Capítulo 14

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N/A: Infinitas gracias por leer... especialmente por sus comentarios que como ya adivinaron me ENCANTAN.

Ok, entonces seguiré con esta narrativa; pero si ustedes me lo permiten "jugare" un poco para evitar sacrificar detalles. Lo admito me gusta que saquen conclusiones y me fascina su deseo homicida. Ja, y sobre el asunto de encerrarlos y que suceda lo que tenga que suceder... mmm.... Créanme que me lo estoy pensando.

Ahora, este es un bonus del cap anterior.

Espero les guste....

Ningún personaje es mío...

BONUS

III

***PETER***

Luego de la sorpresiva idílica acción de la publicista mi aturullado jefe se subió al coche. Soltó un largo suspiro de resignación y se pasó las manos entre el cabello. Me pareció que se quedó corto. Por dentro debía ser un auténtico vendaval de emociones.

- ¿que fue todo eso? -, cuestiono la abogada.

-ja, créeme ni yo mismo lo sé -, respondió.

En el camino a su oficina la mujer hablaba con engorrosa terminología jurídica; palabrería rebuscada y pronto perdió la atención de mi abstraído patrón. La aparente tranquilidad que actuaba me resultaba obviamente falsa. Después de despedirse de su abogado, el señor Castle volvió al con esa con esa mueca que indica problemas.

-Pitt, creo que le debo una disculpa a la señorita Beckett, no estoy seguro pero está molesta, por algo que hice

Rodé los ojos, "no estoy seguro pero está molesta", ¡por el amor de dios!, ¿qué edad tenia? Dijera lo que dijera ya estaba planeando algo, podía sentirlo en los huesos. A donde me arrastraría esta vez. La última vez... ¡vamos por favor!, dos tipos buscando un vestido de la "Bella Durmiente".

-Señor no tiene que trabajar en su libro -, dije cruzando los dedos sobre el volante.

-no, estoy en tiempo para entregarle un capitulo al editor -, sonrió.

Flores. Suspire. Bueno esto es más normal y más fácil que discutir en público sobre las medidas de la señorita Beckett. Recorrió la florería. Ninguna planta parecía convencerle. Pregunto el nombre como de diez flores pero las desdeño fácilmente. ¿Cuánto tardara?, no puede simplemente enviarle la primera que ve; tenía que saber los detalles y el árbol genealógico de toda la especie.

-Señor, porque no solo le envía una tarjeta disculpándose - dije chocando los pulgares impaciente.

-no, Pitt busco algo especial....

Enmudeció mirando fijamente por encima de mi hombro. Vaya lo que me faltaba, por fin se ha vuelto completamente loco. Abrió y cerró la boca un par de veces. Gire la cabeza alrededor tratando de encontrar el motivo de su asombro. Levanto el dedo señalando en mi dirección y grito

-... esas son perfectas, es justo lo que busco -, sonrió.

Luego de pensar un buen rato las tres palabras que rellenaron las tarjetas y pedirle que las enviaran a la oficina de la Señorita Beckett; fuimos a comer algo como almuerzo para hacer tiempo e ir por la Jovencita Alexis al colegio. Estacione el coche afuera del colegio. El día pintaba mal. Ahí estaba la señora Meredith.

-Que rayos haces aquí -, rugió mi jefe bajándose apresuradamente del coche.

-Ya que te has empeñado en no dejarme ver a mi hija, no me dejas otra opción -, contesto la señora Meredith.

La jovencita Alexis que salió corriendo en cuanto vio a su padre se detuvo a mitad de la carrera. Cerré los puños, a veces es difícil actuar profesional. Me baje del coche y camine con normalidad hasta ella. Lloraba apretando los tirantes de la mochila. Me partía el corazón.

La PublicistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora