Capítulo 35

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Mis ojos se van abriendo poco a poco.
Su silueta aparece entre la neblina que mi imaginación crea. Lleva una gorra para el frío, una chaqueta algo voluminosa y pesante y un cigarrillo entre los dientes.

No puedo mover ninguna parte de mi cuerpo. Siento como si... Como si... Como si alguien me estuviera atando a la cama con una fuerza sobre humana, pero a la vez se que nadie lo hace.

Con mucho esfuerzo logro abrir totalmente mis ojos. Él mira hacia la ventana, parece muy preocupado. Lo digo por la forma en la que le da pitadas a su cigarrillo como si fuera el último que se fuma en toda su vida.

—Fumar en lugares públicos esta penado por ley— digo de pronto llamando su atención.

Me mira alarmado e ignorando lo que acabo de decirle vuelve a darle una pitada al cigarrillo.

Camina de aquí para allá sin ningún motivo mientras chasquea la lengua y se lamenta con golpeándose levemente los cachetes.

Me siento totalmente perdida y mi cabeza da vueltas como un trompo.

Arrugo las cejas y recuerdo al hombre de la capucha que me golpeó con una especie de superficie de metal.

De inmediato mi mano toca mi craneo y mis ojos se abren al sentir piel desnuda.

—¿Que has hecho?— grito enojada—, ¿Que demonios haces conmigo? ¿Que es lo que realmente quieres, Teodoro Sarmiento?

Mi respiración se agita y siento como mi corazón late a mil por hora... Que digo hora, minuto, hasta segundo.

A Terry parece no importarle lo que pasa conmigo.

Intento pararme de esta estúpida cama pero caigo al suelo y golpeo mi cabeza una vez más. Todo se vuelve borroso y solo alcanzo a ver sombras.

Terry me toma entre sus brazos y vuelve a sentarme en la cama de hotel. Puedo sentir como agita mi cuerpo pero no puedo reaccionar de ninguna manera. Solo veo sombras y más sombras.

Terry se alza de la cama casi echando humo por las orejas y sale del cuarto...¿cuarto de hotel?

A cabo de unos minutos mis ojos vuelven a abrirse y a tomar su lucidez, es ahora mi cuello el que toma protagonismo y me impide moverlo. Con cada ligero movimiento siento como una vértebra se quiebra generando un dolor espantoso e insoportable.

Escucho pasos entrando en mi habitación y pienso en Terry. Intento de nuevo girar mi cuello pero él dolor vuelve a impedírmelo.

Okay, okay, okay,Bea, recapitula.
Uno: salí en busca de el nombre del hotel mientras Terry se daba una ducha. Dos: alguien me siguió y golpeo mi cabeza dejándome inconsciente. Tres: aparecí aquí, Terry se niega a hablarme. Estoy semi pelona, o eso creo y por último un extraño acaba de entrar a mi habitación.

Si... Esto no puede ser bueno de ninguna manera.

Nuevos pasos se escuchan. Estos, se detienen a mi costado, justo igual que los otros y el silencio se vuelve a apoderar de todo.

—¿Terry?— logro decir.

Unos murmuros se escuchan a mi lado derecho pero me es imposible entender una sola palabra.

Los pasos continúan pero esta vez se detienen a solo metros de mí. Siento su respiración rozar contra mi rostro y escucho un líquido correr.

¿Que esta pasando? ¿Que es lo que pasa?

Siento algo frío correr por mis venas. Levanto mi mano y veo una aguja incrustada en mi muñeca, junto a un tubo. Una vía de suero.

Vuelvo a mirar de frente, a la única dirección que puedo ver y todo me parece haber cambiado.

100 maneras de detener el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora