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Papá había llegado en la madrugada, nos habíamos sentado en la sala y le había contado cuántas personas íbamos a viajar, al principio arrugó un poco la cara cuando escuchó los nombres de tantos hombres, pero luego se calmó, supongo que se acordó de las cámaras de seguridad, y también sé que depositaba su confianza en mi, terminamos nuestra charla con un poco de chocolate caliente y me dio luz verde para comprar los pasajes, lo abracé entusiasmada al terminar nuestra bebida y cada uno se fue a dormir a sus habitaciones.
...
Ya habia desayunado, me encontraba sentada en mi escritorio frente al computador revisando varios páginas de vuelos, luego caí en cuenta de que una sola persona debía comprar los boletos de todos para que así podamos viajar juntos en el mismo avión, escribí al grupo que había creado por whatsApp, después de chistes y comentarios sin sentidos quedamos en que Lucas compraría los boletos y cada quién debía transferirle el dinero de sus pasajes a su cuenta.
Enseguida le transferi mi parte y me desconecte de todo por un rato, puse en modo reposo al computador y dejé mi celular bloqueado a un lado en el escritorio.
Mi cumpleaños era en unos dias y estaba emocionada, de vez en cuando podía sentir como corrientes electricas se desprendian por todo mi cuerpo haciéndome doler el estómago y sonreír como tonta sin sentido, desde que me desperté estuve de muy buen humor, estaba sola en casa, como siempre, cosa que me agradaba, me gustaba sentir paz, pero también amaba cuando todos estaban en casa riendo, me había logrado despedir esta mañana de mamá y papá, mi prima había salido antes puesto que nos dijo que tenía cosas que hacer, quise llamar a Valentina para que viniera a acompañarme, pero estaba trabajando, así que sólo me quedaba comer lo que consiguiera y ver alguna serie o película.
A eso de las cuatro de la tarde el timbre de la casa sonó, me levanté del sofá y caminé a la puerta para abrirla.
Sus destellantes ojos me miraron y una sonrisa esplendida se iluminó en su rostro al verme.
— Hey. — Saludé sorprendida por su visita.
— Hey. — Su sonrisa seguía presente.
Hubo un silencio incómodo, me quedé mirándolo, sus ojos me observaban con detenimiento poniéndome nerviosa y erizandome la piel, su cabello estaba despeinado como de costumbre, vestía casual y despreocupado con unos shorts deportivos holgados negros, una camisa azul oscuro y unos zapatos blancos, volví a observar su rostro y lo detalle mejor, su mandíbula estaba perfectamente alineada y pronunciada, su nariz era perfilada y pude notar alguna pecas sobre ella, sus cejas eran gruesas, pobladas y tenía unas pestañas bastante largas, no puedo negar que es jodidamente atractivo.
— ¿Puedo pasar? — Preguntó sacándome del trance en el que me había metido.
Mierda ¿Lo estuve observando descaradamente por tanto tiempo sin darme cuenta?
Carraspee mi garganta. — Cla-claro. — Volví a aclarar mi garganta. — Pasa, adelante.
Le di espacio y el accedio a la casa, cerré la puerta y caminé detras de él con el corazón en la boca.
— ¿Quieres algo de tomar? — Caminaba a la cocina.
— No, estoy bien así, no te preocupes. — Me sonrió y me detuve, caminé a la mesa y me apoyé en el espaldar de una de las sillas.
— ¿Qué te trae por aquí? — Me dispuse a mirarlo.
Él se quedó parado frente a mi con una distancia considerable.
— Creo que tenemos una conversación pendiente.
Mordi mi labio inferior. — ¿Ah sí?
Le di una mirada coqueta, esos oceanos me miraban con detenimiento, inspeccionando mis movimientos, mis gestos y eso me ponía jodidamente nerviosa y ansiosa.
— Me besaste. — Cuestionó coqueto.
— No, tú me besaste. — Sonreí juguetona.
— Bien, ambos nos besamos. — Terminó con una sonrisa que marco sus hoyuelos.
Reí por lo bajo y miré al suelo sin decir nada más.
Él suspiro y se acercó un poco más a mi y me hizo levantar la mirada para mirarlo fijamente.
— An... — Su voz salió casi en un susurro.
Mi respiración se aceleró dificultandola un poco.
— Drake... — Pasé saliva grueso.
Se acercó aún más, sus dedos rozaron la piel de mis brazos con suavidad, su dulce tacto me hizo erizar, sus dedos estaban cálidos y suaves, luego los apretó con delicadeza y me acercó a él, subí un poco más la mirada debido a que él era mucho más alto que yo, la cercanía que teníamos se sentía tan bien, miré por unos segundos sus labios y fue un error, ahora quería volvernos probar, quería sentirlos junto a los míos otra vez, dirigí mi vista a sus ojos de nuevo para poder concentrarme.
— ¿Estás segura de qué ya me superaste? — Su mano derecha subió para acarciarme la quijada, luego la mandíbula y por último mi mejilla.
Ay Drake, no lo hagas, por favor.
Abrí mis labios para soltar un suspiro. — ¿Y tu? ¿Me superaste? — Juguetee con mis dedos en su cabello.
Soltó una carcajada suave. — Yo pregunté primero. — Lamió sus labios y no pude evitar mirarlos otra vez.
— Mejor pasemos a lo divertido. — Sonrei coqueta evitando la pregunta, no queria sentir otra cosa que no fuera placer sexual, nada de sentimientos.
Lentamente se fue acercando, con la mano que sostenía mi rostro me acercó al mismo tiempo, sus dedos rozaron mis labios mientras que él los miraba con deseo, yo sabía lo que iba a pasar y no iba a detenerlo, pero al parecer alguién más sí, estábamos a centímetros, nuestros labios rozaban, faltaba cellar el beso cuando el sonido del timbre nos desconcertó sacándonos del momento, di un respingo en el sitio y nos miramos, me alejé y caminé a la entrada para ver quién nos había interrumpido.
Abrí la puerta, él estaba con un brazo apoyado hacía adelante en la pared y el otro lo sostenía hacía atrás en su espalda, su cabellera estaba mojada y alborotada, sus ojos fulminantes me dejaron atonita cuando me observaron con ansias, su rostro lucía tranquilo y calmado, sus labios estaban rojos como si acabara de chupar una paleta, su apariencia era fresca como si acabara de salir de la ducha, un olor fuerte a perfume me atrajo y me hizo estremecer, llevaba puesta una camisa de vestir blanca, los tres botones principales estaban desabotonados a diferencia del resto, dejando al descubierto su pecho y con eso unos shorts color crema, mi corazón comenzó a latir sin control y en lo único que pude pensar fue en el pelinegro que se encontraba a unos metros detrás de mi en el comedor de mi casa.
No puede ser.
Esta mierda sólo me pasa a mi.
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Cuando Menos Te Lo Esperas.© (Primer libro).
Romance(COMPLETO) Ángela nunca se ha enamorado de nadie más después de los doce años, jamás se ha entregado a alguién, tiene aventuras, amoríos, le gusta pasar buenos ratos, tiene crushes, amores platónicos, pero ella tiene un lema: "Enamorarse es de débi...