Capítulo 3

131 5 0
                                    



—¿Este jean esta bien o me pongo una falda?—pregunta Lu jalando del pantalón un poco fuerte.

—No lo se, Lu—pienso un poco y continúo —Creo que la falda te quedara genial, tienes unas lindas piernas— guiño el ojo y le doy un golpecito en la pierna derecha que esta apoyada en mi cama.

—¿Como haces para siempre saber que hacer?. Eres perfecta Bea, que envidia.—Entra Velma en la habitación.

Ruedo los ojos mientras niego con la cabeza.

—Tenemos un problema, chicas—dice Yumiko mientras jala de la cortina para ver por la ventana.

—No lo puedo creer.

Del otro lado del cristal se puede ver a nuestras cinco pesadillas caminando juntas. Llevan puesto solo traje de baño, algunas pinturas de cara y una que otra lleva chaqueta.
La verdad, se ven radiantes.

—Solo llevan traje de baño, Bea ¿Que hacemos?.

—Tranquilas Angeles. Ellas se ven bien pero nosotras nos veremos aún mejor.

Salgo del cuarto para después regresar con hermosos trajes de baño.

—Si quieren guerra, tendrán guerra.

Maquillaje en el rostro, chaquetas y por dentro tan solo un pequeño y sexy bikini.

Con un poco de frío, nos dirigimos hacia la reunión.

—Candace morirá de envidia al verte, Bea—sonríe Lucrecia, tan amable como siempre mientras acomoda  mi cabello rubio que cae por debajo de mis hombros.

—Todas las diablillas morirán de envidia al ver que su idea no fue tan original—respondo añadiendo una risita malvada .

Todas reímos y chocamos las manos.

Al llegar lo notamos de inmediato. Todos están con ropa normal, y con normal me refiero a una camiseta, pantalones rasgados y un par de tenis. Y hay algo pero aún: Las Diablitas también traen ropa normal. Nada de trajes de baño.

—¿Como paso esto?—susurra Ximena a mis espaldas intentándose cubrir las nalgas con la pequeña franela que lleva encima.

Miro a todos lados y centro mi mirada en Candace Ray, la líder de las Diablitas. Ríe a carcajadas junto a Scarlett y chocan las manos haciendo un pequeño saludo ridículo.

—Fue una trampa.

Todos nos miran. El silencio me da escalofríos, siento los silbidos y las miradas acosadoras de todos los hombres que están en esta reunión.

De entre el montón de gente sale Giovanni que se acerca a mí y me retiene en sus brazos.

—Cierren el pico, animales—gruñe a todo hombre cerca.

Todos protestan pero poco a poco dejan de mirarnos y continúan con lo suyo.

—Gracias.

—¿Que haces semi desnuda?—añade ignorando completamente mi agradecimiento.

—Pensé que todos venían así a estos eventos...

-Cúbrete con esto-

Se saca la casca y me ayuda a colocármela. Esta me llega hasta las rodillas y es bastante abrigadora así que no hay problema.

La fiesta comienza a prenderse y entre la gente pierdo a Giovanni y quedo totalmente sola. Bueno, no sola... Con Ximena.

Veo como un par de chicos de como veinte años caminan hacia nosotras y tomo fuerte la mano de mi amiga.

100 maneras de detener el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora