Taylor soltó la carta de sus manos. Chris se había ido y ya no había nada que ella pudiera hacer, pero el día apenas había empezado y ella ya había decidido a la persona que quería compartirle su corazón. Desgraciadamente se había despertado muy tarde...
Taylor no sabía dónde se encontraba Max en esos momentos y tampoco contestaba su celular, así que llamó a la primera persona que le vino a la mente.
–¿Pierre? –dijo Taylor. Estaba muy ansiosa.
–¿Qué sucede? –preguntó su maestro preocupado.
–¿Sabes donde se encuentra Max?
–Creo que se dirigía al aeropuerto –dijo Pierre –. Te acompañaría, pero tengo que hablar con mi tía sobre algo.
–Muchas gracias.
Taylor se despidió de Pierre y luego encontró un taxi al cual se subió rápidamente.
–Lléveme al aeropuerto, por favor.
El taxista manejó a toda velocidad por la carretera y Taylor solo podía pensar en Max. ¿Si era demasiado tarde para verlo?
Recordó el primer día que lo vio, una persona alejada del mundo, cerrada y solitaria. Poco a poco encontró a nuevos amigos y se lo veía más feliz que de costumbre. Su hermosa cabellera y sus gestos tiernos y amorosos...
–¿Qué es eso? –gritó el Taxista.
Taylor regresó a la realidad y vio como un carro manejaba en contravía, casi los choca, pero el carro siguió si camino en dirección a otro carro al cual si logró chocar.
Los dos carros quedaron en medio de la carretera y las personas se bajaron de sus autos para observar en primera fila lo que sucedía... chismosos.
–Hay heridos... Hay heridos –gritaba un hombre.
Taylor se bajó del taxi y su rostro empalideció, el carro que había sido chocado era el de Max. ¿Por qué había pasado eso?
Corrió rápidamente hasta el epicentro del accidente. La ambulancia ya había llegado y estaba sacando a Max y a su madre del auto. Taylor rompió en lágrimas. Ambos estaban cubiertos de sangre y tenían fragmentos de vidrio por todo el rostro. ¿Por qué pasaba eso?
Taylor corrió hasta la ambulancia.
–No puede pasar –le dijo un oficial.
–Soy su novia –gritaba al oficial de tránsito.
El hombre dudó, pero dejo pasar a la chica. Ella llegó hasta donde estaba su amado y verlo de esa manera solo hacía que se sintiera peor.
–TODO ES TU CULPA, PERRA –gritó una voz que Taylor creía conocer.
Las personas empezaron a gritar y correr, una mujer que Taylor ya había visto antes le apuntaba con una pistola.
–¿Ana? –preguntó Taylor.
Era la chica con la que estaban los padres de Max, el día que fue a cenar con ellos. Era difícil reconocer a la chica que estaba toda pálida y con sangre por todas partes, además de estar anoréxica.
–Dejen a mi querido Max o disparare –advirtió Ana.
Los paramédicos no tuvieron más opción que alzar sus manos.
–¿Por qué hiciste eso? –preguntó Taylor en lágrimas.
–Él no quería estar conmigo –sonreía la psicópata –.Soy perfecta ¿No lo ves? TODO ES TU CULPA.
Taylor se fue acercando poco a poco a la mujer mientras sus brazos estaban levantados.
–Deja que lleven a Max al hospital para que pueda sobrevivir y estar contigo –trataba de convencerla Taylor.
Max había abierto sus ojos y veía la horrible escena en la que se encontraba, su madre a punto de morir a un lado de él, a Ana con un arma y a ¿Taylor? ¿Por qué estaba ahí?
–No soy estúpida –gritó Ana –. Te lo quedaras.
–No es mi culpa que él no quiera está contigo –gritó Taylor, mientras caminaba a paso lento –. Es tuya por ser una loca.
La policía había llegado a la escena, pero no se encontraban en un punto estratégico para disparar.
–Quédate donde estas –le gritó un policía a Taylor. Era Frank –. NO TE MUEVAS MÁS, TAYLOR.
La chica decidió ignorar a su amigo y siguió caminado hasta que Ana le dio un disparo en el lado izquierdo a Taylor, cerca de su brazo. Ella cayó al suelo, pero se levantó nuevamente y siguió su trayecto hasta posicionarse al frente de Ana. El arma apuntaba directo en su cabeza.
–Dispara –le gritó la chica –. Esta es tu oportunidad.
Ana estaba confusa y temblaba, esa fue la oportunidad que Taylor tomó para quitarle el arma de sus manos, golpearla en el estómago y romperle su brazo... accidentalmente. La psicópata cayó al suelo y los policías se aproximaron para arrestarla.
–¿Estas loca? –le gritó Frank, mientras se acercaba a Taylor –. Casi mueres.
–Lo siento –dijo ella.
Frank le sonrió y le dijo que debería ir se con la ambulancia hasta el hospital. Ella obedeció sus órdenes y subió al automóvil. Se acercó a Max, quien se había desmayado hace unos instantes y le acaricio el rostro.
Max abrió los ojos y se encontró en una habitación grande, a un lado estaba su madre una cama, quien conversaba con su padre.
–Ya despertaste, cariño –se alegró su madre, quien empezó a llorar –. Estaba muy preocupada.
–¿Qué sucedió? –se sentó en su cama y sintió algo en su cuello. Al ver que era se dio cuenta que era un lindo collar con forma de Luna.
Taylor entró en la habitación, acompañada de Pierre y Tommy. Todos llevaban ramos de flores.
–Ya despertaste –gritó Taylor de la emoción y corrió a abrazar a su amado.
–¿Que sucedió? –Max seguía sin entender nada.
–Todo es mi culpa –dijo su madre entre llantos –. Ana me había dicho que quería verte antes de que te fueras y yo te obligué a ir. Íbamos en dirección al aeropuerto y fue ahí cuando ella nos chocó.
Max recordaba todo, el accidente, Ana, la carretera y... Taylor.
Al ver a la chica ella le sonrió y vio que tenía la otra mitad del collar.
–No eres el único con mala suerte –dijo Pierre –. ¿Te acuerdas de Lucas? –Max asintió con la cabeza –. Casi me mata, pero la policía llegó justo a tiempo. El mundo está lleno de gente desquiciada; además, tuve que cancelar mi vuelo a México, pero supongo que fue mejor así, ya sabes, para poder estar aquí contigo. Mi amigo.
–¿Y Tommy? –preguntó Max preocupado.
–Cancelé mi vuelo, después de todo eres nuestro amigo sin sentimientos –rio el rubio, mientras le dedicaba una sonrisa.
Taylor se acercó a él y le dio un beso en sus labios. Max quedó impactado y desubicado.
–¿Qué... Que hay... de tu herida? –balbuceó él.
–Me siento mejor –le dio un sincera sonrisa –. Mañana te darán de alta, pero debemos cuidarte bien para que te recuperes pronto.
–Oh, Max –dijo su madre –. Esta chica es un angelito. Creo que la juzgué mal.
El día pasó rápidamente con todos sus amigos y familia. Max estaba muy feliz y el amor de su vida había decidido estar con él. Así es como se convirtieron en novios.

ESTÁS LEYENDO
Academia Luna
RomansaTaylor, un nombre que puede ser muy confuso si se trata de decir que eres hombre o mujer. Desgraciadamente para esta chica, no solo su nombre será un problema, también los chicos que están atraídos hacia ella. Acompaña a esta chica en una aventura d...