Pantera (Omegaverso/GrimmIchi)

Ámame, domíname, sométeme

///Grimmjow///

Algo está mal, algo definitivamente está muy mal, ¿Pero qué? Mi omega y mis hijos están bien, el reino está floreciendo y siendo basto, los pequeños conflictos entre fronteras se han tranquilizado. Todo marcha de maravilla, y entonces ¿Por qué siento está ira creciente, punzante y amenazante dentro de mí? La bestia en mi interior me grita que debo estar alerta.

-Oye, oye, tranquilo rey león. No quiero rugidos tan temprano, ya bastantes tengo con los que me dedicas cada noche y hasta la madrugada junto a tu omega.

Chasqueo la boca y le lanzo a Starrk un libro que atrapa con una mueca tonta. Ambos nos sonreímos un poco mientras yo me recargo en mi cómodo asiento tras mi enorme escritorio. Algo está por suceder Starrk. Algo realmente grande. A Starrk se le borra la sonrisa y rápido se acerca sentándose sobre el borde a mi lado.

-¿Qué sientes?

¿En serio me crees?

-Tonto eres el rey, y uno de los tres alfas más fuertes en este mundo. Claro que si me dices que algo pasará te creeré. Después de todo tienes sentidos más desarrollados que los de un simple alfa. Mi padre decía que los tuyos tienen un sentido de rastreo, que ni los animales más salvajes poseen. Sienten las cosas antes de que pasen. Lo malo es que sueles ocuparlo para pasártela rastreando y montando a tu omega.

En primera, ¿A quién le dices tonto, tonto? Y segundo, ¡Yo monto a Ichigo donde yo quiera!

-Sí, sí. Pero ahora ¿Qué pasará? Dime, ¿Qué sientes? ¿Es malo?

No estoy totalmente seguro, pero ambos sabemos que la bestia dentro de mí se despierta y agita sólo cuando una batalla se a próxima. Y eso me preocupa Starrk. El rey pantera me está rasgando las entrañas y exige salir. Algo...no, alguien me está amenazando y la bestia en mí no permite osadías. Starrk...no quiero iniciar otra guerra. Mi consejero y yo nos miramos fijo mientras él parece pensárselo.

-Diez años, tan sólo diez años han pasado desde la última guerra. Diez años de paz. ¿Quién podría iniciar una guerra ahora? La última concluyó con el inicio de la alianza de los cinco reinos. El viento tiene a ese alfa joven, Kensei, sería estúpido iniciar un reinado con batallas. El fuego no es menos con ese viejo que no tarda en estirar las piernas. El sol recién está ampliando sus dominios, sería descabellado de su parte y Kyoraku es el último qué pensaría en pelear. No ahora que tiene a su omega e hijos creciendo. ¿Entonces quién te amenaza?

Yo tampoco lo sé con certeza. ¿Será que quizás estoy exagerando? Aunque...hay una posibilidad. Esa posibilidad es Yhwach, pero rápidamente niego y sonrío porque ese maldito está encerrado. No, imposible, olvídalo. De todas formas después de la cena convocaré una reunión y dejaremos todo en claro, por ahora necesito despejar mi mente antes de comenzar a arrancar cabezas. Starrk asiente y me hace una reverencia al verme salir.

Deambulo por los pasillo pensativo, ¿Qué carajos es está sensación? Gruño un poco, pero cierto aroma hace que todo en mi mente se olvide. Es un aroma peculiar, dulce, tierno y palpitante. Uno que no había olido antes, o eso creo. Rastreo dicho aroma por todas partes, notando que se me hace conocido, pero a la vez algo distante. ¿Qué es? Mis súbditos se inclinan ante mí, mientras yo camino a paso rápido por todos lados, en búsqueda de ese mar de sensaciones.

Un par de metros más y me doy cuenta que estoy en nada menos que el área de omegas dentro del palacio, donde suelen reunirse para jugar, comer, platicar, leer o simplemente relajarse haciendo otras actividades. Desde cuidar a sus crías, dormir, nadar, cocinar y escribir. O los muy aventureros pueden aprender a defenderse del ataque de alfas y betas con Ulquiorra, que imparte unas que otras técnicas para darles ventaja. Y finalmente estan los bailarines. Aquellos que aman danzar y utilizar sus encantos para robar corazones y suspiros.