Epílogo

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13 años después 

-¿Qué nos falta?-me preguntó Nathan. 

-Sólo las últimas invitaciones-respondí después de pasar las hojas del catálogo lleno de vestidos para preguntarme por enésima vez si había elegido el correcto

-¿Invitaciones?-preguntó sorprendido-Creí que ya habíamos entregado todas. 

-Hice...unas cuantas modificaciones-respondí inocentemente, me miró perplejo, seguramente temiendo que dentro de mis modificaciones se encontraran sus amigos.-Solo agregue unas cuantos lugares-me miró aún más perplejo. 

-¿Más?-dijo casi en un grito.-Son 150 invitados ¿y quieres más? 

-No es mi culpa que tengas tanta familia y sí, quiero más invitados- era mi boda, nadie iba a quitarme el derecho de invitar a los que quiero, además de que había pagado gran parte de ella-No son muchos, solo 7, una mesa completa. 

Sus ojos grises se posaron sobre los míos tratando de sostener la mirada como "retándome". Después de un par de minutos rodó los ojos y suspiró, dándose por vencido.

-Esta bien...-dice al fin. Una sonrisa de oreja a oreja se extiende sobre mi rostro. 

-Entonces es mejor que nos vayamos ahora-comencé a guardar los catálogos, esta vez convencida de que había elegido bien.-Si nos vamos ahora llegaremos allá por la tarde. 

-Espera, espera ¿te refieres a ese pueblo?-se quedó mirándome-¿El pueblo en donde casi te asesinan? ¿en donde casi asesinan a tus padres y a tu hermano? ¿el pueblo raro que tenía una lista de muerte?

-Si, si, ese pueblo.-asentí con pesadez, sabía que a Nathan le aterraba ir a allá- Todo quedó arreglado hace mucho tiempo.

-No, no, no-dijo mientras se paraba de la cómoda silla-En ese pueblo casi te matan...-a él le encantaba recalcar eso. 

-Y aquí estoy-lo interrumpí, me paré poniéndome a su lado y lo abracé por detrás.-Eligirás la música...

-No me chantajes-me tomó las manos y me separó de él. 

-Oh vamos, no pasará nada, todo terminó-sonreí tranquilamente, tratando de calmarlo-Lo prometo.-puse una mano sobre mi pecho, como si hiciera un juramento o algo parecido. 

-Pero...-se quedó con la boca entreabierta, como si buscara una buena razón para no ir pero era obvio que no la encontraba. 

-¿Ves? No hay excusas ni pretextos, todo esta bien allá, la lista fue hace más de 10 años y los problemas allá terminaron unos meses después de que yo me fuera. 

-¿Estas segura que no pasará nada?-su miraba era de miedo y preocupación, sonreí un poco, Nathan era valiente, no podía negarlo, pero el ir a "ese pueblo" le causaba un terror extremo desde que tuve que hablar con él acerca de mi secreto. 

-Segura-mi sonrisa se ensanchó. 

-Pues será mejor que nos vallamos ya.-trató de sonreír pero por su rostro se extendió algo más parecido a una mueca, tragó saliva y asintió. 

-¿A dónde vamos, mami?-Dereck salió caminando por el pasillo, traía la pijama puesta aún y su cabello estaba alborotado. Lo cargué y besé su pequeña frente. Era una persona tan pequeña, tan delicada, solo tenía 3 años pero se había vuelto muy rápidamente en el amor de mi vida. 

-A Beacon Hills. 

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Al llegar allá mi corazón dio un vuelco, el pasar por las calles por las que había caminado era algo extraño pero emocionante. No sabía bien lo que iba a encontrarme, había perdido el contacto con Stiles pocos meses después de irme pero Lydia estaba decidida a contarme lo que pasaba en Beacon Hills, así fue por un año hasta que cada quien tomó su camino a la universidad. Por suerte Liam me mandó un mensaje hace unos años informándome que todos habían vuelto de la universidad. 

Mis días con Stiles (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora