La castaña lo observó detenidamente, sintiéndose extraña. No sabía exactamente lo que sentía, o sólo quería ignorar el sentimiento que Jorge le provocaba, se negaba a sentirse feliz por verlo frente a ella.
—¡¿Qué te sucede?! —gritó la castaña— ¿Qué diablos haces aquí?
—Ese idiota estaba muy, muy cerca de ti —gruñó Jorge.
—Acabas de cometer el error de golpearlo, ni siquiera lo conoces —respondió la castaña.
—No, y espero no conocerlo nunca —dijo Jorge, mirándole a los ojos— ¿Quién es él para ti?
—Es un amigo —dijo Tini, encogiéndose de hombros.
—¿Amigo? Debes estar bromeando —desvió su mirada, sintiéndose molesto—. Amigo… ya veo, debí sospecharlo.
—¿Qué tratas de decir? —preguntó Tini.
—¿Es tu amiguito especial?
La castaña se sintió ofendida, elevó su mano y ésta hizo un contacto fuerte con la mejilla de Jorge.
—¡Eres un idiota! —gritó la castaña—. Yo no soy como las chicas a las que frecuentas, no soy una zorra.
—Yo no quise decir eso.
—¡Claro que sí! ¡Acabas de llamarme zorra! ¡Imbécil! —sus ojos estaban llenos de lágrimas, sentía un dolor en el pecho—. De cualquier forma ¿Qué te importa? ¡Puedo hacer lo que yo quiera y con quién sea! ¡No es asunto tuyo!
—¡Maldita sea! —dijo, pasando sus manos por su cabello— ¿Acaso no lo entiendes? Creo que he sido demasiado obvio para que sepas que sí me importas.
—¡¿Por qué iba a importarte lo que sucede en mi vida?!
Jorge estaba teniendo una pelea en su interior, no estaba pensando con claridad, pero su corazón estaba seguro de lo que sentía. Sin embargo, se negaba a decirlo en voz alta. No quería decir algo que siempre dijo que no sucedería con él, pero entendió que no puedes decidir si no quieres sentir aquello que creas que es repudiable.
—¿No tienes nada que decir? Perfecto. Me voy —dijo la castaña, tomando su mochila.
—Creeme tengo mucho que decir —habló Jorge, tomando la muñeca de la castaña—. Tengo demasiado que decirte, pero no sé como expresarte… esto.
—¿De qué hablas? —el corazón de la castaña se aceleró. Su mochila había acabado en el suelo.
—Mirame —pidió Jorge, tomando su barbilla suavemente—. Cuando te conocí, pensé que te conocía de algún lugar y traté la manera de acercarme a ti pensando que llegaría a saber de dónde conocía a una irritable castaña.
»—Me acerqué tanto que jamás imaginé sentir preocupación por alguien que no fuera parte de mi familia, fuiste tan desesperante. Odiaba no saber nada de ti, odiaba el hecho de quisieras alejarme de ti —continuó Jorge, acariciando la mejilla de Tini—. Cometí un error al invadir tu privacidad, pero pensé que quizás así te conocería. Entendí que eres una chica destruida, tratas la manera de estar sola por no querer herir a los que están a tu alrededor. Pero… empeoras las cosas alejando a todos, porque querrán estar más cerca de ti.
—No quiero hablar de esto —dijo Tini, negando con su cabeza.
—Tendras que escucharme, es importante —dijo Jorge, tomando los brazos de ella—. Descubrí hace unos días lo que tanto quería saber, ahora sé de dónde te conozco. Fue el día que corría como loco hacía el instituto, yo tropecé contigo y tú estabas llorando. Lo recordé perfectamente, entonces a lo que quiero llegar es que… ahora eres parte mí. No puedo olvidar tu nombre, no puedo olvidar tus hermosos ojos. Eres un desastre, pero me gustaría formar parte del desastre.
La castaña lo observó atentamente, siempre sabía que decir aunque fuera un insulto o algo hiriente, pero las palabras no parecían llegar. Estaba asustada y feliz, pero no sabía que sentimiento tomar al escuchar a Jorge. Mientras él esperaba una respuesta, ella no podía hablar. Se sentía impotente ¿Como podía protegerse de aquellas palabras que hicieron flaquear sus piernas? ¿Como fingiría que no le importaba cuando su corazón le contradecía? No podía fingir. Así que sus lágrimas se hicieron presentes, se sentía egoísta por una sola razón. Le quería.
—¿Estás bien? —preguntó Jorge, preocupado.
—¿Por qué? —pregunta ella, mirándole con los ojos empañados.
—¿Por qué, qué?
—¿Por qué no puedo estar sin ti? —lloró ella.
Jorge la miró durante un corto tiempo, la abrazó y sintió la felicidad en su pecho. Ella le devolvió el abrazo y lloró en su hombro. Él se acercó a susurrarle.
—Yo tampoco sé estar sin ti —respondió Jorge.
Segundos después la castaña se había separado lo suficiente como para verse los ojos, esta vez la mirada de la castaña no ocultaba nada. Sus labios se rozaron y Jorge se encargó de acortar la distancia.
El mundo pareció desaparecer, no importaba el lugar en el que se encontraban. Ellos funcionaban únicamente improvisando, no importaba nada mientras estuvieran juntos. Y ellos lo sabían, apesar de no querer admitir a voz alta que desde hacía tiempo se sentían bien estando juntos.
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My Hope | JORTINI |
FanfictionSinopsis: Estaba destruida, no miraba vida alguna en ella. Podía notar que no había ni una pizca de esperanza en ella, no podía evitar querer ayudarla. Poco a poco me convertí en alguien cercano, pero no tanto como para saber que sucedía en ella. Gu...