Capítulo 2Amaneció, llegó el día, la mañana los había encontrado juntos, Inés y Victoriano no podían explicarse lo que les causaba tenerse así, unidos en la misma habitación, en la misma cama, desnudos bajo las sábanas, sus cuerpos se habían entregado a la pasión y al deseo desenfrenado que sentían uno por el otro, habían hecho el amor como nunca antes, se entregaron completamente.
I: ¡Victoriano!, Victoriano despierta..
Ya amaneció, no puedes seguir aquí.
Preocupada por la hora, por el imaginar que alguien podría descubrirlos.V: Mi morenita...
Con los ojos cerrados. No quiero separarme de ti nunca, nunca más. Suspirando voltea a verla a los ojos y la abraza. Inés mi Inés, a tu lado he recorrido el más dulce de los ríos, el que lleva en lo profundo, la savia de este mundo, tú savia mi morenita, esa que duerme conmigo, es mi interminable tormento, es a la vez lujuria y alimento.Inés amaba esa parte romántica de Victoriano, que la enamoró cuando eran jóvenes.
V: - Acariciando sus mejillas. Inés, mi morenita, mi mujer. La besa de una manera muy tierna. Soy de esos hombres que necesitan un poco de caos en la vida para sentirse vivo.
Y que mejor que el desorden y la lujuria para dar rienda suelta.
V: A ti mi morenita que te veo de lejos y te siento tan cerca. Suspirando.
I: Tú, que me robas mis sueños el las noches más oscuras, A ti que nos hablamos con los ojos todo lo que no nos decidimos con los labios.
V: Voy a redactarte pedacito a pedacito lo que haría con tu cuerpo todas las noches, Si me abalanzo sobre tí no trates de huir, no habrá dónde correr o esconderse.
Empezaré por vendarte los ojos, para que pierdas el control, me oirás acercarme sin rozarte y tocarte sin olerme. Y esque soy tan sádico que me gusta jugar con mis víctimas. Y aunque no me gusta mancharme de sangre, me pedirás tu muerte antes de que acabé. Por que creeme Inés que cuando empiece a besarte por tus caderas desnudas no habrá nadie para salvarte. Pararé, cuando más besos necesites. Y te besaré, cuando menos lo esperes. Sonreiré sin que me veas, y haré caminos con los lunares que me vallas enseñando. Se acerca a besarla.Inés correspondé ese beso y le muerde el labio inferior, lo vuelve intenso y pasional, como no hacerlo si la volvía loca, si lo amaba con toda el alma con todo su ser.
Ese beso cada vez se hacía más y más intenso, la manos de Victoriano jugaban con su cuerpo acariciándola por todas partes erizando su piel, mientras ella bajaba la sábana que cubría su cuerpo, estrujando su pierna y subiéndosela arriba, él no dejaba de besar esos labios carnosos que lo enloquecían.
Entre besos y caricias el tiempo pasaba más rápido, cada vez se hacía mas tarde, el tiempo pasaba volando y corrían el riesgo de que los descubrieran.
I: - Preocupada por la hora y la situación de Victoriano y ella.
Victoriano espera, ¡tienes que irte, es muy tarde tus hijas y... tu mujer no tardan en despertar!. Cubriéndose con las sábanas.Victoriano estaba muy excitado.
V: Mis hijas aún duermen estoy completamente seguro. Tratando de besarla otra vez.
I: ¿Y tú mujer?. Alejándose.
V: A mi mujer la tengo abrazada a lado mío desnuda pegada a mi cuerpo. Acariciando su cabello.
Inés moría de ganas por seguir besándolo y decirle que lo amaba, que lo ama como nunca, a pesar de que había pasado la noche en sus brazos, de que habían echó el amor, de sus labios la palabra "Te amo" no salió de su boca.
Inesperadamente en un arranque de prepotencia Inés se separó de Victoriano y se paró de la cama, dejando ahí a su amado.
I: Victoriano por favor, ella es tu esposa y Yo..yo soy la nana de tus hijas, creó que está noche se me olvidó, fue un error, soy una estúpida.
Victoriano no entendía ese cambio tan drástico de Inés, no sabía lo que sucedía si hace unos momentos la tenía en sus brazos mientras ambos se besaban.
V: Inés.. ¿¡Qué pasa, porqué ese cambio!?.
I: Yo.. yoo..
V: ¡Contestame Inés!
Tocan la puerta de la habitación de Inés.
I: Guarda silencio Victoriano, nos van a descubrir. Hablando en voz baja.
Victoriano jala a Inés del brazo y la toma de la cintura con tal fuerza para que no hullera.
I: ¡Ay!,¡Sueltame!.
V: ¡No te voy a soltar hasta que me respondas!
I: Baja la voz por favor te lo suplico. Tratando de huir de los brazos de Victoriano.
V: Entonces responde mi pregunta, ¿Por qué ese cambio tan drástico?.
Tocan de nuevo la puerta.
I: Victoriano, por favor.
V: No Inés, ¡NOO!
Inés envuelta en sábanas al igual que Victoriano.
I: Esta bien, te lo diré, pero ahorita no es el momento, habláremos en la noche, ahora sueltame por favor.
V: Prométeme que hablaremos en la noche, prometelo.
I: Lo prometo, ahora sueltame, ya.
Victoriano la suelta.
I: Esconderte en el baño y no hagas ruido.
Él se esconde en el baño, Inés levanta del suelo la pijama de Victoriano y se la da.
I: - Se cubre con su bata y camina hacía la puerta. ¿Quién es?.
Victoriano terminó de vestirse y empezó a desesperarse por no saber quien era la persona que tocaba la puerta.
Inés llegó a la puerta y la tomó por la perilla antes de abrir pregunto una vez más..
I: ¿¡Quién es!?. Al ver que nadie respondía abrió la puerta.
Espero y les haya gustado esté segundo capítulo.
Buenas noches, esperó sus comentarios.