Capítulo IV "El chico de la camisa de cuadros roja"

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Me despertó un sonoro estruendo que recorrió todo el dormitorio e hizo retumbar ligeramente la habitación, miré al suelo y vi a Chesire mirando una estantería que permanecía tumbada en el suelo y con un trozo roto, había libros bajo la estantería, en otras partes del suelo y un par que seguían en su posición inicial, miré a Chesire, este me miró y a continuación se lamió una pata la cual se pasó por sus orejas.

-Maldito gato -dije antes de que Chesire ronroneara- tendremos que comprar una estantería nueva...

-¿Lucas? -preguntó Adri desde el marco de la puerta- ¿Qué ha sido ese ruido?

-Chesire ha tirado la estantería -dije mirando de reojo a Chesire el cual rodaba por el suelo jugando con un ovillo de lana.

-Bueno ya arreglaremos eso después, tienes visita en el salón -dijo Adri matizando levemente la palabra visita.

Creo que sabía a quién se refería, así que hice la cama y salí sin preocuparme mucho de ir en pantalones cortos de pijama y sin camiseta. Al llegar al salón vi a Alicia esperando, jugueteaba con la funda de su móvil mientras esperaba. Al verme se le iluminó la mirada y corrió a abrazarme. La abracé también y le di un beso en la mejilla a la chica de cabellos dorados.

-Lo siento Lucas -dijo Alicia- quizá te lo...

-Da igual tontita -dije sonriendo- no tienes que disculparte, es tu vida, puedes salir con quien quieras.

-Pero yo era consciente de tus sentimientos y...

-Déjalo.

-Está bien, pero no me sueltes todavía -dijo la chica de forma dulce.

-No lo pensaba hacer.

Estuvimos así un rato, sin tan siquiera mediar palabra, y cuando nos separamos nos miramos a los ojos, la mirada de Alicia seguía siendo tan tierna y decidida como el primer día, me recordaba a alguien, pero no sabía del todo a quién...

-¿Te apetece ir a Madrid? -preguntó la chica.

-Claro, hace tiempo que no voy -dije yo contento- ven a mi cuarto, no se que ponerme.

Alicia me acompañó hasta mi habitación y obviamente le sorprendió ver a Chesire caminar sobre una estaría tumbada en el suelo la cuál permanecía rota. Apartó la mirada de allí y se puso a buscar en mi armario algo apropiado para mi, sacó cinco camisetas y unos vaqueros ajustados, unas deportivas...

Me quité los pantalones de pijama y me quedé alli en ropa interior para probarme la ropa que había sacado Alicia, esta se sentó en la cama y yo medité que ponerme primero. Miré a Alicia y me hizo bastante gracia...

-Alicia, mirada arriba -dije colocando la mano en mi cintura y haciendo un ademan hacia arriba.

-Si claro, perdón -dijo la chica poniéndose notablemente roja.

Me puse una camiseta negra con un estampado de color azul, verde, amarillo y naranja simulando un atardecer tras la ciudad de San Francisco, los vaqueros oscuros ajustados y unas deportivas Azul Caribe con la suela blanca.

-Te queda genial -dijo la chica sonriendo- ¿nos vamos Rubito?

-Si, pero en taxi no, porfavor -dije, y oí risas de Adri procedentes del salón.

Alicia se agarró a mi brazo y salimos de allí, cogimos el autobús como aquel día que fui con Carla, y de repente, al mirar hacia la izquierda vi a la chica de las mechas rosas adentrarse en un callejón, salí corriendo en esa dirección y al entrar al callejón, frío y sombrío, no había nada más que un gélido viento. Volví donde estaba Alicia y la miré con tristeza, la chica me dió un beso en la mejilla y me secó la lágrima que estaba a punto de dejar caer.

-Quiero llorar -dije triste- necesito llorar, a fin de cuentas es lo que mejor se me da hacer.

-Lucas -dijo Alicia- eres el chico mas idiota que conozco, llorar es algo normal y desde luego no es lo que mejor se te da hacer. Que sepas que tienes una sonrisa muy bonita, aunque sonrías poco.

-Maldita imbecil -dije riéndome antes de abrazarla- bueno, ¿a donde vamos?

La chica hizo una señal para que la siguiera, de vez en cuando miraba de nuevo al callejón para ver si por algún casual veía a Carla allí, esta vez de verdad... o eso esperaba.

-¡Cuidado! -dijo una voz.

Miré al frente y me topé con una escalera la cuál descendía, puse un pie en falso y me dió la sensación de que me caía, pero una mano en mi estómago me detuvo y me apartó de la escalera.

-Si no miras por donde vas podrías caerte -dijo el chico el cuál aún me sujetaba, pegado a su cuerpo.

Era un chico algo mas alto que yo, de pelo castaño y sonrisa perfecta, llevaba una camisa de cuadros roja y unos vaqueros oscuros. Supuse que tendría unos 16 años.

-Zed, nos tenemos que ir -dijo una chica algo más baja que él, la cual tenía el pelo largo y liso del mismo color que el chico, se recolocó las gafas y esperó a que el chico le hiciera caso.

-Ya voy -dijo el chico aún sonriendo antes de soltarme- adiós.

El chico corrió junto a esa chica y comenzaron a caminar, alejándose del lugar, yo bajé las escaleras junto a Alicia mirando de vez en cuando hacía atrás, sin saber la razón de porque lo hacía realmente.

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