Pantera (Omegaverso/GrimmIchi)

El rey Pantera

////Grimmjow////

Enojado, furioso, colérico y molesto es poco para describir como me siento en este momento. Ni siquiera destrozando todo a mi paso lograré calmarme un poco, pero lo intento mientras camino por la plaza central rumbo a las puertas del palacio. Temí por la seguridad de mi omega y de mis crías después de ese altercado, por lo que decidí yo mismo rondar por todo el territorio cercano. Descubrí que había más de un infiltrado que me encargue de destruir con mis propias manos. Y no solo eso, sino que uno de ellos me dijo que esto solo era el inicio.

Que Yhwach no se detendría hasta arrebatarme lo que más amo, empezando por mi omega y seguido de mí reino. Y todos los dioses saben, que si hay algo que no puedes siquiera intentar tocar es la familia y el territorio de otro alfa. Y mucho menos el mío. Pero voy a matarlo, voy a matarlo con mis propias manos y dientes, por tan sólo pensar que podría hacerme daño, por la mera osadía de intentar retarme. No descansaré hasta ver su cabeza clavada en una estaca como maldito premio de guerra.

-¡Grimmjow espera!

Es Starrk quién me grita a mis espaldas, siguiéndome en compañía de la guardia real que se conforma por alfas y betas con altas capacidades físicas. Se supone que son los guerreros más feroces, pero que ahora parecieran no servirme para nada, ya que los muy inútiles no pueden ni darse cuenta de quiénes son los nuestros.

-¡Grimmjow por favor! ¡Vamos a arreglarlo juntos!

Ese tono de voz me hace gruñir por lo bajo, la furia comienza a consumirme y siento mi vista nublarse y tornarse rojiza por segundos, pero me contengo tanto como puedo. Sin embargo giro y lo miro con veneno. ¡No! ¡Tú no vas a arreglar nada! ¡Yo lo haré! ¡Porque si quiero que las cosas se hagan como quiero, tengo que hacerlo yo mismo! ¡Ya que al parecer no puedo confiar ni en mi propia gente! ¡¿Qué no?! Starrk parece herido por mis palabras, pero aun así no desiste viniendo hasta mí.

-Grimmjow, lo siento esto fue...un, un pequeño descuido.

¡¿Un pequeño descuido?! ¡¿Un puto descuido?! De inmediato lo tomo por el cuello de la camisa hasta levantarlo y gruñirle agresivamente en la cara. ¡En mi país! ¡En mi ciudad! ¡En mi palacio! ¡En mi habitación! ¡Donde duerme mi esposo, la madre de mis crías! ¡¿Y dices que fue un puto descuido?! ¡Si algo le hubiera pasado yo...! Yo...Tan sólo aprieto el agarre sintiendo mis propios huesos crujir mientras escucho como se queja. Ni siquiera tu muerte ni la de todos servirían para pagarlo Starrk. En cuanto me da esa mirada dolida lo arrojo al piso con furia, escuchándolo gruñir y viéndolo retorcerse.

No puedo controlarlo, lentamente la destrucción se apodera de mí. Alguien quiso lastimar a mi omega, a mis crías, a mi familia. Por lo que sigo caminando, intentando alejarme de todo hasta que siento como me toman por el hombro. Y esta vez cierro los ojos y sé que todo está perdido en cuanto giro y veo que se trata de Starrk nuevamente. Es como si la rabia me recorriera las venas por lo que lo sujeto por la muñeca con tanta fuerza que empieza a gritar. ¿Me estás retando Starrk? No solo soy el alfa de Ichigo, sino el de todo el país del agua. Ahora sométete ante mí.

Starrk aunque está a mi servicio, deja escapar un ligero gruñido que me hace hervir la sangre, después de todo también es un alfa por naturaleza. ¡Sométete ahora! Se lo rujo con demasiada violencia hasta ver sus piernas flaquear y lentamente comenzar a arrodillarse mientras tiembla, al igual que la guardia que se ha postrado ante mí porque me temen. Y lo odio, odio cuando pierdo la cabeza y reprimo a los demás con mi poder, pero no puedo evitarlo, es mi alfa interior quién grita que debo tener el control todo el tiempo y ante todos. Es el rey pantera aclamado su gloria.