Academia Luna

Luis

Taylor soltó la carta de sus manos. Chris se había ido y ya no había nada que ella pudiera hacer, pero el día apenas había empezado y ella ya había decidido a la persona que quería compartirle su corazón. Desgraciadamente se había despertado muy tarde...

Se vistió rapidamente y salió del apartamento. Intentaba marcar al numero una y otra vez, pero no respondía. Tal vez ya se había ido.

Ella tomó inmediatamente un taxi afuera del edificio.

–¿A donde quiere ir, señorita? –preguntó el taxista.

–Al aeropuerto, es urgente que lleguemos rápido.

El taxista pisó el acelerador y condujo a toda velocidad por las calles. No podía permitir que se fuera sin decirle lo que sentía por él.

Taylor recordó el momento en que Luis se confesó por primera vez. Fue un momento extraño para ella, ya que no podía ser que su mejor amigo se enamorara de ella, pero así era.

¿Qué pasaría si no lo lograba a tiempo? ¿Nunca más podrían estar juntos?

Taylor iba tan sumergida en sus pensamientos que no se dio cuenta que el taxi se había detenido.

–¿Qué sucede? –le preguntó Taylor al taxista.

–No podemos avanzar –respondió él –. Al parecer hubo un accidente en medio de la carretera. No nos moveremos de aquí en un buen tiempo.

No podía ser verdad. No lograría llegar al aeropuerto a tiempo... ¿o sí?

Taylor le lanzó algunos euros al señor y salió del taxi. Corrió entre los carros y a largo de la carretera. Afortunadamente, ella siempre hacia ejercicio y su estado físico era bueno, de otra manera ni siquiera hubiera podido correr los primeros 5 kilómetros del trayecto.

Luis estaba en la sala de espera estudiando inglés, tenía un diccionario en la mano y en el otro la dirección a la que tendría que llegar apenas aterrizara su avión.

–Supongo que Taylor ya habrá decidido a quien ama en realidad –se dijo a sí mismo con tristeza.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la noticia que se estaba transmitiendo en el televisor.

...dos carros chocaron entre sí. Se presume que fue un ataque intencional por parte de la mujer que iba conduciendo sola. Se estiman tres heridos que se encuentran en un grave estado de salud...

En otras noticas, un convicto escapó de prisión y se recomienda tener precaución , especialmente si...

–ULTIMO LLAMADO PARA EL VUELO 3040 CON DESTINO A LA CIUDAD DE NUEVA YORK –escuchó Luis.

–Supongo que ya es hora de irme.

Agarró sus maletas y empezó a caminar en dirección a la puerta de embarque.

–Buenos días, señor –dijo la azafata. Lo miraba con deseo, pero Luis tenia a alguien más en su cabeza –. Adelante.

Luis tomó su pasaporte, su boleto de avión y empezó a caminar, pero se detuvo...

–¿Sucede algo, señor? –le preguntó la azafata.

Luis sentía algo en su corazón. Algo parecido a un pequeño golpe lleno de adrenalina y emoción. ¿Qué era ese sentimiento?

Se giró sobre sí mismo y una chica se abalanzó sobre él; ambos cayeron al suelo y Luis no sabía que era lo que estaba sucediendo, hasta que vio el rostro de Taylor, el cual estaba extremadamente rojo y, además estaba completamente mojada por el sudor.

–¿Tay...Tatlor? –preguntó asombrado su amigo –.¿Qué haces aquí?

Taylor se levantó del suelo y Luis la imitó. Ella respiró varias veces hasta que decidió hablar rápido, sin mencionar que algunas cosas que decía no tenían mucho sentido.

–No podía... No iba-yo... quería... No podía dejar... te vayas...

–Respira, tranquila... Dime que sucede –le dijo su amigo. Todas las personas empezaron a rodearlos... chismosos.

–No podía dejar que te fuera sin decirte que... que YO TE AMO –gritó Taylor para que Luis escuchara ben su mensaje. El tenía los ojos abiertos como si no pudiera dar crédito a lo que escuchaban sus oídos –. TE AMO y quiero estar contigo y...

Luis abrazó a su amiga y después le depositó un beso en sus labios. Las personas a su alrededor aplaudían sin entender nada de lo que sucedía, sólo querían ser populares.

Taylor sacó de su bolsillo el collar y le dio a Luis la parte que tenía forma de Luna. Él estuvo más que feliz de aceptar ese regalo y Luis la besó una vez más.

–Disculpen –interrumpió la azafata –. El vuelo ya está a punto de partir...

Los tortolitos se separaron y Luis agarró su maleta para irse, pero antes le dijo algo a Taylor.

–¿Me esperaras? –le preguntó con una sonrisa.

–Siempre –le dijo su, ahora y por obvias razones, novia.

Luis subió a su avión y partió en busca de una experiencia nueva, pero estaba más que feliz y alegre, especialmente, por que tenía una razón para volver a Francia.