CAP. 13 - Que bello era verlo reír

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-4 Años Después del Suceso (Del capítulo anterior)-

Tome mi mochila rápidamente y salí corriendo a la puerta. Mi madre se encontraba allí esperando despedirse de mí, me tomo del hombro y me dio un tierno beso en la frente. Una gran sonrisa se veía reflejada en su rostro.

-Espero que te vaya bien- Acaricio mi cabello para levemente peinarme y volver a depositar otro beso en mi frente.

-Claro mama, iré con Antonella, estaré mejor que bien- Le señale con una gran sonrisa de emoción. Ella me había inscrito en un campamento de verano en donde tendría que pasar estos últimos dos meses de mis vacaciones acampando con otros niños.

-Y te portas bien, no quiero que te metas en problemas- Dijo mi madre algo nerviosa, era la primera vez que me mandaba solo lejos.

-Nella me cuidara y hará que no pelee con nadie, puedes estar tranquila mama- Me acerque a ella y le di un beso en la mejilla y Salí corriendo hacia el autobús que me esperaba frente de mi casa. Me monte en él y salude al conductor asentando con mi cabeza y comencé a caminar por el pasillo. Veía a todos aquellos niños que no conocía y como algunos me miraban, sentía incomodidad por mi timidez, en serio me apenaba, solo buscaba a Nella. En eso, a un lado izquierdo, sentada con un chocolate en sus manos estaba Nella con la vista perdida hacia la ventana. -Me tienes que dar- Dije con una sonrisa.

Ella voltio sorprendida reconociendo mi voz y me miro pesadamente. -No te voy a dar nada- Frunció el ceño.

Solté una risa y me senté a su lado con confianza, ella pico un pedazo del chocolate y lo deposito en mi mano, luego me sonrió. -Gracias- Le dije mientras comía aquel pedazo de chocolate. Me asome por la ventana y logre ver a mi madre que con su mano se despedía de mí. Yo le devolví el gesto mientras el camión arrancaba.

...

Llegamos al lugar del campamento, exactamente como lo indicaba la información que brindaba el sitio web, un bosque completamente abierto con unos árboles gigantescos que cubrían todas las cabañas hechas de madera del sol. Nella y yo observábamos boquiabiertos ante tal belleza de la naturaleza mientras cargábamos nuestro equipaje.

-¡Bienvenidos al campamento Wanna Do Wonbats!- Se escuchó la voz de una señora mayor. Todos los niños voltearon a ver de quien se trataba y era nada menos que la líder y directora del campamento. Ella continúo hablando acerca de la información referente del campamento, como localidades, espacios de recreación, actividades y horarios, pero deje de escucharla cuando Nella me jalo de la manga de mi camisa.

-Nella, esto es importante deberíamos escuchar- Dije entre dientes esperando guardar silencio.

-Lo sé, pero necesito buscar a Austin- Su conejito de peluche, que carga desde los cinco años, nunca se había separado de él, era el único aspecto adorable que podía ver en ella. -Creo que lo deje en el autobús-

-Está bien, iré a buscarlo- La tome de los hombros y la mire a los ojos para que se tranquilizara y confiara en mí.

-Bien, pero ten cuidado- Señalo con algo de inseguridad en sus ojos, sin Austin se veía vulnerable. Intente irme cautelosamente para que no notaran mi ausencia y logre perder de vista a todos. Los autobuses se encontraban más alejados, en el estacionamiento de aquel lugar.

Por suerte el autobús tenia aquella puerta abierta, de seguro el chofer la dejo así para partir pronto. Entre al bus y registre los asientos en donde habíamos viajado Nella y yo. Por suerte el conejo se encontraba allí, tirado al lado de la ventana. Tome aquel peluche rosa y me propuse a irme y regresar antes de que notaran mi ausencia.

-¡Solo eres una niñita indefensa- Pude escuchar tras una risas de burla no muy lejos de donde estaba. Me baje del bus y cautelosamente me asome a sus laterales y encontré a un niño de más o menos mi edad, su piel era ligeramente morena y su cabello era negro, pero traía consigo unos hermosos ojos miel tirado en el suelo con otros tres jóvenes rodeándolo. Eran de mayor tamaño y un poco más robusto que él. Al principio sospechaba de que se trataba pero fue entonces cuando uno de ellos pateo el estómago el chico fríamente. Este dejo soltar un quejido, puso sus manos en su estómago e intentaba recuperar aire. Aquellos niños solo se reían.

Me moleste un poco, porque se estaban metiendo con ese pobre chico, no aguante ni un segundo más y decidí salir de mi escondite y ponerme delante del ojimiel. -Déjenlo en paz, él no les ha hecho nada- Intente entre ponerme seriamente, pero esto hizo que los niños me miraran como una carne fresca.

-¿Tú también viniste para que te enseñemos una lección?- Dijo el mayor mientras golpeaba la palma de su mano con su puño.

-No quiero problemas, solo pido que dejen de golpearlo- Intente defender al joven. Voltee para ver cómo se encontraba y este me miraba con gran preocupación. Al principio se me hizo confuso, creo que iba a estar aliviado de que yo lo fuera a defender, fue en ese momento en que sentí un puño golpear mi mejilla y hacerme caer al suelo.

-¡Eres un estúpido!- Soltó varias risas burlonas junto a sus dos amigos. -Solo eres un entrometido que no debió meterse donde no debía-. El chico intento acercarse a mí, pero yo me levante inmediatamente. -¿Qué har...?- No pudo terminar su oración pues ya uno de mis puños había conectado con su mejilla. Los dos chicos de atrás abrieron los ojos y atajaron al mayor para que no cayera al suelo.

Yo me acerque al ojimiel y lo tome del brazo, hice que se levantara y Salí corriendo aun teniéndolo agarrado. Este corrió detrás de mí hasta llegar nuevamente a las puertas del auditorio en donde Nella se encontraba esperándome con los brazos cruzados y agitando uno de sus pies, se veía algo frustrada.

-¿Lo encontraste?- Pregunto desesperada.

-Sí, toma- Se lo entregue, ella se emocionó, estiro sus brazos y tomo al peluche dándole un fuerte abrazo, sentía que quería más a ese peluche que a mí. Ella abrió los ojos y me noto exhausto, pero más le sorprendió el hecho de que mi mejilla se encontraba curiosamente roja.

-¿Qué te paso?- Intento acariciar la marca pero se detuvo en seco y apunto su dedo inmediatamente al moreno. -Pero más importante, ¿Quién es el?- Frunció el ceño y dejo salir un puchero.

-Soy Adam...- Dijo el ojimiel algo inseguro, su mirada se le notaba nerviosa. -Un gusto conocerlos...- Se le veía como se le complicaba el hecho de buscar palabras.

-Un gusto Adam, yo soy Antonella- La chica levanto al peluche y lo acerco al rostro del menor. -Y él es Austin- Dijo señalando al peluche.

Yo tome su hombro esperando que se relajara un poco y lo mire con una sonrisa. -Yo soy Ethan-. El me miro directamente y luego desvió la mirada sonrojado. Nella sonreía al ver la reacción del chico y se sonrojo, trato de ocultar su sonrisa perversa tapando su boca con su conejo pero sin dejar de observarnos.

-Ahm...- Trataba de buscar las palabras correctas, yo estaba atento a lo que quería decir. -Perdón, por lo de hace rato, te metí en un lio con esos chicos- Bajo su mirada algo deprimido. Intente animarlo con una sonrisa y un gesto amable, rodeando mi brazo en su cuello.

-No tienes que disculparte, sentí que debí hacerlo- Observe a Nella algo molesta y mirándome con un gesto malhumorado. -¿Qué tienes?-. Recibí un golpe en el brazo departe de Nella.

-¿Te has vuelto a meter en problemas?, le prometí a tu madre que te mantendría firme, sin entrar en disputas o discusiones- Hizo un puchero y entrelazo los brazos.

-Esta era una emergencia, y él lo merecía- Voltee a ver al joven quien se sonrojo y soltó una pequeña risa. Que bello era verlo reír.

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