Paraíso candente

5.4K 215 17
                                    

///Ukitake///

Blanco como el algodón más esponjoso y suave nunca antes tocado. De esa textura es la nieve helada que cae como radiantes copos de diamante, cubriendo toda superficie en el país de la tierra. Inclusive ahora, no deja de nevar tan bellamente. El que hace unos meses fue verde fogoso, carmín pasión y amarillo mostaza en el bosque hoy ha sido remplazado, por nada más que gruesas capas de perlas traslucidas. Desde la flor más pequeña, hasta el pino más alto todos han sido besados por el invierno que ha llegado para quedarse por un buen tiempo.

Por unos momentos dejo lo que me encuentro haciendo, para levantarme con sumo cuidado e ir hasta la ventana oscura por lo noche que ya es. Al instante mi aliento cálido la empaña mientras siento con mis propias manos a través del cristal lo tremendamente helado que todo está afuera. Oh Shunsui, espero que estés bien. Lo susurro como si lo tuviera frente a mí a la vez que acaricio mi vientre grande y lleno de sus cachorritos; sonriendo en cuanto se mueven con fuerza en mi interior, como reafirmándome que todo estará bien.

Y así lo creo, por lo que regreso a mi nido. Mi precioso y encantador nido que mi alfa me ayudó a hacer para mí y nuestros hijos. Él mismo tejió con mis indicaciones una especie de canasta enorme de mimbre, la cual llene con cientos de cojines apilados, blancos, suaves y rellenos al igual que con sábanas del terciopelo más fino que yo mismo hice. Recostarse dentro de mí nido es sumirse en un mar de seda líquida, tan esponjoso y dulce al tacto como si se estuviese entre nubes.

Una vez bien metido, me cubro de lleno con un par de colchas, más el grueso y pesado cobertor que tiene el aroma de mi alfa, que me brinda la paz y confort que necesito junto a mis cachorros. Ideal y cálido para sentirlo cerca de nosotros aunque muy lejos esté. Apenas si saco mis manos para seguir con mi trabajo. Terminar de confeccionarle una fina y preciosa capa del negro más intenso y deslumbrante a mi alfa esperando por su regreso, mientras escucho las chispas de la madera brincar y consumirse por el fuego de la chimenea frente a mí.

Y aunque no tengo un espejo para verme, estoy seguro de que mis mejillas están ardientes y rosadas por el rico calor acumulado en la habitación y mi nido. Cielos, como quisiera darle un enorme trago a mi leche caliente con un delicioso toque de miel, pero ahora que me he tapado todo me da pereza levantarme. Así que suspiro derrotado a la vez que sigo el hilo de mi memoria, tratando de reproducir el por qué mi alfa no está a mi lado aun cuando estoy tan lleno de él.

Hace dos semanas no solo llegó el invierno y heladas tormentas de nieve, sino también malas noticias. Un ejército desconocido atacó pequeñas aldeas en las orillas de nuestro país con la frontera del país del viento y rápidamente se propagaron a poblados más grandes hacia el norte. Lo peor no fueron los robos y saqueos, sino que según entendí algunos de esos sujetos le prendieron fuego a dos pequeñas aldeas iniciando un conflicto aún más grave.

Y claro que sólo eso bastó para desatar la furia de mi alfa que aun con todo el dolor de su corazón, tomó su armadura y tuvo que partir a prisa para arreglar el pánico y el caos que se ha empezado a dispersar por todo el reino. Aizen y sus demás asesores le sugirieron quedarse y que alguien más se hiciera cargo. Pero si hay alguien que tiene un carácter testarudo y necio es mi alfa que todo se toma personal. Porque si lastiman a su gente lo lastiman a él. Y como suele decir, si el líder de la manada no protege a los más débiles cuando lo necesitan, ¿Entonces quién?

Ni siquiera yo pude discutir contra eso, así que aun a gritos, lágrimas y dolor puro de mi omega interior e hijos tuve que dejarlo ir. Porque aunque me duela, antes que ser un omega soy un ser humano y si alguien más sufre, simplemente no puedo ser egoísta y pretender que nada pasa. Así que nos besamos y él prometió regresar en una semana y esa fecha se cumple mañana. Cualquiera pensaría que es una exageración, pero jamás en mi vida, ni siquiera en mis peores días me había sentido tan solo como ahora. Tan miserable, tan desesperado, tan ansioso y preocupado.

Pantera (Omegaverso/GrimmIchi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora