Era de noche. Estaba durmiendo hasta oí un ruido.
—Psstt —susurró Nataly en mi oído.
Iba a gritar pero ella tapó mi boca.
—¿Qué? —pregunté en voz baja.
—Mira —dijo indicándome que la siguiera.
Me llevó hasta la puerta y me hizo una seña para que me asomase por el agujero que hay para ver por fuera.
Vi a Walt, Sam y Elliot sentados en el pasillo, mirando hacia los lados.
Estos se levantaron y caminaron por el pasillo lentamente.
—¿Qué hora es? —susurró Nataly.
—Las dos de la madrugada —respondí mirando mi reloj.
—Tengo una idea —dijo Nataly sonriendo maliciosamente.
—Ohh, ya sé a lo que te refieres —contesté con una mirada cómplice.
Cogí una chaqueta y me puse unas zapatillas.
Nataly mira por el agujero antes de abrir la puerta.
Salí con ella fuera y antes de cerrar la puerta oímos una voz.
—¿A dónde vais? —supuse que era Ambar.
Sabrina y Susan también se despertaron por el ruido.
—¿Qué hacéis? —susurraron.
—Venid —dijo Nataly en voz baja.
Ellas cogieron algunas cosas y salieron con nosotras.
Caminamos por los pasillos hasta llegar a la cafetería. Era muy distinta ahora que estaba vacía.
—Vamos a organizarnos. Sabrina, ve a seguirlos y nos vas diciendo donde están. Nataly, tú síguelos también, pero haz ruidos que den miedo para asustarlos un poco. Susan, tú tienes que guiarlos de alguna forma hasta aquí. Y Amanda y yo nos quedamos aquí, para que cuando lleguen. Amanda moverá cosas desde lejos para que se asusten, y yo lanzo cosas. Por último, cuando estén muy asustados, todas salimos bruscamente de nuestros escondites y los asustamos. ¿Entendido? —El plan de Ambar era perfecto.
—Vale —susurraron todas saliendo de la cafetería.
—Esta broma va a ser la mejor —susurré al oído de Ambar.
(...)
—Pssttt, creo que vienen
—Vamos, corre —dije poniéndome en mi lugar correspondiente.
(...)
—Chicos creo que...
No identifiqué cual de ellos era, pero era hora de empezar con la broma.
Moví lentamente una silla, la cuál se calló al suelo provocando aún más ruido del que pretendía.
—¿Qué ha sido eso? —preguntó Walt asustado.
—No lo sé... —respondió Sam—. Elliot, coge ya tu chaqueta y nos vamos.
—¿Puedo encender las luces? —preguntó Walt mirando hacia los lados.
Iban a vernos si encendían las luces.
Tiré una silla al suelo cerca de donde estaba el interruptor para que no se acercase a él.
—¡AY! —gritó Walt muerto de miedo—. La... la silla se ha movido sola.
—Walt, seguro que le has dado y se ha caído —contestó Elliot.

ESTÁS LEYENDO
Mentes Poderosas
Science-FictionEsta es la historia de una chica normal llamada Amanda. Excepto por el hecho de que Amanda no es una chica normal. Amanda ya estaba acostumbrada a su vida en la cárcel separada de su familia y su hermano gemelo, Ian. Pero... una vez fuera, cuando t...