Capítulo 1
Habitación de Inés.
Era una noche tranquila, demasiado tranquila justó lo que Inés necesitaba, descansar en su cama después de un largo y agotador día soportando a la esposa de su patrón, Deborah, que no dejaba pasar ninguna ocasión para insultarla y recordarle que ella es la esposa y mujer de su amado Victoriano Santos; Inés lo único que quería era dormir, pero por más que trataba no conseguía hacerlo, no dejaba de pensar en su pasado, en sus errores, en lo difícil que ha sido su vida, en su gran amor... en Victoriano, en lo que hubiera sido si ella no se hubiera ido con el canalla de Loreto, por sentir vergüenza de lo que le había hecho, pero como siempre ella llego a la conclusión de que el "hubiera" no existe y que ese amor jamás podría ser.
I: Virgencita ¡dame fuerzas!, dame fuerzas para que Victoriano no se enteré que aún lo amo, que nunca he dejado de hacerlo y nunca lo haré (llorando).
Después de tanto llorar y lamentarse Inés cerró sus ojos, trato de dormir un poco, no pasó mucho tiempo, se levantó al no lograr dormir no podía creer que Victoriano aún le quitaba el sueño, había pasado toda la noche pensando en él, Sin importar lo exhausta que se sentía se levantó sin haber dormido por lo menos un par de horas, se fue a dar un baño, casi estaba por terminar de ducharse cuando escuchó que alguien tocaba la puerta de su habitación.
I: ¿¡Quién es!?. Gritando desde la regadera, nadie respondía. ¿¡Quién es!?. nuevamente.
Al ver que nadie respondía y ver lo tarde que era se preocupó, al mismo tiempo sintió curiosidad de quien podría ser, salió de la regadera, se puso una bata de baño y camino hacía la puerta.
I: -Abre la puerta. ¿Victoriano?. Hablando despacio. ¿Qué hace aquí?. Sorprendida.
Victoriano entra al cuarto y cierra la puerta.
I: - Tratando de cubrirse. No entiendo que hace aquí a estas horas, no es correcto que el señor de la casa venga a la habitación de la nana de sus hijas.
V: - No dejaba de verla, su cuerpo, su cabello mojado. Mi morenita ¿por qué estás así, a la defensiva... distante?.
I: Estoy bien. Tratando de evadir la mirada de Victoriano.
V: Un "Hola" no me caería nada mal Morenita. sonriendo.
I: -Incómoda por la situación en la que ella estaba, sin ropa interior abajo de aquella bata que traía puesta. "Hola" ¿Se le ofrece algo más Patrón?. Cortante.
V: Mi Morenita, ¿Qué sucede, por qué me hablas así?. Acercándose a ella.
I: ¿Cómo quiere que le hablé, Patrón?. Incómoda y un poco apenada notando que Victoriano no dejaba de verla.
V: Sabes que jamás te he tratado como una empleada, ¡jamás!, tú eres parte de la familia, eres como una madre para mis hijas. Tomando sus manos.
I: Pero no lo soy, Victoriano es mejor dejar las cosas como están. Alejándose y dándole la espalda.
Victoriano se acerca hacía ella, Inés le daba la espalda, él empieza a acariciar sus brazos, subiendo hacía lo hombros, ella ya sabía lo que estaba tratando de hacer pero decidió no caer más en su juego.
V: -Empieza a oler su cabello húmedo, ese olor tan fresco que le fascinaba. Mi morenita ya basta, ya basta de ésta situación, de este infierno. besando su cuello. Te amo Inés y se que tú me amas con la misma intensidad que yo.
Susurrando mientras besada su cuello, sus hombros.
Ella sólo callaba, sentía como su piel se estremecía, como su corazón se agitaba al escuchar esa voz tan grave, tan ronca.
I: Victoriano.. por favor. Agitada, no podía dejar de disfrutar las caricias de su amado.
