—No ha sido tan doloroso, ¿verdad? —preguntó la doctora Lu.
¿Estás de broma? ¡Claro que ha dolido!
—Me duele mucho la cabeza, pero esperaba algo peor —mentí para pasar a una pregunta más interesante— ¿Y los resultados?
—Aún no lo sé, no me los han dado —dijo ella—. Cuando los tenga te avisaré.
Supongo que eso significa que estaré varias horas esperando a que las tengan...
—¿Entonces puedo ir a hablar con Ambar? —pregunté. Necesitaba hablar con ella sobre Lucy.
—Claro, pero antes dime qué estabas haciendo con Emily para que quedases inconsciente de tal forma.
Fruncí el ceño ante su pregunta, no esperaba que preguntase eso...
—Em... estábamos paseando —No se me ocurrió antes inventarme una escusa...—. Y yo fui a levantar una rama que se había caído y quedé inconsciente.
Por la cara que la doctora puso, no me creía.
—¿Si tus poderes están tan desarrollados, cómo una ramita pudo contigo?
—No creas que era solo una ramita, era una rama bastante gorda —argumenté intentando sonar convincente.
Oí un estornudo seguido de una palabrota, y Ambar pasó al lado de nosotras frotándose la nariz.
—Por cierto, Ambar, tenía que hablar contigo —Y ahí fue cuando encontré mi escusa perfecta para salir de esa situación—. Hasta luego, Lu, avísame cuando te den los resultados.
Fui con Ambar y le guié hasta el final del pasillo.
—¿Cómo va la misión? —pregunté a Ambar cuando nos alejamos lo suficiente.
—Bien ¿Y tu entrenamiento? He oído que has tenido problemas.
—Al final del entrenamiento casi no podía usar los poderes —respondí—. Por eso estaba hablando con la doctora Lu, me han hecho una prueba para saber si era algo grave.
Llegamos al lugar donde todos estaban organizando la misión. La sala que hace unos días estaba vacía, se encontraba llena de papeles y de cajas, por no mencionar la cantidad de confeti y purpurina que había esparcido por el suelo.
—¿Quién ha llenado todo esto de confeti? —pregunté a Ambar mientras buscaba una escoba.
Ambar rió probablemente recordando lo ocurrido.
—Elliot quiso gastar una broma a Sam llenando su pantalón de confeti, pero se le cayó la bolsa encima de Susan y ella le lanzó a él purpurina y luego empezó una guerra de confeti y purprina...
—No se te da bien eso de explicar ¿Verdad? —bromeé.
—No te rías, todavía tengo purpurina en la cara y por más agua que me eche no sale —dijo riendo—. Elliot y Susan sí que han salido brillantes de ahí.
Reí imaginándome a ellos dos llenos de purpurina.
—Bueno, habrá que recoger esto ¿No? —dije con la escoba en la mano.
—¿Sabes usar la escoba? —preguntó Ambar.
—No, de pequeña era muy vaga, pero supongo que será fácil, hace seis años cuando aún estaba en casa, veía a mi padre barrer —respondí encogiéndome de hombros.
La puerta de la sala se abrió y entró la doctora Lu.
—Chicas ¿Qué hacéis aquí? —preguntó la doctora.
La entrada repentina de la doctora Lu hizo que me asustase y soltase la escoba de golpe.
—Estábamos buscando unas escobas, pero... —me acerqué a ella para susurrarle— hemos acabado aquí y resulta que estos eran los preparatorios para su fiesta de cumpleaños sorpresa. Ella no lo sabe.
—De acuerdo, Ambar, Amanda, tenéis que salir de esta sala. Ya tengo los resultados de tu prueba —dijo la doctora Lu.
—¿Y cuáles son los resultados? —pregunté.
En ese momento me puse a pensar ¿Y si es algo grave? ¿Y si he perdido los poderes? ¿Y si no puedo ir a rescatar a mi hermano por lo que el resultado suponga? ¿Y si...?
—No tienes ningún problema, solo fue un dolor de cabeza temporal que aumentó por el estrés acumulado.

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Mentes Poderosas
FantascienzaEsta es la historia de una chica normal llamada Amanda. Excepto por el hecho de que Amanda no es una chica normal. Amanda ya estaba acostumbrada a su vida en la cárcel separada de su familia y su hermano gemelo, Ian. Pero... una vez fuera, cuando t...