Malena

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Conocí a Liz en una fiesta. Recuerdo que estaba coqueteando con una chica que había conocido allí, esa noche planeaba hacer lo mismo de siempre. Lograr tener sexo con una chica linda, mentir que le mandaré un mensaje, irme y no verla nunca más. Lo mio nunca fueron las relaciones, no me gusta sentirme atada y me encantaba conocer chica tras chica... sin embargo me sentía vacía, sola. Como que algo me faltara.

Esa noche la vi entrar con su novio toda sonriente, nos miramos fijamente por un instante. Fue como si ya nos habíamos conocido en algún lado, en alguna otra vida y con la mirada tratábamos de descifrar dónde nos habíamos visto antes. Su apariencia era típica de una chica con dinero  y  quien no tendría que mover ni un dedo para tener todo lo que quisiera. Su novio era el típico imbécil con dinero que quería caerle bien a todo el mundo

Dejé hablando sola a la chica con la que estaba y fui al baño. Me sentía muy rara. Me lavé la cara y me mire un momento al espejo. Observe el lado de mi cabeza que hace unas semanas había rapado, me gustaba mucho pero pensé en que quizás mi look le habrá asustado a esa chica.

*¿Que mierda estoy pensando?* Me dije a mi misma.

Sonreí al espejo y cuando estaba a punto de irme la puerta se abrió y una chica entró llorando, cerró rápidamente la puerta y cuando me vio se petrifico del susto. Era ella, era esa chica.

-Oh, perdón. No-no sabía qu-

La miré extrañada, me habría ido en ese momento, la habría dejado sola con sus problemas pero...

-¿Que paso?

No me quiso contestar, se miró al espejo mientras se secaba las lágrimas.

Suspiré esperando que dijera algo, pero solo siguió secandose las lágrimas (en vano porque seguía llorando).

-Mira, soy muy mala en tratar de consolar a una persona, nunca se qué decir o qué hacer, es como si... no sé. Me ponen incómoda estas situaciones. -Le dije algo nerviosa.

Con la voz quebrada y sin mirarme contestó.

-No es necesario que estés aquí, si quieres puedes irte. Ni siquiera nos conocemos...

-No lo dije en ese sentido... Quise decir que si necesitas algo o quieres que haga algo por ti, solo dímelo porque creo que eso hará las cosas más fácil.

Ella respiró hondo, apoyó ambas manos en el lavabo y agachó la cabeza.

-Vaya que sabés como hacer sentir bien a una persona. -Me dijo sarcásticamente.

Ignoré su comentario -Me llamo Malena y... si tenes algún problema soy muy mala consolando pero puedo escuchar... 

Hubo un silencio incómodo, comencé a pensar que había quedado como una idiota e hice ademán de irme pero ella me detuvo agarrandome del brazo.

-Espera...Me llamo Liz. Necesito que me saques de aquí.

Me miró fijamente a los ojos, su rostro estaba demasiado cerca del mio, observé sus ojos azules que resaltaban por lo rojos que estaban al igual que su nariz. Miré unos segundos sus labios carnosos y me mordí el labio inferior, me di cuenta que ella también por un momento se había fijado en los míos. Luego se alejó un poco y miró a un costado avergonzada.

-Mi moto está afuera.

Le contesté relajada, ella me sonrió y dejó de llorar, se arregló el maquillaje y juntas nos fuimos de la fiesta. 

Una vez que arranqué mi moto y le entregué un casco, le pregunté a dónde la llevaba.

-A donde quieras. -Me contestó tímida y se subió.  




Inalcanzable LizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora