Capítulo 20 - Desconocido.

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Nos acercamos a los cavernícolas que ya nos miraban con caras de preocupación y a la vez ebrios, más ebrios que otra cosa, con ojos rojos y bastante contentos.

— Se ven fatales todos ustedes. — Enarque divertida mirándolos a todos tirados en las sillas intentando de mantenerse con vida.

— Tu no te vez mejor, así que cállate. — Bufó Max alejando un vaso con alcohol que estaba frente a él observándolo con cara de repulsión.

Sonreí graciosa y me senté junto a Lucas.

— ¿Te encuentras bien? — Pasó uno de sus brazos sobre mi hombro, yo me acomode junto a su pecho.

— Sí, sólo estoy algo mareada, es todo. — Alcé la cabeza para mirarlo unos segundos y le sonreí, luego me volví a acomodar en la misma posición de antes.

-— Creo que es hora de irnos. — Valentina estaba sentada junto a Max e intentaba traerlo de nuevo a la vida porque parecía haberse quedado dormido.

— Llamaré al uber. — Esbozó Drake somnoliento.

Valentina le pasó el celular de Max y él salió del club.

Lucas

Daniel seguía mirándome como dos navajas clavadas en el pecho, firme y con fuerza.

— ¿Buena noche, verdad Lucas? — Habló de repente.

Lo miré confundido unos segundos, pero luego reaccioné.

— Sí, bastante buena. — Mencioné tranquilo con una sonrisa en mi rostro, me gustaba retarlo.

— ¿Te divertiste? — Se inclinó hacía el frente apoyando sus codos sobre la mesa.

—Así es, me divertí mucho con mi novia. — Apreté más a Ángela junto a mi y ella reaccionó al instante abrazándome cómodamente, creo que se estaba quedando dormida.

Daniel continuaba fulminandome con los ojos entre cerrados, el rostro totalmente serio, rígido, parecía molesto, creo que ya encontré a quién presenció la escena de la otra noche.

— Así como te divertiste la otra noche ¿Verdad? — Mostró una sonrisa malévola en su rostro.

Bingo.

Max y Valentina habían salido del club segundos después de que Drake lo hiciera, habían dejado parte del dinero en la mesa y nos habían dicho que nos esperaban afuera.

Mis ojos se abrieron exaltados, enseguida bajé un poco la cabeza, pero no pude mirar si Ángela dormía o no, así que entré en pánico, pero no lo demostré.

— ¿De qué estás hablando? — Carraspee un poco y me acomode en la silla con cuidado de no mover mucho a Ángela.

— Tranquilo, se quedo dormida. — Se colocó serio de nuevo. — Al parecer eres un chico con suerte. — Se recostó del espaldar de la silla.

Apreté mi mandíbula con fuerza, mis hombros estaban tensos.

— Eres un hijo de puta, y en cuánto le diga a Ángela lo que...

— Tu no vas a decir nada. — Lo interrumpi inclinándome un poco hacía el frente.

Ángela se removió un poco, no despertó, pero decidí bajar un poco el tono de mi voz.

Él me observó eufórico apretando los puños sobre su regazo.

— Una palabra de lo que viste y Ángela se va a enterar de tu secretito. — Musite apretando los dientes.

Cuando Menos Te Lo Esperas.© (Primer libro).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora