PASIÓN TEKILA 38

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Departamento de Osvaldo.

O: Listo Belleza, ya llegamos. - Volteo a ver a Inés y ella estaba dormida.

I: Ahh..- Grito al sentir que Osvaldo la había cargado.

O: Tranquila, esta todo bien.

I: Osvaldo, Bajame por favor.

O: Permiteme ayudarte .

I: Estoy bien. -adormilada.

O: Inés, estas más dormida que despierta. - La acomoda entre sus brazos y cierra la puerta del auto.

I: Está bien, pero no me vallas a tirar. - Lo abraza del cuello y el hombro.

Osvaldo entro al departamento con Inés en brazos, la llevo a la habitación y la recosto en la cama.

O: Listo belleza, ¿estás cómoda?

I: Si, gracias... no tenías que traerme cargada, muy bien pude subir sola, no estoy tan mal eh. Tratando de sentarse

O: Yo se que podías hacerlo sola pero necesitaba sentir tu cuerpo en mis brazos nuevamente.

I: Osvaldo por favor, habíamos quedado en no volver a tocar ese tema.

O: Si, lo sé pero no puedo sacar ese recuerdo de mi mente, necesitaba que lo supieras, Inés yo te amo, me gustas demasiado, cada día me gustas más, te deseo como no tienes una idea. La toma de la mejilla acercandose a sus labios.

I: No no, por favor. Susurra.

O: Quiero probar tus labios nuevamente, solo dejate llevar, sera solamente un beso Inés.

Osvaldo tomo el labio inferior de ella y lo absorbio, ella gimio por tal acto.

I: No Osvaldo, no ando en buenas condiciones como para esto.

O: Sabes tan bien, extrañaba tanto tu calor, tu cuerpo.

Él no paraba de besarla. Por otra parte Victoriano estaba muriendose de celos al ver que Inés no llegaba así que mando a hablarle a Jeronimo.

J: Aquí estoy Señor ¿en qué le puedo servir?

V: ¿Sabes por qué mi mujer no ha llegado?

J: La Señora Deborah no ha salido a ninguna parte Señor.

Victoriano no se dio cuenta en la manera que pregunto por Inés, pero es que su mujer era ella, solamente ella.

V: ¿¡Donde esta Inés!?

Jeronimo obviamente se había dado cuenta de los celos tan evidentes de Victoriano, aparte ya habían pasado situaciones similares donde el patron se refiere a la nana de sus hijas como su mujer y como no sentir celos por ella, es una mujer muy hermosa pensaba Jeronimo.

J: La señora Inés fue a cenar con el Señor Osvaldo Sandoval a un restaurante de la ciudad que se inauguro en día de hoy.

V: ¿Cómo lo sabes?

J: La señora Inés me lo dijo.

V: Y... ¿no sabes por que no ha llegado?, ya es muy tarde como para que ella ande a estas horas de paseo.

J: No sabría decirle Señor.

Jeronimo sabía que seguramente el patan de Osvaldo la había embriagado otra vez.

V: Necesito que vayas por ella, ya es muy tarde y no quiero que se este exibiendo al peligro a estas hora.

J: Como usted diga Señor. Sale del despacho.

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