15
Camino de la cocina, Rodrigo se detuvo ante la puerta entreabierta de la habitación de Justin. La empujó con suavidad para no molestar a su amigo. Sabía que se había levantado muy temprano, igual que el día anterior, para aprovechar el mayor número de horas del fin de semana.
Lo encontró sentado ante su escritorio, con los pies descalzos sobre la madera, los vaqueros y una de las gruesas camisas que utilizaba los días más fríos para ir al trabajo.
Se apoyó en el quicio de la puerta, cruzado de brazos, y durante un buen rato le observó trabajar.
—¿A qué hora te has levantado? —preguntó al fin.
Justin se sorprendió del tono amable y conciliador. Apretó la espalda contra el respaldo de la silla y estiró el cuerpo y los brazos.
—No lo sé. Aún no había amanecido. Las pinturas me llamaban —bromeó como si nunca hubieran estado enfadados. Cogió el paquete de cigarros, de una esquina de la mesa, y prendió uno que inspiró con ganas.
—Deberías verte cuando dibujas —comentó sin moverse del umbral—. Eres otro. Relajado, feliz. Te olvidas de que existe el tabaco.
—Tienes razón. —Sonrió observándolo humear entre sus dedos—. No me había dado cuenta, pero es comprensible. Me aficioné a los pitillos cuando, después de intentarlo, descubrí que no podía dibujar allí dentro. Pero no necesito nada cuando estoy creando. Nada —reiteró al recordar que nunca se había sentido más completo que cuando la tenía a ella y además podía plasmarla en sus cuadernos.
—Deberías buscar trabajo en algo relacionado con esto —dijo Rodrigo.
—Primero tendrían que desaparecer mis antecedentes penales y eso no va a ocurrir. —Observó los últimos trazos que había dado. Recordaban a las salpicaduras espumosas de un rompiente de olas—. Esto es algo muy puntual que no volverá a repetirse. Pero no importa. Me he adaptado a cosas peores.
—No te rindas sin haber ofrecido pelea. No es digno de ti. Puedes presentar un currículum brillante.
—Un currículum brillante que un día se cortó bruscamente porque ingresé en prisión. ¿Cuál de las dos cosas crees que pesaría más?
—En un empresario inteligente, la primera, que sería la que usarías para hacer tu labor.
Mientras expulsaba el humo volvió a mirar el boceto. Le habría gustado creer que el pensamiento de Rodrigo era el lógico, el que se encontraría si se decidía a seguir su consejo. Pero no era tan ingenuo.
—Si lo intentara... —Abandonó el cigarro entre sus labios para sujetar con las manos el dibujo—. Si lo intentara tendría algo más reciente para añadir a mis antiguas creaciones —dijo sin mucho convencimiento.
—Esa es la actitud con la que ya una vez avanzaste. ¿Por qué no puedes hacerlo de nuevo?
—Entonces todo fue distinto. —Cerró lentamente los ojos. No, el humo no adormecía el cerebro, ni siquiera atenuaba el dolor que provocaban los recuerdos—. Entonces tenía algo por lo que luchar. —Pasó a sostener el pitillo con los dedos—. Quería que Manu viviera en un sitio decente. No podía hacerlo siendo un mediocre. Luché por conseguir mi sueño de trabajar en una gran compañía, pero no solamente por mí. Si yo ganaba, mi hermano ganaba. Ahora... —Calló mientras aplastaba el cigarro en el cenicero.
—Ahora debería ser igual. Siempre dices que le debes el cobrarte la venganza. ¿No le debes también salir a flote? ¿Crees que le gustaría verte así?
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Antes y Después de odiarte... (Justin Bieber)
RomanceUna historia de misterios, amor y dolor que os irá enamorando poco a poco...