Capítulo 24

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Apreto el botón de "aceptar".

Ximena ocupa toda la pantalla de mi iPad. El volumen alto y la falta de señal provocan ruidos que casi no me dejan oír su voz.

—Dije que si después de eso no han vuelto hablar— grita desde el otro lado de la pantalla pegando su rostro demasiado a la cámara.

Hará que Terry la escuche y quedaré como una completa estúpida ilusionada.

—Habla más bajo— ordeno—, y no, no hemos hablado desde la pelea. Creo que exagere un poco.

—¿Un poco? ¡Beatriz! El solo quería un momento a solas contigo, por eso lo hizo. Es muy romántico.

—Tienes razón.

—Si, la tengo.— pega una vez más el rostro a la pequeña camarita y continúa— ¿Donde esta el ahora? No vaya a ser que tiene más poderes locos y este escuchando todo ¿no?

—Esta dándose una ducha.— Señalo la puerta del baño.

La señal se pierde por momentos y golpeo mi tableta para así, hacer que la retome.

—Debes prometer no decir nada de esto. Todavía no se si quiero hacer publico lo que siento, será todo un problema en la escuela, con los ángeles, los puntos y...

—Giovanni. Con Giovanni también— interrumpe.

Asiento.

Creo que Giovanni no se merece lo que estoy haciendo. Aún así el lo haya hecho con Velma. Simplemente no creo que lo merezca.

—Lo juro. Sabes que jamás diría un secreto, somos como hermanas ¿no es así?

—Lo se, solo quiero asegurarme de que entiendas que no puedes decir nada. Tampoco de los poderes de Terry, menos de los poderes de Terry.

—Entendido.

El sonido de la manija rodándose nos altera a ambas.

—Mejor hablamos después ¿si? Ese chico me pone los nervios de punta.

Asiento y luego emito una sutil risilla.

—Adiós.

—Cuídate Bea, y habla con el— dice y cuelga.

Tiro mi iPad a un lado del sillón y al levantar la mirada lo veo: lleva solo una toalla amarrada en la cintura. Su cabello semi mojado y alborotado le dan un estilo salvaje que de alguna manera me encanta. Simplemente me cautiva.

—¿Que me miras?— pregunta con un tono de voz desagradable.

Maneras de detener el tiempo, vengan a mí y déjenme capturar este momento.

¡Eso es!

Beatriz Del Carpio, eres una genia.

Terry se encoge de hombros y se da media vuelta para recoger su camiseta.

¡Un click y ya esta! Agregada mí rollo fotográfico.

Sonrío victoriosa, bloqueo mi celular y lo dejo a lado de mi iPad.

—Beatriz, yo...

—No. Yo estuve mal, quiero disculparme. — interrumpo.

—Genial. Pensé que nunca te darías cuenta.

—¿Y bueno?

—¿Bueno que?

—¿Me disculpas?

—Si, claro que sí. De todos modos no debí mentirte.

¡Tock, tock!

¡Chicos, vengan a comer!

100 maneras de detener el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora