Malena

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Me despierto y recuerdo que me quede dormida con ella, con mi mejilla arriba de su cabeza, con mis brazos alrededor de ella. No quiero moverme, no quiero que despierte.

''¿Pero en que mierda estoy pensando?'' Me digo a mi misma y me levanto de la cama, despacio y silenciosa. Sin embargo escucho que despierta y se estira.

-¿A donde vas? -me pregunta mientras se rasca un ojo.

-Tenes que irte.

Le contesto sin mirarla.

-¿Eh?

-Sí, tu padre debe estar preocupado y yo tengo que irme a otro lado...

Liz se sienta algo confusa en la cama, me mira frunciendo el ceño.

-¿Te vas con otra chica? ¿Asi es como repartes tu tiempo? Un momento con una, otra hora con otra...

-No, nada de eso. Tengo qu-

-¿Porque mientes?

No le contesto y ella se frustra más.

-¿Porque fuiste a buscarme a mi casa? ¿Que es lo que quieres de mi?

Quiero responderle pero no sale nada de mi, solo palabras sin terminar.

-Solo queres tener sexo ¿verdad? Por eso me trajiste a tu casa...

-No, por supuesto que no... 

Me mira triste, y siento ganas de abrazarla.

Ella niega con la cabeza sin poder creerme y se levanta decepcionada. 

-Me iré, pero no quiero que me vuelvas a buscar, nunca más.

Ella llega hasta hasta la puerta e intenta abrirla pero yo me paro detras suyo agarrándola por la cintura con un brazo y con el otro cierro la puerta impidiendo que se vaya. Liz se da la vuelta  mirandome sorprendida y yo la empujo contra la puerta mientras la beso desesperada, intenta decirme algo pero la callo con mis besos, ella rodea mi cuello con sus brazos y yo la levanto y la llevo a la cama. Me abalanzo sobre Liz y comenzamos a sacarnos la ropa desesperadas. La beso por todos lados, su aliento sobre mi piel hace que se me ericen los bellos, le agarro por el cabello dejando su cuello desnudo y comienzo a besarle con lengua, llego hasta el lóbulo de su oreja y le muerdo, ella suspira de placer en mi oído y despacio me susurra ''te quiero dentro de mi''. Me motiva más, quería darle todo el placer que ella deseara. Comienzo a besarla desde sus senos hasta llegar a su vagina, me aventuro al sexo oral y escucho como Liz gime de placer agarrando fuerte las sábanas. 

Yo seguí, pensando solo en tenerla conmigo y hacerla mía. Quería que ella fuera mía.



Inalcanzable LizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora