8.

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El viento me azotaba en la cara, la lluvia era muy intensa.

Busqué un lugar donde refugiarme y me dí cuenta de que estaba en un jardín. Al ver una casa del árbol a unos metros de distancia decidí entrar y refugiarme allí. 

Aunque a medio camino me dí cuenta de que la casa no estaba vacía, decidí seguir trepando y ver lo que estaba pasando.

Se escuchaban gritos y llantos. Recorrí el árbol hasta acomodarme en una rama, desde ahí podía ver lo que pasaba dentro de la casa del árbol y no me mojaba tanto.

Dentro de la casa pude ver a Carla discutiendo con una mujer y me acerqué más para poder oír la conversación.

—Hija, solo es una revisión médica.

—¡NO! QUERÉIS ENTRAR EN MI CEREBRO.

—Cielo, no hay nada que temer.

—NO PIENSO IR ALLÍ.

—Carla, si te digo que vas a ir, es que vas a ir.

—¡QUE NO!

En el momento que gritó las cajas de juguetes que había cerca empezaron a moverse. Los juguetes se mantuvieron en el aire durante unos segundos. Hasta que Carla se desplomó en el suelo y los juguetes cayeron junto con ella.

Cuando Carla quedó inconsciente su madre hizo una seña y salieron unos hombres vestidos igual que los que vinieron a por mi hermano y a por mí hace años.

Grité del susto, y corrí hacia las escaleras, esperando ser perseguida.

Pero nadie lo hizo. Los hombres seguían hablando con la madre de Carla y parecía que ni habían oído mi grito. Hice algo muy arriesgado por mi parte. Me asomé por la ventana y nadie se percató de mi presencia. 

Había un calendario en la pared, pero estaba atrasado. Era imposible.

¿Dónde estoy?

Mentes PoderosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora