Visita de fin de semana

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El rubio miraba al azabache frente a él en busca de respuestas, no entendía por qué se comportaba tan amable con su recién encontrado hermano.

–Vete de mi habitación si no quieres ser mordido hasta la muerte–La advertencia del menor no fue suficiente para asustar a Giotto.

–Pero quiero saber de tus intenciones con mi hermano–Hibari miro malhumorado al rubio que hacía pucheros infantiles.

–No es tu problema lo que yo haga o deje de hacer con Tsunayoshi–El rubio que se mantenía al margen de la conversación sonrió levemente.

Al final Giotto fue golpeado con tres tonfas voladoras salidas del armario del menor, fue tan extraño que hasta el mismo Kyōya se preguntaba como había pasado aquello, suerte que Alaude tenía todo lo sucedido en vídeo.

El azabache se rescosto esa noche aun pensando en lo sucedido con el herbívoro con tendencias carnívoras de Sawada, todavía recordaba la plática que tuvo con Belphegor después de ser salvado de aquella penosa situación.

–Ushishishi, ¿Qué sería de ti sin mi?–El rubio se había reído sin parar cosa que molesto al mayor.

–Seguramente tendría mejor vida y más tranquilidad–Hibari había ignorado la mirada molesta de su mejor amigo y se había dedicado a observar al pálido chico, parecía haber entrado en una especie de estado de shock.

Mientras el azabache se preguntaba que habría sorprendido tanto al castaño, el Sawada se encontraba cubriendo su cabeza con la almohada.

–¿Te encuentras bien, Tsuna?–El menor emitió un no casi inaudible antes de retirar el objeto de su rostro.

–Dino-san, ¿Qué haría usted si se enamorara de alguien que esta muy fuera de su alcance?–La pregunta del castaño sorprendió a Cavallone.

–¿Otra vez obsesionado con Kyoko?–Preguntó el rubio mientras una mirada aburrida se plantaba en sus ojos.

–¿Quién? Quiero decir, ¡Por supuesto que no! Esta vez es alguien más–El menor desvío la mirada inseguro.

Dino pareció pensarlo un poco, Tsuna siempre había estado obsesionado con aquella chica Sasagawa y que ahora estuviera deprimido por un nuevo amor no le sonaba del todo creíble, pero el menor nunca le mentiría así que no le quedaba más remedio que creerle, sin embargo el problema era ese, ¿Cómo actuar ante un posible amor no correspondido? Conociendo a Tsuna lo más sano sería alejar las ideas suicidas de su mente.

–Supongo que podrías intentar conquistar el corazón de esa persona, si yo estuviese en una situación así no me rendiría, incluso me confesaría aun sabiendo de mis pocas posibilidades, aunque claro ese no sería tu caso, estoy seguro de que tus sentimientos son correspondidos–Tsuna miro al rubio por un rato.

–Eso es muy cursi, tengo mi orgullo ¿Sabes?–El mayor se deprimió, sólo quería ayudar y así le pagaban.

Mientras Tsuna le pedía a Dino que abandonase su habitación ya que le podía contagiar la cursilería, Fran se encontraba sentado en el escritorio mirando el monitor y a las personas con las que tenía una videollamada en esos momentos.

–Al fin se dio cuenta, eso es genial–Belphegor sonrió ligeramente.

–Ni tanto, es bastante testarudo y creo que esta en la Face "puta vida, moriré solo" es divertido verlo así, sin embargo tienes que hacer algo para que esos dos estén juntos ya no los soporto–Se quejo el peliverde.

–Nunca espere que Tsuna-kun fuese tan difícil de tratar–Comentó Kyoko decepcionada.

–No se depriman, es aquí donde debemos apoyar a boss más que nunca–Opinó la hermana de Mukuro.

–Chrome tiene razón, tenemos que tomar medidas drásticas para que esos dos estén juntos–Kurokawa sonrió de manera espeluznante.

–Eso no es lo que Chrome-neesan dijo–Fran recibió una mirada asesina como regalo de la novia de Ryohei.

–Te me vas callando, bonito que aquí la que manda y entiende soy yo–Todos los demás desviaron la mirada de sus respectivos monitores.

–Froggi, ¿Era necesario que ellas estuvieran aquí?–Se quejo él rubio.

–Si ellas no estuvieran dirías muchas cosas sucias, senpai–El rostro de las más inocentes chicas se ruborizó.

–Por mi no se preocupen, yo me hago la que no escucha nada y ustedes a lo suyo–Belphegor corto la llama y decidió irse a dormir, después maltrataría al menor todo lo que quisiera.

–Ha huido–Comentó Kyoko.

–No nos habíamos dado cuenta, gracias por tu siempre valiosa información–Fran miro aburrido la cara de aquella chica.

Al día siguiente Tsuna no tenía clases, así que pensó que no tendría que ver a Hibari hasta días más tarde, por lo tanto se sorprendió de ver al azabache detrás de su recién encontrado onii-san.

–¿Hibari-san? ¿Giotto? ¿Qué hacen aquí?–Preguntó extrañado mientras un enorme sonrojo aparecía en su rostro.

–Los padres de Kyōya aprovecharan que Alaude y yo estamos de visita para irse a quién sabe donde a ver si le consiguen un hermano, y como no tenía nada que hacer decidí venir y él insistió en seguirme–Informó el mayor de los invitados mientras entraba a la residencia del menor.

–Esta bien, supongo, ¿Les sirvo té o café?–El castaño miro con duda a los otros dos.

–Estamos bien, en realidad sólo vine a ver como estabas, después de todo la vida con cuatro hombres extraños debe de ser complicada–El comentario del rubio sorprendió a los universitarios, a Tsuna porque contaba a Fran como un hombre extraño y a Kyōya porque no sabía a quienes se refería.

–¡Tsunayoshi-kun~, volví!–Byakuran sonrió al ver a los invitados.

–¿Pasaste la noche en casa de Mukuro?–Tsuna miro extrañado el atuendo desarreglado del peliblanco.

–Ya quisiera, me pateo fue de su casa mientras gritaba algo sobre malvaviscos con chocolate, Nagi, pervertidos y toda clase de insultos en diferentes idiomas–Todos los presentes observaron perplejos al feliz hombre que siguió su camino.

–Yo llamaría a eso masoquismo–Murmuró el mayor, Kyōya y Tsuna asintieron.

–¡Tsuna-nii! ¡Enzo cayo en la bañera y no quiero tocarlo!–Fran apareció en la sala y saludo fugazmente a los invitados.

–Dile a Dino-san que se haga cargo de su mascota, tengo que atender a las visitas–El peliverde miro hacía el rubio que fulminaba con la mirada al hermano biológico de Tsuna.

–Ya escuchaste, termina de bajar las escaleras y hazte cargo–Tsuna suspiro, tal vez Giotto tenía razón y vivir con gente anormal era difícil.

–La bañera no tiene agua, Enzo estará bien–Comentó el Cavallone.

Giotto cruzo miradas con el otro rubio sin querer, el hombre paso uno de sus brazos sobre los hombros del castaño, todo lo que paso después Fran lo vio en cámara lenta, Tsuna se sonrojo porque Dino lo abrazaba frente a Hibari, Giotto suspiro irritado por la competencia en la que no siquiera quería participar y por último Kyōya, el chico decidió que en cuanto el castaño no estuviera mordería hasta la muerte a ese herbívoro que se atrevió a tocar algo que era suyo y de nadie más.

–Me pregunto si debería comentarles que deje la llave abierta con enzo en la bañera–Murmuró el peliverde para sí mismo.

Problemas con el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora