CAP. 28 - Mi Traición

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Narra Antonella

Apenas pude llegar a la casa y controlar los fuertes pisotones a los pisos de cerámica blanca de mi casa, parecía que la iba a terminar partiendo, pero de algún modo era mi forma de mostrar que estaba molesta, furiosa. Algo me decía que parara pero otra parte de mi decía "destroza el suelo y luego llora" Estaba por optar por la segunda cuando algo me extraño.

-¿Abuela estas en casa?- Dije en tono alto pero aun sollozando. No obtuve respuesta alguna, seguro se encontraba con algunas de sus vecinas y me pareció mejor, se preocuparía bastante si me ve en este estado como en muchas ocasiones y no quiero que vuelva a verme llorar, porque le prometí que no sería la niña débil e ingenua de antes, que no cedería ante nada pero sin embargo mírenme, estoy llorando por una pelea, por una estúpida pelea que siento que duele.

Subí las escaleras rápidamente y busque mi habitación entre mis ojos cristalizados y mi vista nublada. En cuanto estuve dentro me acosté en mi cama y abrase la cobija lo más fuerte que pude. Continúe sollozando maldiciendo el nombre de Ethan y el de David.

Estaba esperando por alguna razón una llamada, de Ethan pidiéndome perdón, que lo lamentaba y que me quería y no dejara que esto pase nuevamente, para yo también pedirle perdón por haberle dicho esas cosas... cosas que en realidad no pienso, que no debí decir.

Me preguntaba si debía llamarlo yo primero, o si debería seguir esperar, quería solucionarlo, es mi mejor amigo, es mi hermano, siempre tuvimos peleas pero nunca había dolido tanto como esta... Sentía que mi corazón ardía a mas no poder ¿Por qué debía sentirme así? ¿Por qué tengo que sentirme así?

Sabia una cosa, que debía solucionar las cosas lo más pronto posible... pero ahora no, primero tenía que darle tiempo a Ethan para que piense y yo para relajarme y concentrarme en mis palabras, no debemos tardar demasiado, alguien debe dar el primer paso ¿No es así? Estaba a punto de lanzar la almohada contra la pared cuando escucho un golpe a mi ventana... luego otro.

Me levanto confundida e intente secar mis ojos con mis manos. Me acerco a la ventana y aparto la cortina que evitaba que entrara mucha luz y lo primero que veo es una cabellera negra intentando tomar otra piedrita del suelo. En cuanto David sube la mirada logra verme y deja salir una sonrisa de oreja a oreja. Yo mantenía mi cara de confusión pues David había llegado en uno de mis peores momentos, justo cuando la sangre me estaba hirviendo él venía...

-Antonella, necesito hablar contigo- Grito él desde el piso de abajo. -Es urgente, por favor- Hizo un puchero para que bajara pero lo único que hice fue rodarle los ojos y volver a meter la cabeza en mi habitación. Ni siquiera le dirigí la palabra para tener que ahorrarme la molestia de gritarle a él... aunque no sería tan mala idea.

Ahora el timbre de la casa parecía reventar. David no paraba de tocar una y otra vez el timbre de la casa y a gritar mi nombre. Ya me estaba hartando y decidí bajar hacia la puerta principal, puse mi mano en el cerrojo y antes de abrir tome un gran bocado de aire.

-¡¿Qué demonios quieres?!- Dije en tono molesto y abrí la puerta.

-Estabas llorando...-

-¿Qué?...-

No me dio tiempo de reaccionar cuando sus manos ya habían tomado mi mandíbula y me obligo a verlo fijamente a los ojos. Al ver nuevamente ese color café casi derretía por dentro, me dejo sin palabras, ni siquiera me permití reaccionar de manera debita, debía separarlo, pero no podía, no quería.

-¿Por qué llorabas?- Exige en tono preocupado.

-Ese no es tu problema- Fui indiferente y baje mi mirada para no dejarme hipnotizar por ese par de ojos cafés.

El aparta sus manos de mí y da un paso hacia atrás para separarnos. -Perdon-

-¿Podrías por favor irte?- Dije en tono seco mientras me cruzaba de brazos.

-¿Podrías por favor escucharme?-

-¿Por qué debería escuchar a un... criminal como tú?- Evitaba a toda costa hacer contacto visual.

-Porque sé que te gusto y tú me gustas- Dio un paso hacia mí. Tan cerca que podía sentir su respiración, allí decidí subir la mirada y encontrarme con sus ojos.

-¿Qué te hace pensar que te gusto?-

-Porque no has querido separarte de mí todas las veces que me he acercado, porque lo sentí en ese beso... que quisiera repetir justo ahora-

Poco a poco se fue acercando y era como si todos los problemas en mi mente se habían esfumado. Lo quería aún más cerca y que sus labios contactaran con los míos.

-Aléjate- Dije en un hilo de tono.

-Aléjame- Susurro ante mis labios.

Con una convicción sobre humana me aleje de David con y di varios pasos hacia atrás negando con la cabeza.

-Listo- Cerré los ojos fuertemente para evitar mirarlo.

-Mírame- Sentí su presencia acercarse nuevamente. -Mírame a los ojos y di que no sientes nada por mí-

Seguía negando con la cabeza y mantenía mis ojos fuertemente cerrados.

-¡Mírame!- Su tono pazo a ser desesperado.

Abrí mis ojos lentamente para encontrarme con su bello rostro, sus labios rosados, sus mejillas coloradas y su perfecto color de ojos.

-Dilo- Volvió a exigir.

-No puedo- Creía que me iba a partir a llorar nuevamente.

-¿Por qué?-

-Porque si siento algo por ti-

Fue suficiente como para que el me tomara de la cintura y comenzara a besarme, esta vez apasionadamente, con algo de ferocidad, pero me encantaba, estaba vez decidí seguir con el beso, rodee su cuello con mis brazos.

Su beso parecía la pura gloria, poco a poco yo también profundizaba el beso, pero él era más experimentado que yo, tomaba mis labios y los hacia suyos por completo y yo no tenía más nada que hacer. Empujo mi cuerpo para adentrarse completamente a la casa y cerró la puerta con el pie. Sus manos pasaron a tomar por completo mis caderas y parecía sentir más el roce de su bulto entre mi entrepierna.

Entre el beso intentaba respirar y me separaba de él para ver a sus ojos llenos de lujuria. Mis piernas se entrelazaron a sus caderas y David para no perder su equilibrio poso mi espalda a una pared.

Tocaba su espalda, sentía cada uno de sus músculos mientras él me besaba y sus manos acariciaban mi torso levantando parte de mi camisa.

Ahí sentí un foco prenderse en mi cabeza. -Espera- Apenas susurre por la falta de aire.

Él se separó de mí y me miro confundido después de no seguir el beso.

-No puedo- Lo solté del agarre de mis piernas y mis pies tocaron el suelo. -Me siento una traidora-

-¿De que estas hablando?- Dice David confundido acariciándome la mejilla.

-Quiero que te vayas ya-

-¿Pero porq...?-

-¡Que te largues!- Empuje su cuerpo hasta la puerta principal, abrí la puerta y seguir empujándolo hasta que saliera. Él volteo a verme con un rostro completamente perdido y yo cerré la puerta en su cara antes de que dijera palabra alguna.

Me apoye en la puerta a sollozar, porque ¿Cómo podía ser posible que yo esté aquí casi teniendo una relación con alguien a quien mi mejor amigo odia? No podía traicionarlo de esa manera y aun queriendo arreglar las cosas. Por los momentos sabía que sería mala idea y no podía seguir, porque podría correr el riesgo de perderlo... pero tenía una idea, y esperaba que saliera bien.


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