Capítulo 18

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Gol de Giovanni Heredia, capitán de las Anguilas del colegio Élégance College.

Ignacio Camperment lleva la pelota, la manda directo hacia Yago Valle que espera la pelota preparado. Hector Villa, del colegio San Piero roba la pelota de entre las piernas de Valle y corre en dirección contraria.

—Arriba, abajo, al lado y vuelta.— digo dirigiendo a los Angeles que siguen mi ritmo.

—¡Vamos Anguilas!— gritamos al final de cada sección de la coreografía.

El malhumorado Árbitro suena su pito indicado silencio.

—Nos están diciendo que nos callemos, Bea, las Diablitas están ganándonos. — reprocha Yumiko con muy mala cara.

—¿Que hacemos Bea?— pregunta Xime.

—La coreografía apesta.— gruñe Velma con los ojos en blanco.

Esto se está saliendo de control. Debo pensar algo genial, que anime a los chicos, no sea demasiado ruidoso pero fantástico.

—Reacciona Beatriz, eres la líder.— dice Velma enojada y antipática.

Y tu eres la zorra mayor y no te he dicho nada. Quisiera poder decírselo en su horrible cara de chimpancé rubio, si, lo se... Es más fea que un chimpancé con agua oxigenada quemándole el cabello.

—¡Ya se!— grito haciendo que medio estadio voltee a verme.

—¿Que sabes?— pregunta Lu.

Ignoro la pregunta y me acerco rápidamente hacia Yumiko, la más responsable del grupo.

—Dirige a las chicas con la misma coreografía, pero con un volumen más bajo.

La japonesa asiente y comienza a dirigir a las chicas mientras yo subo las enormes gradas de metal. Subo por las resbaladizas escaleras hasta llegar a la más alta y paro a tomar un respiro al notar que el castaño esta sentado a mi costado.

¡Bingo! Dame hi-5 cerebro, soy una cerebrito total.

—¿Como supiste que estaba aquí?— dice y me mira, luego de unos segundos comienza a reírse tratando de ocultar lo bien que se la esta pasado, o lo mucho que se burla de mí.

—Ya se que leíste mi mente, y sí, si creo que tus ojos son sexys, ese no es el punto. — reprocho.

Ahora que se de lo que es capaz este rarito es más fácil entenderlo, y entender porque sabe todo. Yo pensaba que era un maldito genio porque así había nacido...Bueno, en realidad su don lo hace un genio y supongo que así nació así que... No estaba tan equivocada.

—Si, así nací y por favor deja de hablar sola en tu mente, me mareas.

Haré como si me pareciera normal que lea mi mente... Espera... Sigue leyéndola ¿no? Hola Terry... ¿Estas leyendo esto? Esto es raro, por si querías saberl...

—Hola y no quería saberlo, ya no es raro para mí.

—Me esta dando miedo todo esto.

Rueda sus preciosos ojos verdes y saca un cigarrillo de la cajetilla de cigarrillos que acabo de notar que tiene entre las manos.

—¿Que haces acá? No creo que hayas venido porque te gusta platicar conmigo.

—Necesito tu ayuda.

—Eso me asusta.

—Me asustan tus benditos poderes mentales, es más lee mi mente ahora para que lo sepas todo.

—Es difícil querida, para eso tienes boca.

Que humor tiene este chico, dios mío.

—Sabes, sería mejor que tu leas mi mente, ya sabes... Más emoción y...

100 maneras de detener el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora