Erin
Liam me acompañaba a casa, mejor dicho, era él quien me llevaba.
Descarté el viajar en la camioneta en la que llegué a la construcción, y aunque estuvimos todo el día juntos, no tocamos el tema del beso que nos dimos. Después de habernos comido la boca, bajé del auto y me encerré en mi caparazón, reprimiendo mis emociones porque las tenía a flor de piel y me sobrepasaba.
Ese beso me removió cosas en mi interior, cosas que desconocía, pero estaban ahí y me hacían sentir muy confundida.
¿Podría llevar una relación con Liam? ¿La aceptarían los demás? ¿Estaba lista para dar ese paso a tan poco tiempo de quedar viuda? Las preguntas se arremolinaban en mi cabeza como una marea desatada que no me daba ni un solo respiro, ni siquiera un segundo de aire en la superficie. Y al final de cuentas, no me encontraba segura de querer entrar en una relación en mis condiciones, había prioridades, mi situación era más que complicada, imposible centrarme en mis sentimientos.
—Has estado evitándolo —tocó al fin el tema.
Estábamos entrando al camino que conducía a mi casa, una camioneta repleta de hombres armados iba delante de nosotros, otra más nos seguía de cerca, sin contar con todos los puntos de seguridad situados en lugares estratégicos. Esta ciudad se hallaba blindada, difícilmente podrían acercarse a nosotros, tanto Damien como Eira se encargaron de eso con ayuda de su equipo y la gente que ahora obedecía a mi hija.
—Es imposible que pueda suceder algo más que un beso entre nosotros, Liam —fui sincera. No lo miraba, él de tanto en tanto me observaba de soslayo—, es mi situación, ni siquiera se puede sopesar.
—Todo es posible si ambos lo queremos, y sé que lo quieres, me lo demostraste —persistió. Negué despacio, mirándolo levemente.
—Soy la viuda de un mafioso ruso, y no cualquier mafioso, sino del Pakhan de la Bratvá, al cual le di una hija y me dejó embarazada de gemelos —suspiré, jugueteando con mis dedos sobre las piernas—, perdí la memoria, mis sentimientos son un caos.
—No me asusta nada de lo que eres o a lo que perteneces —repuso sincero—, conozco ese mundo, Erin, crecí en él, incluso, en una de las partes más oscuras y crudas de la Bratvá —añadió, hablándome de algo que ya sabía.
—Y a pesar de eso, insistes en seguir formando parte de él.
—Lo hago por ti, si supiera que no tengo una sola oportunidad, lo dejaría estar, pero hoy comprobé que no es así —se mantuvo firme—, vales la pena, Erin, ¿qué parte de eso no entiendes? —Una mueca surcó mis labios.
—Soy un desastre, Liam. —Sus ojos conectaron un segundo con los míos.
—Me gustan los desastres, más si son tan bellos como tú.
Sus palabras me cortaron la respiración durante unos instantes, enterneciéndome el corazón mientras mis mejillas se calentaban, seguramente tiñéndose de rojo.
Aparté la mirada, cohibida. Quizá debería dejar de pensar tanto y solo hacer lo que mi corazón dictaba, pero los pensamientos en mi cabeza eran tan poderosos, que con dificultad podría pasarlos por alto. Además, estaba mi hija, mi madre, la gente leal a mi difunto esposo y todo lo que significaba que su viuda fuera vista al lado de alguien más. Desconocía las reglas de la mafia, pero suponía que no todos verían con buenos ojos mi relación con Liam o con cualquiera a tan poco tiempo de la muerte de su líder. Tal vez hasta intentarían algo contra Liam.
Dios. Sacudí la cabeza, tranquilizándome. Mi mente volaba y se sugestionaba sola.
Minutos después Liam detuvo el auto dentro de la propiedad. Una sensación melancólica me invadió al ver la puerta de entrada, no sabía por qué, pero no encontrar a nadie esperando por mí, me lastimó. Y no, no esperaba a nadie más que no fuera Sasha, por alguna razón lo imaginé esperándome en el umbral después de un día de trabajo, pero la imagen se difuminó tal como llegó; puso lágrimas en mis ojos y un sentimiento de desasosiego en mi corazón.
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Despiadado ©
Romance[TERCER LIBRO SAGA AZUL] La vida siempre fue cruel, probablemente debía estar acostumbrado a sufrir, pero ¿por qué después de tantos años de felicidad, el destino y la vida volvían a conspirar para acabar con lo que tanto esfuerzo logré construir? V...