Luz de mi vida

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///Kyoraku///

El día de hoy los dioses han retribuido mi ardua labor cuidando estas tierras, con un clima y paisaje despampanantes y especiales para mi boda con el omega más bello del mundo. El viento es fresco y reconfortante, el sol quema delicioso y todo es verde y frondoso de fondo además de la lluvia de flores que se ha desatado en honor a Jushiro.

Como quisiera poder tenerlo entre mis brazos, besarlo, acariciarlo y decirle cuanto lo amo y cuán importante es para mí. Supongo que tendré que esperar a nuestra noche de bodas, porque en el altar no son más que meras formalidades.

Por ahora me dedico a trotar transformado de lleno en mi forma animal, por enormes montes rocosos, llenos de musgo y vegetación intentando mitigar un poco de las tantas ansias que me carcomen. Me hubiera gustado traer a mis cachorros, pero mientras que Valkir mi fuerte alfa ya se puede transformar en un pequeño lobo, su hermanito Yura aún no lo consigue del todo.

Y como buen padre, quiero ser equitativo y esperar para darles lecciones una vez que ambos lo hayan conseguido.

Claramente al estar en mis territorios y en mi mejor forma mis sentidos se han agudizado intensos, por lo que aun a varios kilómetros escucho caravanas, gente y otros animales. Aparte de los normales, unos bastante curiosos que me hacen avanzar en su dirección. Desciendo por la montaña, atravesando gran parte del bosque y finalmente subiendo una nueva pendiente hasta llegar a la punta.

Justo ahí lo veo, mirando hacia el horizonte todo el territorio y la planicie que se pierde hasta el fin. Un enorme felino, más grande que ningún otro, con pelaje tan plateado que parecen estrellas y ojos filosos y azules como el zafiro. Un nombre antiguo resuena en mi cabeza, más sonrío porque no es él, sino su hijo el cual ha volteado para verme tan intensamente, que mi instinto me dice que busca una pelea.

Sin embargo sé que no es así, al ver como entre sus piernas juguetean tres pequeñas panteritas convertidas casi idénticas a él. Son diminutos gatitos a su lado, meros cachorritos adorables que rujen y ronronean rodándose y atacándose entre ellos para jugar, ya que seguramente aún no saben controlar su forma animal.

Me acerco a la pantera más grande que permanece en silencio y mirándome fijo hasta que llego a su lado. Ahí me da una mueca desdeñosa y torcida típica de él mostrándome sus imponentes colmillos. Y aunque estoy por decir más, miro como se agita un poco y en cuestión de segundos la pantera se convierte en hombre.

—¿Qué carajo haces aquí Kyoraku?

—¿No debería preguntarte yo lo mismo? Estos son mis territorios. —Y aunque palabras no salen de mi boca Grimmjow me comprende, chasqueando la boca a la vez que abraza a sus panteritas que se enroscan y tallan felices contra él.

—Mi padre solía traerme a correr a este monte siempre que veníamos. Aquí terminó de enseñarme a controlar mi forma animal y quise traer a mis hijos.

—¿Ichigo-chan sabe que sus cachorros pueden transformarse?

—Nah...quiero decirle hasta que logren controlarlo. Pero así cómo son de temperamentales al igual que yo, en cuanto se enojan les brotan sus orejitas y cola involuntariamente. Así que no creo que falte mucho para que Ichigo se dé cuenta. ¿Qué hay de los tuyos? ¿Por qué no están aquí?

—Yura aún no puede transformarse y Jushiro me mata si sabe que los traje a correr en el monte.

—Los omegas suelen tardar un poco más en sacar a relucir sus formas, así que ten paciencia. Y en cuanto a que Ukitake te mate, haz lo mismo que yo. Déjalo acabado y escapa cuando aún no ha salido el sol. —Me dice burlón y haciéndome rodar los ojos.

Pantera (Omegaverso/GrimmIchi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora