My Hope | JORTINI |

Capítulo 39. "¿... luces como un tomate?"

Fue un corto momento en el cual admiró el brillo de dolor que rápidamente fue sustituido por el brillo de su frialdad, sabía perfectamente que palabras hirientes se acercaban.

—Perfecto, ni siquiera sé porque te dije que vendría a esta estúpida ci… salida —dice ella, saliendo del auto.

—Tini… ¿A dónde vas?

—¡A mi casa, idiota! —gritó ella, caminando lejos de él.

La castaña apresuraba sus pasos, pero éstos fueron interrumpidos. Sus pies dejaron de tocar el suelo.

—No vas a ningún lado —dijo Jorge, un brazo alrededor del abdomen de Tini. Estaba caminando hacia atrás.

—Bájame podemos… —su oración interrumpida al caer contra el pecho de Jorge—… caer.

Jorge se quejó, había apaciguado la caída de la castaña y como resultado obtuvo un fuerte dolor en su espalda. Hubiese sido gracioso o al menos quizá hubiesen reído, pero la castaña se había puesto a horcajadas de él.

—¡Siempre arruinas todo! —grita ella, tratando de  golpearle la cara, pero Jorge detuvo sus manos.

—¡Y tú siempre eres fastidiosa! —dice Jorge—. Todo hubiese salido perfecto si tu no hubieses mencionado esa palabra.

—¿Qué tiene de malo? ¿Si no querías salir conmigo, por qué me invitaste? —dijo Tini, relajando sus brazos.

—Por supuesto que quiero salir contigo…

—No tiene sentido… —dice la castaña, quedándose en silencio por breves segundos— Espera… ¿tienes miedo? Digo, tienes miedo de esto. Lo que hay entre nosotros.

—¿Hay algo acaso?

La castaña se levantó con la intención de querer irse, pero no quería huir. Ingresó al auto en silencio siendo observada por Jorge que se sintió aún más miserable. Se puso de pie para decirle lo que él sentía, tenía que ser valiente y decirle cómo eran las cosas.

—Tini… yo….

Un sonido interrumpió la “oración” de Jorge. Era su teléfono. La castaña le estaba rogando con los ojos para que no contestará, pero aún así lo hizo.

—¿Qué?

—¡Jorge! —la voz de Will se escuchó—. Sé que me odias, pero de verdad he hecho algo estúpido y necesito que me ayudes.

—¿Qué? ¿Qué has hecho? ¿Dónde estás? —preguntó Jorge, sintiéndose preocupado. Podía estar enojado con ellos, pero en cualquier problema él estaría allí para ayudarlos.

—Te mandaré la dirección por mensaje, enserio es un gran lío —dice Will antes de colgar.

El mensaje de Will llegó más rápido de lo que esperaba, inmediatamente subió al auto. Estaba preocupado por su amigo, pero él no podía defender solo a Will. Necesitaba a alguien más.

—¿Quién te llamó? —pregunta la castaña, haciendo que Jorge recuerde su presencia.

—Es Will, tiene problemas. Necesita mi ayuda —explica poniendo en movimiento el auto— ¿Puedes llamar a Tom?

—¿Tom? Ni siquiera lo conozco ¿cómo voy a llamarlo?

—No seas tonta, sé que no te lo sabes. Toma mi teléfono y él está apuntado en el registro de llamadas —dijo Jorge, rápidamente extendiéndole el teléfono.

La castaña observó el teléfono como si fuera un extraterrestre, había muchas razones por las cuales estaba mirando el aparato así. El teléfono de Tini no era como el de muchos, podría decirse que su teléfono era de muchas eras antiguas. Nunca nadie había visto el teléfono que ella usaba, incluso Jorge que sabía cosas importantes de ella. No quería decirle a Jorge que no sabía como usar ese estúpido teléfono inteligente.

—¡Apresúrate! —dice Jorge.

Las mejillas de la castaña por primera vez se habían ruborizado, seguía sin moverse.

—¿Tini?

—Es mejor que tú lo hagas —miente ella, el rojo en sus mejillas se intensificaba.

—Estoy conduciendo —dice Jorge en tono obvio— ¿Por qué luces como un tomate?

—¿Qué te importa? —dice Tini a la defensiva— ¡Debes llamarle tú!

—¿No puedes hacerlo tú? —exclamó Jorge, molesto— Usa ese maldito teléfono y llama a Tom.

—Hazlo tú.

—¿No puedes hacerme este favor? —gruñe Jorge, acelerando.

—¡No, no puedo!

—¡¿Por qué no?!

—¡No puedo usarlo! ¿Bien? No sé cómo se utiliza esa cosa —admite la castaña sintiéndose avergonzada.

Jorge no dijo nada, únicamente le quitó de las manos el teléfono. El transcurso del camino no dijeron nada, pero era incómodo el silencio que abordó en el auto. Llegaron a su destino y fue una sorpresa para Tini encontrar un parque demasiado conocido para ella.

—¿Tom? Sé que nos peleamos y odias a Will —la voz de Jorge era un eco—. Al parecer…

La castaña salió del auto en busca de aire fresco, sentía que todo estaba golpeándola, habían llegado varios recuerdos. Unos que ni siquiera sabía que existían, se sintió perdida. Escuchó a Jorge llamarla, pero ella ya estaba adentrándose al parque. Su recuerdo iba y venía, no sabía cómo estaba guiándose, porque ni siquiera estaba controlando sus pasos.

»¿Qué tratas de decir Jhon? «

Escuchó su voz, era ella. Sus ojos se llenaron de lágrimas, estaba recordando la voz de su madre. Siguió caminando, las imágenes reaparecieron y ahí estaba ella con Jhon, pero él estaba tomando su brazo con fuerza y con su mirada oscura. Segundos cortos después la imagen desapareció.

Miró a su alrededor, parecía ser el centro del parque. La luna parecía estar siempre para Tini, siempre alumbraba en los lugares más oscuros. Quiso forzar su recuerdo, pero el recuerdo no se hizo presente.

—¡Tini!

Ella se giró y se encontró con el preocupado rostro de Jorge. Él estaba acercándose con la intención de abrazarle, pero alguien apareció lanzándolo al suelo.

—¡¿Y a ti qué te pasa?! —gritó Jorge, tratando de verle el rostro a la persona que lo hizo caer.

—Te has metido con la mercancía.

Era Jhon.