Capítulo XIII "Superman Rubio"

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Alicia me despertó con unos golpecitos y una sonrisa emocionada.

-Bienvenido a Montecarlo -dijo la chica derrochando felicidad mientras salíamos de la estación- siempre he querido venir, es un lugar tan... precioso. Zack también quería venir.

-¿Por qué Zack no ha venido con nosotros? -pregunté, aunque en cierto modo no me interesaba la respuesta.

-Se queda allí para intentar evitar que vengan mis padres tras nosotros -soltó Alicia- y porque, parece que su instinto de aventurero no se activa conmigo.

-Yo creo que eres la mayor aventura que quería emprender -dije algo que realmente creía.

-Creo que tiene otra aventura mejor que emprender sólo que tiene miedo -comentó Alicia algo apenada.

-¿A qué puede tenerle miedo Zack? -pregunté riendo.

-Al rechazo, quiza teme que esa persona le rechace -dijo Alicia enrollándose un mechón rubio en el dedo.

-¿Y quién es esa persona? -pregunté con cierto interés.

-No lo se...

-Anda, no digas tonterías -realmente estaba preocupado, muy preocupado- te quiere a ti. Hazme caso.

-Pero, ¿y si...? -comenzó a decir la chica.

-Calla... -dije abrazándola- te quiere, estoy seguro de ello. Aunque no tanto como te quiero yo.

-Idiota -dijo la chica riendo- yo también te quiero Rubito.

-Bueno, continuemos.

-Un momento -dijo Alicia buscando en su bolso- me acabo de acordar de que Jasmine me dió esto para ti.

La chica me dió un paquetito color aqua, el cuál abrí y saqué su contenido. Una pulsera de cuerda morada y una nota.

"Me gusta pensar que el color morado me representa, y desde ahora, estaré siempre contigo. Te quiere, Tu Princesa"

-Es preciosa -dije mientras me la ponía- la echo de menos...

-La veremos pronto, tu tranquilo -dijo Alicia acariciandome la mejilla y sonriendo- continuemos, debería sacar algo de dinero, quizá lo necesitamos.

Mientras Alicia rebuscaba en su bolso, un hombre con una cazadora de cuero corrió hacia ella, quitándole el bolso y huyendo del lugar. Velozmente le dije a Alicia que se quedara en el lugar y salí corriendo tras aquel hombre. No paraba de adentrarse en el laberinto de calles repleto de gente que había en la ciudad, era difícil caminar con tanta gente, y aún más correr tras alguien. Pero debía encontrarlo como fuera, durante un momento lo perdí de vista, me asomé desde una especie de terraza a ver la calle que había mas abajo y el hombre estaba corriendo por allí. Sin pensármelo dos veces salté desde allí arriba y me coloqué delante de él. El hombre intentó darse la vuelta, pero justo detrás estaba Alicia junto a dos agentes de policía. Los agentes detuvieron al hombre y le devolvieron a Alicia su bolso, pero la tarjeta de crédito no estaba, así que no podríamos sacar más dinero...

-¿Lucas que vamos a hacer? -preguntó la chica a punto de romper a llorar.

-¿Autostop? -pregunté pensando algo.

-Dudo que alguien se dirija a Roma -soltó la chica apenada.

-Yo me dirijo a Roma -dijo una mujer castaña, lo cual hizo que Alicia y yo nos miráramos atónitos- os puedo llevar si quereis. Por cierto, me llamo Penélope.

-Si por favor -dijimos los dos a la vez.

-Señorita Cruz -dijo un hombre- su limusina le espera.

Seguimos a Penélope hasta una gran limusina negra. Estuvimos charlando con ella, nos preguntó a qué íbamos a Roma y Alicia mintió, diciendo que íbamos a ver a su hermano. La noche empezaba a invadir el cielo y para cuando llegamos ya era de noche, nos despedimos de Penélope y nos miramos atónitos al bajar de la limusina.

-Acabamos de ver... -comenzó a decir Alicia.

-A Penélope Cruz... -finiquité yo.

-No he entendido como ha pasado esto pero tenemos que ir al internado Arcadia Bay -dijo la chica- y no hagas chistes, se que estamos en Italia y el internado tiene un nombre inglés.

-Yo no juzgo -dije riendo.

El edificio estaba calle abajo así aue comenzamos a ir, tengo que decir que Roma era preciosa, y más en verano, era de noche, lo cuál aumentaba su belleza. Pero no estaba aquí para hablar de eso. En un momento, Alicia me empujó contra la verja, y esta se cayó, entramos corriendo y la chica me indicó que guardara silencio.

-Mis padres están allí -dijo Alicia señalando la puerta.

Corrimos hacia el edificio y vi en lo alto una ventana, la única sin reja. Supuse que allí nos dirigiamos, vi a la chica encaramarse a unos salientes de la pared y la seguí, la chica parecía ágil. Subimos al tejado de la primera planta, y desde este accedimos a la ventana.

-¿Pedro? -preguntó Alicia apoyada en el alféizar de la ventana.

-¡Ali! -dijo el chico de ojos verdes y pelo negro de aquellas fotos- ¿Qué haces aquí?

-He venido a rescatarte -dijo la chica ayudando a Pedro a salir- tenemos que darnos prisa, viene papá.

Pedro y yo saltamos desde el tejado hasta el suelo, Alicia saltó a mis brazos y la cogí para evitar que se cayera.

-Gracias Superman Rubio -dijo la chica aún agarrándome.

-No es nada Supergirl -le dije riendo.

-Te he echado mucho de menos P -dijo Alicia abrazando a su hermano- debemos irnos, si papá ha venido habrá traido el avión privado.

Corrimos a coger un taxi hacia el aeropuerto antes de que los padres de Alicia nos encontraran allí. Al llegar vi un precioso avión privado al cual nos subimos. Había todo tipo de lujos alli dentro. Alicia se dirigió al piloto.

-Raúl -dijo la chica- mis padres han decidido quedarse unos días aquí, llevanos a casa.

El conductor accedió y en cuestión de poco tiempo ya estábamos de vuelta en Madrid, cogimos un taxi hasta mi casa y Alicia decidió hacer una parada en el parque que había frente a mi casa. Cerca del lago se divisaba la sombra de un chico, Pedro se dirigió hacia él y empezaron a conversar, para poco después besarse.

-Él es Carter -dijo Alicia con una enorme sonrisa mientras Carter y Pedro se despedían- yo le pedí que viniera.

-Volvamos a casa, Ali -dijo el chico.

-No puedes volver a casa, debes quedarte unos días en casa de Lucas -dijo Alicia- mañana vendré a ver como estás.

-Espera -dije tomando a Alicia del brazo- quédate tu también.

-Está bien, pero sólo por esta noche -accedió Alicia abrazandome.

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