Capítulo 16 - ¿Descubiertos?

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Lucas

Ángela me observaba de manera extraña, a veces simplemente la mente se me va a otro lado y debido a los pensamientos no puedo controlar mis actitudes y mi humor, me gusta hablar conmigo mismo en mi cabeza, no niego que soy algo impulsivo, y eso se refleja en mi rostro haciendo notable que algo que molesta o me agrada, así que lo más seguro era que sospechaba de mi forma de actuar repentina.

Aparté mi vista de ella, al parecer mientras pensaba no había parado de mirarla, caminé hacía ella, le extendí mi mano para que la tomara, sin dudarlo la tomó y la llevé aparte para poder platicar con ella.

— Hasta que al fin decides dirigirme la palabra. — Se cruzó de brazos molesta con el semblante serio.

Dios, pero que molesta es.

Voltee los ojos inconsciente.

— Lo siento, tengo demasiadas cosas en la cabeza, no me he sentido muy bien. — Mentí, me acerqué a ella tomándola por los brazos.

— Es decir ¿Qué cada vez que te sientas mal me trataras de la patada? — Se alejó de mi haciendo que mis manos cayeran a mis costados. — No, Lucas, sabes perfectamente que no soy de esas chicas que aguantan cada una de las estupideces que cometen los demás y anda detrás de ellos disculpando todo y pidiendo disculpas como si yo fuera la culpable.

Me quedé sin palabras y no supe que decir al momento, sólo me quedé allí parado como idiota mirándole sin saber que decir.

Sé que te dije que era molesta, pero es perfecta para nosotros, no podemos perderla, así que arregla las cosas con ella.

— ¡Genial! Ahora no dices nada... De nuevo. — Bufó y tomó un gran suspiro para continuar hablando.

Mi reacción fue besarla al instante, ella se sorprendió, pero luego me abrazó por el cuello y comenzó a despeinar mi cabello, yo la envolví con mis brazos por la cintura y la apreté más junto a mi cuerpo, el beso se estaba intensificando y mientras más fuerte era más me mataban las ganas, me estaba provocando y no sólo físicamente si no también sentimentalmente.

No te emociones tanto caballero, que me harás creer que en verdad la queremos.

Terminé de divagar en mi mente y de inmediato me separé de Ángela antes de que esto se pusiera más caliente.

Ángela

Cuando se apartó de mí, sentí un vacío, me sentí incompleta, ansiaba sus besos más que nadie, pero tuve que simular que no pasaba nada.

— Prometo entenderte cada vez que tengas días pesados, Luc.

— Yo prometo no tener tantos días pesados. — Dijo y soltó una pequeña risa.

¡Maldición!

Esa pequeña risa era la que me cautivaba, la que me atontaba cada vez que la veía y me hacía actuar como una niñita pequeña cuando ve algo que le fascina, esa maldita risa, esa la cual odiaba a veces por hacer que se viera tan perfecto sólo con mostrar sus blancos dientes, esa sonrisa de confía en mí que esbozaba y me hacía sentir segura.

Terminé de alabar su perfecta sonrisa y lo miré fijamente.

Ay Luc ¿Qué me hiciste?

Lucas

¡Diablos!

Exclame en mi mente cuando me miró, esos fluoritas tan brillantes y cristalinos que se iluminaban cada vez que me veía me cautivaban, no lo niego, me hacían temblar de nervios y me hacían sentir inquieto, ansioso, nervioso, una mezcla inmensa de sentimientos me invadían cada vez que ella me miraba y todo aumentaba cuando la tenía así de cerca como ahora.

Cuando Menos Te Lo Esperas.© (Primer libro).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora