Nos llevaron a una sala de espera y nos sentamos. Al rato llamaron a Ambar, y poco después me llamaron a mí. La sala tan solo consistía en cuatro paredes grises con tres puertas y unas cuantas sillas.
Entré por la puerta que anteriormente Ambar cruzó y llegé a una sala con un ordenador, una mesa con algunas cosas, una cesta con distintos objetos, dos sillas y una camilla. Una doctora despegó la vista del ordenador cuando entré.
—Hola, soy ... —Quise saludar pero la doctora me interrumpió.
—Bien, vamos a hacer una serie de pruebas relacionadas con tu capacidad, intenta hablar lo menos posible —dijo como si fuese un discurso que se sabía de memoria.
—Vale... —Parecía que ella se estaba tomando muy en serio eso de que no tenía que hablar.
—¿Cuál es tu capacidad?
Hice levitar unos lápices de su escritorio.
—De acuerdo ¿Recuerdas quién te rescató de la sala?
—Nadie, conseguí escapar yo sola —respondí.
La doctora se acercó un poco, como si eso de verdad le interesase.
—¿Y cómo escapaste de allí? —Por la forma que preguntó eso, estaba claro que no me creía.
—Pues había un cuchillo en la diana, lo atrapé con mis poderes, corté la cuerda y moviendo un martillo que había en el exterior, rompí la ventana y salí. Conseguí que Ambar también sobreviviera, porque la explosión no nos alcanzó.
—¿Cómo encontrasteis esta base? —Su expresión pasó a ser de sorpresa. ¿En serio pensaba que estaba mintiendo en una prueba médica?
—Al día siguiente de haber salido hubo otra explosión y llegaron Ed y Carla. También había otra chica, pero ella no logró sobrevivir. Encontramos un mapa en su bolsillo y nos trajo hasta aquí.
—Espera, ¿Emma murió?
Así que su nombre era Emma...
—¿Es rubia con el pelo liso y alta? Quizás ella no era Emma —insistió la doctora.
—No, me temo que sí era ella. Lo siento ¿Conocías a esa chica? —dije con expresión triste.
Ella asintió a la vez que algunas lágrimas caían de sus ojos. Este momento había pasado a ser uno triste.
—Discúlpame, tengo que hacer unas llamadas —dijo mientras se limpiaba las lágrimas—. Espera aquí a que venga mi compañera.
Decidí limitarme a asentir y no decir nada más. La doctora se fue, pero solo tuve que esperar unos minutos a que viniera otra.
—Hola, Amanda —dijo la doctora sustituta nada más entrar—. Siéntate.
Señaló una silla, pero en su lugar me acerqué a una camilla y me senté en ella de un salto.
—Vamos a empezar con las pruebas cerebrales. Es para ver el nivel de desarrollo en la zona de tu cerebro correspondiente. Y con estos resultados te asignaremos a una clase —dijo con la vista pegada a un cuaderno.
Se acercó a mí y me dio un lápiz.
—¿Puedes levantarlo? —preguntó entregándomelo.
Abrí la palma de mi mano y lo levanté unos centímetros.
—Más alto —dijo—. Intenta levantarlo hasta la altura de tu cabeza.
Lo levanté hasta mi cabeza, no fue difícil.
Cogió el lápiz que estaba en el aire y puso en su lugar un teléfono de tapadera. Continuó poniendo mas objetos, algunos me costaron un poco, pero cuando terminé de levantar un martillo dijo:
—Tus habilidades están muy desarrolladas, enhorabuena, has pasado la prueba y has superado mis expectativas. Una pregunta: ¿Qué es lo más pesado que has levantado nunca?
—Un árbol gigante —dije—. Pero solo aguanté unos segundos antes de desmayarme.
—¿Un árbol? —preguntó impresionada.
Asentí.
—Bueno, la prueba ha terminado, te llevaremos una habitación para pasar la noche. Mi compañero te llevará hasta allí.
Tenía una pregunta más, pero antes de que pudiera formularla cerró la puerta.
Esa pregunta seguía sonando en mi mente durante todo el camino.
¿Dónde está Ambar?

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Mentes Poderosas
Science FictionEsta es la historia de una chica normal llamada Amanda. Excepto por el hecho de que Amanda no es una chica normal. Amanda ya estaba acostumbrada a su vida en la cárcel separada de su familia y su hermano gemelo, Ian. Pero... una vez fuera, cuando t...