CAP. 26 - Él o Yo

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Narra Ethan

Ya han pasado unos tres días de completa relajación, aburrición y desesperación. A veces me provoca abrir los libros de anatomía y fármacos para tener con que entretener mi mente y no perder el avance de las clases que me he estado faltando por culpa de la herida. He intentado escaparme ayer mas no puedo pasar por mi madre. De Adam no he sabido desde anoche y ya me desesperaba no tenerlo junto a mí. Aunque ya tenía mucha mayor movilidad, la herida se ha estado cerrando rápido, no me quedare en cama por mucho tiempo.

Pensaba en las clases acumuladas, en los exámenes y clases que estaría perdiendo y que llegue un solo día y me caiga todo eso encima. No puedo pasar de un estrés a otro.

Son las tres de la tarde. Adam prometió venir a quedarse hoy, aunque a mi madre le disguste la idea porque después que Oliver se enteró de nuestra relación, se enfureció y nos regañó. La entiendo, es muy pequeño para enterarse y esto es nuevo para él, pero le explique que lo proceso muy bien, que era muy maduro e inteligente. Aun así, por los momentos, no muchas demostraciones de amor.

Escucho dos golpes a mi puerta y cuando volteo es la silueta morena de mi mejor amiga.

-¡Nella!- Exclamo levantándome de la cama y hiendo a abrazarla. Ella frunce el ceño pues hace unos días no me podía mover sin soltar un quejido de dolor y ahora parece que no me hubiera lastimado, y la verdad es que si dolió, pero aprendí a fingir con las horas.

-Oye, ¿Qué paso con la bella durmiente que no podía levantarse de la cama?- Dice juguetona devolviéndome el abrazo.

-Cállate- Le muerdo el cachete juguetón. Ella exclama fuertemente mientras intenta separarme, y después de unos segundos me separo dejándole una marca en la mejilla que seguro desaparecerá rápido, una de las ventajas de ser moreno.

-¿Adam no te acompañaba?- Pregunta llevando su peso a una pierna.

-Vendrá en la noche- Explico.

-Que bien- Parece algo angustiada porque muerde su labio inferior consecutivamente. –Tengo que hablar contigo de... algo-

-Claro, dime lo que sea- Me siento en la orilla de la cama y la invito a sentarse a mi lado.

Ella obedece y comienza a jugar con sus pulgares mientras mira al suelo. Noto que está nerviosa porque ese comportamiento lo conozco muy bien y más de ella.

-Ethan...- Comienza. –El chico del cabello negro... ya sabes, el que les ha traído unos problemas-

Su comportamiento nervioso no pude hacer que me alterara más, parecía buscar las palabras. Estaba que explotaba de la rabia porque me imaginaba lo peor salir de ese malnacido.

-¿Te hizo algo?- Digo entre dientes. –Dime si ese maldito te ha hecho algo porque juro que lo ma...-

-Me beso- Me interrumpe. Me miro a los ojos con algo de desilusión, pero antes de estar confundido la rabia se apodero de mí. Mi rostro se tornó rojo y mi mandíbula tensa.

-¡¿Qué?!- Alzo la voz mientras me levanto de la cama y comienzo a rebuscar entre mis cosas una camisa limpia que ponerme. No me quedaría parado sabiendo que ese maldito delincuente sigue metiéndose con mis seres queridos, le mostraría esta vez quien manda, a la mierda la herida que tenía, me satisfaría más morir sabiendo que deje a ese tipo casi en coma que solo escuchar y quedarme sin hacer nada.

Antonella me toma del brazo y busco mi mirada. Debía de admitir que estaba demasiado celoso, y ¿Cómo no estarlo? A la que beso es mi hermana del alma y no podrá venir a molestarla así... su primer maldito beso fue lo que le robo.

-¿Qué piensas hacer?- Me pregunta preocupada.

-Ir a buscarlo... seguro sigue por la universidad tratando de buscar a quien molestar- Tomo la primera camisa que veo pero Antonella la toma con fuerza y la arroja lejos. Mi vista se clavó en ella. –No me quedare quieto cuando ese maldito te robo tu primer beso-

-Por favor, no hagas esto, sigue estando mal herido- Me suplica acercándose a mi cuerpo y abrazándome. –Las cosas saldrán peor-

-¿No te importa tu primer beso?- Correspondo al abrazo intentado calmarme entre los brazos de Nella.

-Ya no...- Dice con un tono suave, casi triste. –Me enamore-

Y allí fue cuando decidí explotar de rabia, confusión y un montón de sentimientos, porque era a quien yo amaba, a mi Antonella, mi hermanita, mi mejor amiga estando enamorada de un estúpido delincuente de mierda. Simplemente no lo podía creer.

Me separe de su abrazo y la sostuve por los hombros. De inmediato hice contacto visual y casi me parto con lo que vi, un par de gotas cayendo por sus ojos pero no mostrando tristeza del todo, también una pizca de felicidad... en realidad está enamorado.

-No.- Intento negarme cuantas veces sea posible. –No, no y no, no puedes estar enamorada de un delincuente- Niego con la cabeza incontables veces tratando de sacarme la idea.

-Solo paso...- Intento volver a abrazarme pero yo di un paso hacia atrás evitándolo. –Lo siento aquí- Con su dedo índice señala donde estaría su corazón y sus ojos lagrimearon más que nunca.

-Él es peligroso, no te acerques más a él, solo te hará daño-

-No estoy creyendo que sea así. Adam me conto lo que hizo, además vino a preguntar varias veces por ti...-

-¡Es solo una fachada para que sientan lástima! No caigan en sus juegos, son expertos en eso, el solo te toma como un juego-

-No lo sabes, no lo conoces. Quizás es una buena persona... no, lo es, mi corazón me lo dice, que él es bueno lo supe cuando me...- Tomo una pausa para tomar aire y calmarse y mirarme de frente. –Cuando me beso- Término.

-No seas ingenua, es una maldita rata de alcantarilla-

-A veces las ratas de alcantarillas llegan a tener sentimiento... ¿lo sabes no?- Su tono paso a ser uno molesto. Igual que ella, me ponía tenso por alguna razón.

-Pues este no es el caso- Dije entre dientes.

-Ya no puedo hacer nada, sé que estoy enamorada-

-No te acercaras más a él y punto. No quiero ver como ese maldito destruye a todos mis seres queridos uno por uno-

-No puedes evitarlo, siento que lo amo... !No puedes hacer nada!-

-¡Te enamoraste de un maleante entiéndelo Antonella!-

-¡Yo no te dije nada cuando te enamoraste de otro hombre!-

Aquellos gritos eran como si cada palabra de su boca me rompiera y me agrietaran por fuera, pero las mías me destrozaban por dentro. Mi rabia me había cegado que ya no había retorno.

-¡Entonces lárgate con ese maleante y no vuelvas a mi vida!-

Veo sus lágrimas saliendo sin control al mirar, indignada y decepcionada. No me di cuenta cuando yo también me encontraba. Ella pareció molestarse y no decir palabra si no que comenzó a caminar hacia la puerta.

-Antonella...- La llame y ella se detuvo. –O es el... o soy yo- Dije con un nudo en la garganta.

Ella no respondió, si no que volvió a tomar marcha, seguramente con los ojos inundados de lágrimas...

Esta no era una de nuestras peleas típicas, en esta discusión hubo mucho en juego, mucho que no se había dicho en tiempo... y tuve un miedo terrible, el que llegase a elegirlo a él y no a mí.

#c

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