Pantera (Omegaverso/GrimmIchi)

Feroz y territorial

///Ichigo///

-Prepárate pequeño cachorro, que pronto llegaremos a la ciudadela de tu ahora hogar el país del agua.

Elevo mi rostro, que tenía oculto entre el cuello de Grimmjow, para olerlo y reconocer su aroma que me reconforta y me hace sentir protegido a mí y a nuestras pequeñas panteritas en mi interior. Mientras me encuentro sentado sobre regazo y somos transportados por medio de un enorme y bonito elefante. Ahora veo que evidentemente estamos a punto de llegar a mis ahora "dominios". Aunque se escucha demasiado extraño decirlo de esa forma. Pero sinceramente ya moría de ganas por llegar, primero porque la despedida fue dura, no sé cuándo volveré a ver a mis padres, debido a que por ser los reyes de nuestro oasis no pueden salir mucho.

Y a eso debo sumarle que el viaje duró doce días y once noches. Se supone que llegaríamos en la mitad del tiempo, pero debido a mí y a nuestros hijos, Grimmjow decidió que acamparíamos cada noche para mi comodidad. Y claro, para follarme hasta hartarse en la enorme carpa que nos alzaban, aunque no es que me queje, después de todo, no hay nada que disfrute más que amanecer entre sus fuertes brazos. También algo bueno es que no vengo solo a mi nuevo hogar. Le suplique a papá que me dejara traer a Tensa conmigo y aceptó.

De igual manera logre traer a Renji, aunque para convencer a Grimmjow como siempre tuve que abrir las piernas, ya que según él, su omega no puede ser amigo de ningún alfa sin importar su categoría. Pero ya que somos amigos, pensé en traerlo, tal vez algo bueno le espera en el país del agua, eso o que podría volver a las tierras de su familia, claro si él quiere. Además de que ya no quería que fuera tratado como un simple sirviente. Digo, ¡Somos casi hermanos! O algo así. Y por último a petición de mi padre, vino como parte de mi servicio Ukitake-san.

Él ha sido el consejero de mi padre desde que tengo memoria, pero papá es tan llorón que le pidió que viniera conmigo para cuidarme. Ya que según él, si tiene a una persona de su total y absoluta confianza como lo es Ukitake-san echándome un ojo, él y mamá podrán estar tranquilos por lo que les reste de vida ¡Vaya exageración! Así que al final parece ser que Grimmjow y mi padre hicieron algún arreglo para traer a Ukitake-san, aunque no sé de qué trabajará aquí, ya que Starrk es el consejero real.

-Ichigo, mira...nuestro hogar.

Fijo mi vista al frente entre tanta arena candente entre las dunas que se eleva por el viento, abriendo la boca de la impresión al ver unas inmensas murallas blancas de más de doscientos metros levantarse desde el suelo y por más que miro a los lados pareciera no tener fin. Cruzamos por un camino rumbo a las enormes puertas doradas que se abren pesadamente debido a lo imponentes que son. Al abrirse delatan un enorme brillo que me ciega por un momento hasta que nuevamente mi vista se compone y por fin lo veo. Oh dios. Debo estar soñando.

Mi boca tiembla al escuchar el fuerte sonido de cornetas y tambores más millones de gritos de alegría. Ya que cientos de personas se arremolinan a nuestro alrededor y nos arrojan pétalos de flores mientras saludan a Grimmjow emocionados dándole la bienvenida. Desde niños hasta ancianos lo miran como si fuera un dios dorado entre simples hombres. Mientras que yo simplemente no puedo cerrar la boca de lo precioso e increíble que es el lugar; nuestra caravana se ve tan pequeña entre esta magnánima ciudadela.

Cientos de miles de hogares blancos, palmeras, y fuentes por doquier. Seis pirámides distribuidas en todo el territorio infinito y pequeños riachuelos entre las callejuelas. Mientras que, el que si no me equivoco es el inmenso río del Sol condecora la ciudad, un río tan ancho y largo que pareciera un pequeño mar que cruza la ciudadela hasta donde mi vista no alcanza a ver. Y a lo lejos a donde nos dirigimos está el que llaman el palacio dorado. Ahora comprendo porque. Columnas de más de cien metros se levantan al igual que cúpulas, todas del oro más brillante y pesado.