Capítulo 36 - Halloween edition

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31 octubre del 2005.

El agua fría tensa mis manos. Remojo una y otra vez el mismo plato asegurándome de no dejar ni una pizca de lavavajillas que después puede generarle un daño a mis pequeños.

Siento su presencia aunque él todavía no ha dado un paso dentro de la casa. Dexter parece también sentirlo.

Segundos después su potente presencia se comienza a sientir ahora si dentro de la casa y su risa psicópata retumba por las paredes que generan un espeluznante eco.

Sin darme cuenta comienzo a temblar.
Él realmente me asusta.

—¿Margaret?— grita él.

Un suspiro rendido sale de mis labios sin que yo pueda evitarlo.

Sus pasos parecen acercarse y profundizarse retumbando cada vez más.

Me ha escuchado, se que me ha escuchado.

—Maldita sea Margaret, sal de ahí. Ambos sabíamos que este día iba a llegar— añade de una manera psicótica y espeluznante. El eco se encarga de hacer una repetición y mi corazón se acelera cada segundo más.

¡Él es capaz de cualquier cosa!

Veo como la manija de la puerta gira lentamente. Mis ojos se llenan de lagrimas y veo la manera de escapar.

Casi segundos antes de que él logre entrar en la habitación me encierro en un pequeño armario oculto e intento contener la respiración lo máximo posible.

—Margaret...— dice seguido de más risillas psicopatas—, no podrás esconderte toda la vida...

Camina de adelante para atrás una y otra vez arrastrando un enorme machete con el que probablemente planea matarme.

Mis ojos continúan llenándose de lagrimas. Solo puedo pensar en mis pequeños y lo que sentirán al verme muerta. Porque sabiendo lo trastornado que  es él no me sorprendería que les deje a cada uno de ellos una parte de mi mutilado cuerpo en sus cajones de ropa.

El hecho de pensar en las caritas que pondrán cuando lleguen de la escuela, corran escaleras arriba para darme él abrazo de la bienvenida y encuentren tan solo mi cabeza con un horroroso grito plasmado en el ya pálido rostro.

—Escucho tu respiración Margaret— dice.

Veo por el pequeño orificio que queda en medio de las dos compuertas y lo veo acercando su machete al pequeño armario.

Uno dos, uno dos.
Cada vez más cerca.
Más cerca de mi garganta.

Sus pasos se dejan de escuchar. Por el agujero él ya no se ve más.

¿Que acaso acabo de salvar mi vida?

Logro dar el primer respiro profundo después de cinco minutos que llevo encerrada aquí.

Espero unos segundos y me decido a abrir la puerta una vez ya fuera de peligro.

Salgo y nada. No hay señales de él por ningún lado.

—Sabía que saldrías maldita.

Su voz punza dentro de mí. Me giro lentamente y siento su mirada verde penetrando hasta lo más profundo de su alma.

No se lo que hará, pero si es lo que piensa en serio temo por mi vida.

Lanza el machete al suelo y toma mi cuello entre sus manos pegándome contra la fría pared.

—Yo te amo Margaret, pero sabes que solo lo perfecto va conmigo. Tú, tú no eres perfecta.

Lo miro fijamente e intento escaparme, pero todo es en vano.

—Antes de saber lo que eras lo creía. Eras la mujer perfecta para ser la madre de mis hijos, ahora me avergüenzo de haber formado una familia contigo y no me queda más remedio que terminar con tu penosa vida de una vez.

Se ríe y acerca su rostro lentamente hasta mi oído.

—Lo imperfecto debe ser extirpado de raíz— me susurra.

Coge su machete con la mano sin soltarme por un segundo y lo levanta.

Cuando este choca con la pared logro escapar pero él vuelve a atraparme entre sus fuertes brazos morenos.

—Ni intentes escapar, este es tu último día.

—¿Que te he hecho Teodoro?

—No hables. No lo hagas más difícil mujer.

—Tú no eres un asesino. El Teodoro que desposé no era un asesino.

—Te equivocaste, Margaret. Las cosas distintas como tú deben desaparecer.

Me acorrala entre sus brazos y la pared y jala su machete junto a él.

—Como me gustaría que mis pequeños estuvieran aquí para que vean lo que pasa cuando no eres perfecto, cuando no vas por lo que de verdad importa en la vida el...

—Amor— interrumpo mientras siento como mi boca se llena de sangre por la cantidad de golpes que mi estomago ha sufrido estos últimos minutos. Que pueden ser los últimos de mi vida.

—¡No!— gruñe muy enojado— dinero dinero y más dinero.

Niego con la cabeza y el me tira una bofetada.

—No lograrás que mis hijos piensen eso. Tu no los amas como yo, no sabes nada de ellos y eso es ahora la única ventaja que tengo.

Se ríe .

—¿Ventaja? ¿Amar a esas sabandijas? No me hagas reír. Ahora es hora de tu muerte mi amada Margaret.

Cierro mis ojos con fuerza.
Siento sus labios húmedos de sangre sobre los míos.

¡Ah!

El último grito de mi vida.

Su machete hace el trabajo sucio, y lo demás es historia.

Mi cuerpo muerto cae al suelo y mi decapitada cabeza rueda por el suelo de la cocina derramando la sangre que mi asesino y marido tendrá que limpiar después.

— — — — — — — — — — — — — — — —

¡BOO!

Y este fue el especial de Halloween, perdón por la tardanza pero aquí esta. ( ignoremos el hecho de que ya no es halloween, gracias)

De vuelta a la historia. ¿Teodoro? ¿Que acaso el es nuestro amado rarito/misterioso, Terry? No lo sé juzguen ustedes y hagan sus teorías. Me encantaría escucharlas.

El próximo capítulo será normal, se retomará desde donde se quedo y todo será normal. Probablemente lo suba mañana o pasado mañana.

Recomendaría que tomen muy en cuenta esta pequeña historia, rebela mucho.

¡Gracias!
Y duerman con un ojo abierto.

-Lu Wilcox

100 maneras de detener el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora