Capítulo 9

277 18 0
                                        

N/A: Infinitas gracias por leer y especialmente por sus comentarios.

Ok, mis neuronas se han secado y el próximo capítulo deberá esperar hasta que se hidraten, no se preocupen ya las he sumergido en agua.

Espero les guste...

Ningún personaje es mío...




.
***KATE***

Jefe- empleada, amigos, compañeros, familia. Mi relación con mi cliente sin duda había mejorado. Me llamaba con cualquier pretexto, la mayoría de las veces relativo a Alexis, diciéndome que le gustaría que fuera a un recital del colegio. Para invitarme a comer junto a su hija y madre. Me hizo sentir cómoda, aquellas situaciones no me resultaban peligrosas, podía manejarles. Él era cortes, no había sacado a colación ningún tema referente a "nosotros" si es que existía un "nosotros". Se acabaron los picaros comentarios. La tenue coquetería. Las miradas furtivas a su boca ahora me correspondían. Los pensamientos totalmente fuera de lugar me eran exclusivos. Yo se lo permití. Le permití acercarse. Le permití llamarme Kate solo para estremecerme con el sonido de mi nombre, solo para apreciar la delicadeza en el movimiento de sus labios al llamarme. No me queje del dulce hormigueo incomodo que padecía con alguno de sus roces, del choque de nuestras rodillas en uno de nuestros tantos viajes en su auto, cuando él bromeaba con Peter y yo solo podía concentrarme en la corriente electrizante que vagaba por mi pierna. Mientras que a mí, la única cosa que me es más insoportable que tenerle cerca es sentir su falta; a él no parecía inquietarle mi presencia y mucho menos mi ausencia. Siempre sonriente. Siempre amigable. Me había convertido en un Peter con faldas. Una empleada. Parte de su familia. Una amiga a quien llamar y me odiaba por habérselo permitido. Por qué extrañaba al idiota, patán, canalla, acosador que me había besado para adueñarse de mí.

- ¡De veras piensas ir! - , exclamo Lanie mientras escogía la ropa que debería usar.

- pues claro Lanie, él es un chico muy amable-, comente catalogando una blusa.

- Qué hay de Rick-, se inconformo.

- Que tiene que ver el señor Castle en esto-, levante la cabeza poniendo mi mejor cara de póker.

- mira Kate, podrás ser capaz de engañarte a ti pero a mí no, te gusta Rick, te encanta Rick y no te atrevas a mentir

- Lanie, iré a la cita con James, por la sencilla razón de que tu llamas por su nombre al Señor Castle y lo conoces desde hace mucho menos tiempo, él me ve solo como una empleada, lo se

- Kate no seas ridícula he visto cómo te mira, y si hay un culpable aquí esa eres tú-, dijo tomando el bolso sobre mi cama. - no te molestes conozco la salida-

- Lanie-, llame.

- no pienso ayudarte en esto, solo espero que el amable príncipe James no termine siendo una nefasta rana-, azoto la puerta.

No hay motivo para arrepentirme, James es buen chico, será una noche maravillosa. Mis pensamientos descansaran, los últimos meses han sido extenuantes necesito con urgencia dejar de sentir o explotare. Cada palabra, cada mirada, cada estúpido momento siento que estoy parada sobre una bomba de tiempo , puedo oír el tic tac del reloj como el cocodrilo en ese cuento que a Alexis le gusta leerle a Peter por la similitud de su nombre.

- Hola-, sonrió y yo tenía las emociones de un maniquí.

- Hola-, respondí.

Aburrido. Soso. Desanimado. Soporífero. Interminable. Tedioso. Adjetivos dignos de la cita con James, un bonito restaurant, apropiado pero no deslumbrante, elegante pero no exquisito. Una conversación plana de preguntas típicas con respuestas monótonas. No hay mariposas. Ni me siento cómoda. Ni tampoco incomoda. No es él. Mire el reloj de la pared que se asomaba sobre el hombro derecho de James, ¡puaj!, no había pasado ni una hora. Quizá deba levantarme al baño y huir por la ventana. Fingir que olvide cerrar las llaves de la estufa. Que mañana tengo cita para ver el ultrasonido de mi segundo mes de embarazo, Ja, tal vez su reacción sea lo único que valga la pena. Sonreí. Ninguno de mis planes era necesario, como siempre aun sin saberlo él iba en mi rescate.

La PublicistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora