Capítulo XXVIII "Secuestro Aterrador"

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Miedo ¿qué es el miedo? ¿se puede vencer? ¿qué nos lo provoca? El miedo no es más que desconocimiento. Desconocimiento de cosas, como de la oscuridad ¿qué se ocultará entre las tinieblas? Del futuro... Todo podría irse al traste con una única mala decisión ¿y que hacer para vencer los miedos entonces? No podemos. Son inevitables, necesarios incluso, sin miedo, no habría ese factor de tensión, ese factor de adrenalina que tanto nos reconforta. El miedo nos hace tan débiles y fuertes a la vez... Nos hace bellos e inseguros y por tanto, el miedo es necesario.

Yo tengo miedo.

Tengo miedo a las arañas.

Tengo miedo al fracaso.

Tengo miedo a la oscuridad.

Tengo miedo a lo desconocido.

Tengo miedo al olvido...

Cogí mi cuaderno e intente escribir una letra de canción sobre ese mismo tema, el miedo. La canción se llamaba 'Fear', un buen título, supongo. Estuve en torno a media hora intentando escribir la canción, tenia ya una melodía de piano compuesta y la letra finalmente encajó con la canción, pero me faltaba algo... Quizá... Una guitarra, antes sabia tocarla, seguro que retomarla no me costaría demasiado. Subí a casa de mi vecino, era un musico, aunque no era demasiado bueno y tenia entendido que estaba vendiendo algunos de sus instrumentos.

-Hola -dije cuando me abrió la puerta- ¿Germán? Soy el vecino de abajo.

-¿Que quieres? -dijo un joven de unos 28 o 29 años, pelo liso y castaño, ojos verdosos, camisa remetida por los pantalones y zapatos de... ¿Terciopelo? Era un hombre raro. Estuvo a punto de cerrar la puerta y coloqué el pie para evitarlo.

-He oído que estas vendiendo algunos instrumentos -a Germán se le iluminaron los ojos y abrió la puerta, invitándome a pasar.

-Tengo una batería, un bajo, un ukelele, un teclado... -fue diciendo el joven- ¿qué es lo que necesitas? Em... ¿Cómo te llamabas?

-Lucas -dije algo desganado por el hecho de que solo le interesaba mi vida por querer comprarle un instrumento- busco una guitarra, ¿tendrias?

-Por supuesto -dijo tropezando con una tuba- sigueme, pero intenta no caerte.

Seguí a Germán entre el desorden, tanto musical como tecnológico, un par de tablets, un mac y un ukelele invadían una mesa. El lugar era un completo desastre... Por suerte los pisos de la quinta planta eran mas pequeños, con orientación a ser usados por estudiantes o... Solterones. Solo le faltaba un gato y seria un solterón hecho y derecho.

-¿Has dicho algo? -preguntó Germán mirandome fijamente.

-La verdad es que no -dije tocándome la parte posterior de la cabeza ¿podria leer mis pensamientos? Este hombre es demasiado raro- estaba totalmente callado.

-Bueno, aquí esta la guitarra -dijo Germán cogiendo una guitarra negra- son 25€.

-¿Y por ser tu vecino? -dije riendome.

-35.

-Venga ya -dije tocándome la parte posterior de la cabeza- enserio, ¿cuanto?

-30 -dijo el joven secamente- y ya no cambio más el precio.

-Em... Esta bien, supongo... -le di el dinero y salí de aquella casa velozmente, no quería volver a entrar alli y no pretendía hacerlo.

Se estaba haciendo tarde, quizá eran las diez de la noche, pero no era de extrañar, había perdido todo el día jugando a videojuegos y el resto había estado con la canción. Quizá la subía, aunque no de momento, no me convencía del todo. Coloqué la guitarra contra la pared y me tiré sobre la cama, en ese instante sonó el timbre, esperaba que no fuera Germán intentando recuperar su guitarra. Fui a abrir y en cuanto abrí la puerta me quedé paralizado, dos hombres con pasamontañas aguardaban con un saco en la mano, cerré la puerta, pero un puso uno pie como hice con Germán para evitarlo. Recibí un golpe.

Supongo que es en esos instantes cuando te inunda el miedo, cuando realmente no sabes que pasará. Yo estaba muerto de miedo. Abrí los ojos y me encontraba en una sala vacía, con una luz tenue, estaba atado de pies y manos a una silla, si, suena muy a película de terror, pero era asi.

-¿Hola? -grité, nadie me oyó, por lo que preferí callar.

Me retorcí en la silla hasta que la volqué, cayendo al suelo aún atado a ella. Al caer sonó un fuerte ruido de cristal, mire algo más allá y mi móvil estaba en el suelo con la pantalla totalmente rota, a su lado había un mechero. No tenía ni idea de porque tenia un mechero, pero me daba igual, me moví como pude cargando con la silla y tomé el mechero como pude, lo encendí y de primeras me quemé el dedo, pero al rato conseguí quemar las cuerdas, hice lo mismo con las de los pies y me puse en pie. Cogí mi móvil e intenté encenderlo, pero estaba roto, ya no funcionaba, guardé el mechero y el móvil en mi bolsillo y avancé hacia una puerta, la abrí y quedé alucinado con la escena que vi.

-Has tardado menos de lo que esperaba -dijo Adri mientras soltaba sus cartas sobre la mesa.

-Te dije que sería rápido -dijo un chico de pelo oscuro rizado y barba- se le ve preparado.

-Lucas, este es Zellen -dijo Adri señalando al chico que jugaba con una carta- te quedarás con él unos días.

-Va a ser incresionante -soltó Zellen sonriendo.

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