Capítulo 10 (primera parte)

97 10 0
                                    



Bendito seas, fin de semana.

Paso mi lápiz labial por la superficie de mis labios y sonrío.

Me veo muy bien, este vestido negro entallado me va perfecto. Tomo mi celular y mi pequeño bolso y bajo las escaleras con precaución. No quiero rodar por ellas, eso sería terrible.

Al llegar a la sala veo a mi novio sentado en el sillón blanco platicando con mis padres. Sonrío al saber que ya se percataron de mi presencia.

—Te ves hermosa, Bea— dice Giovanni rompiendo el silencio.

—Gracias.— me sonrojo.

Giovanni, que ya esta de pie camina hacia la puerta principal y la abre.

—No tarden mucho, máximo hasta las doce. — ordena mi padre.

—Confiamos en ti Giova—añade mi madre golpeando suavemente a mi padre en el pecho.

Me río y tomo la mano de Giovanni para salir y montarnos en su coche.
El recorrido hasta la fiesta de cumpleaños de Velma es muy silencioso. Si no fuera por la música nadie hablaría, de eso estoy segura.

El silencio no es incomodo, es más incomodo cuando Giovanni lo rompe para cantar y tengo que aguantar la risa.

—Ya llegamos princesita— dice.

Se baja del coche y me abre la puerta ayudándome a bajar.

—Gracias, Amor.

Hace uno de sus famosos hairflip y guiña el ojo.

Entramos juntos y no bastan ni cinco segundos para que el ambiente se prenda. Hay decenas de parejitas besándose por ahí, borrachos y de más. Eso que tan solo son las nueve de la noche.

—Feliz día, Velma— grito al ver que Velma esta muy cerca.

Me tiro sobre ella y la abrazo muy fuerte.

—Gracias Bea— sonríe y recibe mi regalo.

Continúo caminando y entre la gente me choco con alguien, alguien que con tan solo tocarla me arde la piel.

—Quítate Beatriz, estoy buscando a mi novio.— dice la odiosa de ...Candace ¿Como adivinaron?

—¿Cual de todos?

—¿A que te refieres tarada?

—Se todo lo de Cayetano,no pienses que soy idiota.

Coge mi brazo con fuerza y me arrastra hasta donde ya no hay gente.

—No te atrevas a decir nada de eso o lo pagaras muy caro.

—Mira como lo hago. Candace y Cay...

Tapa mi boca con su mano.

—Cállate. Yago no puede saberlo, ahora no.

—¿lo hubieras pensado antes no lo crees?

Suelta mi brazo y se va refunfuñando. Camino por toda la fiesta en busca de Yago, para contarle todo esto antes de que Candace encuentre una manera para sobornarme para que no lo haga pero no lo encuentro por ningún lado. Sigo caminando hasta que llego a la cocina, de la casa de Velma donde veo a una parejita sentada besandose. No logro ver quienes son pero al acercarme reconozco a Yago.

¡Bingo! Lo encontre. Espera... Esta con ¿Candace? No... Esta con... ¡Abigail!

Un grito me despierta de mi juego de adivina quien, es Candace.

—No lo puedo creer, Yago.— grita la odiosa.

—Candace, yo, yo puedo explicarlo.

—No es necesario que lo hagas, quédate con esta mocosa.

100 maneras de detener el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora