus labios apretados. Y el ceño ligeramente fruncido. Se dio cuenta de que los había visto, y si ella iba a decirle algo a la castaña todos sus planes se iban a la basura.

—¡¿Qué hacía ella en tu auto?! —le reclamó, cuando el salió del auto— ¡Dijiste que nadie subía a TU auto!

—Calmate —le dijo él con voz neutra.

—¡¿Que me calme?! Esa zorra estaba subida en tu auto.

—Beth —su voz había endurecido.

—¡No lo puedo creer! Ella no es nada tuyo, pero yo...

—¿Tú qué? —dijo Jorge tomándole los hombros— Tu y yo no somos nada, te he aclarado miles de veces que lo nuestro es diversión.

—Jorge...—susurró Beth, ella sentía como su pecho dolía.

—¿Jorge, qué? Hablamos de esto Beth, no somos nada —se había molestado de como había llamado a la castaña— Y si no lo sabes, recuerdalo.

La soltó e ingreso al auto, dejando a Beth con lágrimas en las mejillas. Realmente se sintió mal al alejarse, pero tenía que hacerle entender a Beth que para él, ella no significaba nada. Por más mierda que sonará.


Llegó a su casa, y el olor a chocolate inundo sus pulmones. Hoy se celebraba algo, pero no lo recordó. Cosa que lo asustó ¿De quién era el cumpleaños? ¿De su madre? ¿De su padre? ¿De él?

—Jorge cariño —dijo su madre saliendo de la cocina— ¡Sasha viene de visita!

Él sonrió, su humor había mejorado. Se dispuso a ayudar a su madre, quería darle algo especial a Sasha. Hace tiempo que dejó de venir, y la extrañaba.

My Hope | JORTINI |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora