La castaña no se presentó al instituto, pero eso ya no le preocupaba a Jorge, porque ahora la llamaba en las noches preguntándole si había sucedido algo. Era viernes y fue uno de los días más tensos, habían muchas cosas que tensaban a Jorge. Aún no hablaba con su madre, porque se sentía molesto a pesar de saber que su madre tenía razón, pero en los planes de Jorge no estaba aceptar que ella tenía razón. Debía mudarse.
Por otra parte, estaba la dichosa “cita” aunque Jorge prefería llamarle una reunión casual con una hermosa castaña. Estaba aterrado porque aún no sabía que eran con la castaña, pero se decía así mismo que era mejor no saberlo. Sólo quería disfrutar con la castaña lo más posible, quería cumplir algo que siempre quiso hacer. Hacerle sonreír.
Ella le había dado el regalo más grande a un idiota y Jorge creía que él no merecía esa sonrisa. También se había despertado la duda en Jorge, porque Tini no le daría una sonrisa a alguien fácilmente. Las sospechas de Jorge sobrepasaba el límite, estaba imaginando cosas que lo hacían sentir de alguna manera molesto. Dejó de pensar en sus dudas y sus altas imaginaciones, cambiando todo por su salida de mañana. Estaba nervioso.
[...]
—¡Boo!
La castaña lanzó un breve grito.
—¿Qué te sucede? —dijo ella golpeando el hombro de él—. No vuelvas a hacer eso.
—Te ves más radiante —responde Jorge, ignorando su amenaza.
—Bueno… si, mejoré bastante —dice Tini, olvidando su siguiente amenaza.
—Eso es bueno —dijo sentándose al borde de su cama—. Veo que ahora tienes las puntas de tu cabello pintadas de otro color.
—Decidí pintarlas de otro color —dijo Tini, tomando las puntas de su cabello—. Ahora son rojas y me gusta.
—Basta de charla —dijo él, levantándose para caminar hacia ella—. No te he visto desde hace tres días, que técnicamente son setenta y dos horas.
—¿Es mucho tiempo? —preguntó la castaña.
—Demasiado.
Él la tomó por la cintura y la besó con ternura, quería tratarla como muñeca de porcelana. No quería que se rompiera o se hiciera daño, porque de alguna manera también se lo provocaban a él. Había cierta timidez en aquel beso que compartían, porque los dos no sabían a qué venía tanta ternura. Ambos no querían definir lo que había, pues el miedo era lo que no los dejaba avanzar. Ambos tenían puntos de vista que prometían no sentir amor. No ser felices.
—Tengo algo en mente —dice Jorge, separándose de ella— ¿Mañana te parece si asistimos al parque de diversiones?
[...]
Jorge se había llevado el auto sin autorización, prefería ser castigado. No quería que Tini pasará una mala noche con él. El día de ayer después de verla en su habitación, pensó en cómo haría su noche perfecta o alguna actividad que a ella le pareciera y decidió que sería un parque de diversiones.
Ahora en el auto junto a la castaña, estaba a punto de girar y regresar. La castaña y él habían estado discutiendo durante todo el camino y ambos sabían la razón. La castaña había llamado a su salida: cita.
—¡¿Por qué te comportas así?! —gritó la castaña— ¿Acaso la palabra cita te asusta?
—Es mejor que no hablemos más, podemos…
—¡Cita! ¡Cita! ¡Cita! —comenzó Tini de manera inmadura, según Jorge—. ¡Esto es una jodida cita! ¡El imbécil que me lleva es mi cita!
Jorge frenó de repente.
—¿Puedes callarte? Es una jodida salida, y no soy un imbécil.
—Esto es un desastre —murmuró la castaña— Para ser honestos eres muy imbécil.
Jorge salió del auto, cerrando la puerta con demasiada fuerza. Caminó hacia la puerta de ella y la abrió, sin embargo como niña rebelde Tini no quiso bajar del auto. Cosa que hizo enfadar a Jorge.
—¿Puedes salir un momento? —pregunta Jorge con fingida amabilidad.
—¿Por qué no quieres que llame a esto cita? —pregunta Tini, murmurando débilmente.
—Necesito que salgas.
Tini elevó su mirada y hubo un destello de dolor en sus ojos.
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My Hope | JORTINI |
FanfictionSinopsis: Estaba destruida, no miraba vida alguna en ella. Podía notar que no había ni una pizca de esperanza en ella, no podía evitar querer ayudarla. Poco a poco me convertí en alguien cercano, pero no tanto como para saber que sucedía en ella. Gu...